Según Ghesta, mientras las pymes soportan una carga fiscal media del 16% por sus modestas ganancias, las grandes multinacionales radicadas en nuestro país pagan de media un 5,3% por sus enormes beneficios.
Hoy en día se habla mucho de la economía sumergida, la evasión de impuestos y los paraísos fiscales. Pero en realidad no hace falta irse a ninguna isla del Caribe para comprobar el profundamente injusto sistema fiscal español, diseñado para que los ricos y poderosos carguen sobre las espaldas del pueblo el 98% de los impuestos.«Hace falta una reforma fiscal que elimine privilegios fiscales a la banca, los monopolios y las grandes fortunas» Si acudimos al último año fiscal en el que Hacienda tiene cerradas completamente sus cuentas, 2011, observamos como los ciudadanos aportamos el 90,76% de todos los impuestos. Mientras las rentas de capital aportaban sólo el 9,24%. Pero desmenuzando todavía más los datos, resulta que de ellas, bancos, monopolios, multinacionales y grandes fortunas apenas si representan el 1,98% de los impuestos que recauda la hacienda pública cada año. Es decir, los mayores poseedores de la riqueza del país no contribuyen ni con el 2%. Hacienda somos todos, pero unos (nosotros) más que otros (ellos). A esto contribuye decisivamente las rebajas y privilegios fiscales que han reducido un 64% la recaudación por Impuesto de Sociedades y el fraude fiscal, que en un 72% procede de las grandes empresas mientras que la Agencia tributaria sólo dedica el 20% de sus recursos a investigarlo y perseguirlo.Todo ello pone sobre la mesa la necesidad de una profunda reforma fiscal progresiva que elimine los privilegios fiscales de la banca, los monopolios, las multinacionales y las grandes fortunas, para que paguen un Impuesto de Sociedades del 50% sobre sus enormes beneficios.
Esto significaría, sólo en el caso de las multinacionales, que de acuerdo a los cálculos hechos por Ghesta deberían pagar cada año más de 26.500 millones de euros en impuestos. Lo suficiente para rebajar el déficit público de golpe a la mitad sin hacerlo pagar a los trabajadores y las clases populares con nuevos recortes.lo que nuestro país necesita, de forma cada vez más urgente, es una reforma fiscal progresiva que al mismo tiempo que permita revertir los recortes aumentando la inversión pública en educación, sanidad, pensiones o dependencia, libere recursos destinados a potenciar la inversión productiva, luchar contra el paro, reactivar el consumo e impulsar la demanda interna.