Selección de prensa internacional

Deflación en eurolandia

O la crisis está provocando en las elites dirigentes mundiales una especie de ataque de esquizofrenia polí­tica, o lo que quieren es volver locos a los pueblos para desactivar su capacidad de respuesta frente a la crisis. No se explica de otra manera la sucesión continuada de informaciones, valoraciones y análisis contradictorios y contrapuestos que se suceden dí­a tras otro.

Un día Obama y Bernanke anuncian que ven “brotes verdes” en la economía norteamericana, ero al poco General Motors se declara en bancarrota y vende su filial europea Opel. Al siguiente, el presidente del BCE afirma que ya parece verse el fondo de la crisis, pero al día siguiente todos se echan las manos a la cabeza por la posibilidad de que la zona euro entre en deflación, el tipo de recesión más temida por gobernantes y economistas. Aunque lo más probable sea que, cuando estamos apenas a unos meses de que se cumplan dos años del estallido de la crisis, nadie sabe valorar todavía con precisión ni su dimensión real ni su alcance. Entre otras razones por el mismo desarrollo de la crisis, que al tener su epicentro en el corazón del sistema financiero de los países capitalitas más desarrollados, pero confirmarse día a día que posiblemente va a tener un impacto tangencial en los mercados emergentes, hace prever que la salida pasará inevitablemente por un importante reordenamiento geopolítico del tablero mundial, que es la principal partida que está ahora mismo en juego y del que todavía desconocemos su diseño final. El anuncio el viernes de que la inflación en la zona euro se ha situado en el 0%, con algunos países, como el nuestro, con una importante caída de los precios ha disparado nuevamente las alarmas. Para el diario izquierdista francés Le Monde, la pregunta que tiene confundidos a gobernantes y especialistas y que añade más embrollo al marasmo actual es la de qué es más temible, si la deflación mañana o la inflación pasado mañana. Todos se afanan en afirmar que la caída o el estancamiento de los precios en la zona euro no debe considerarse como un proceso de deflación, pero ninguno puede ocultar que tienen la mosca tras la oreja. De acuerdo a los postulados de las teorías clásicas contra la crisis –basadas fundamentalmente en Keynes– el modo más eficaz de combatir la recesión es activando el consumo, en el que el Estado, dado que las empresas y las familias retraen el suyo, debe jugar un activo papel de primer orden inyectando todo el dinero público posible en la economía. Esta es la receta que, encabezada por Obama, están siguiendo los gobiernos de los principales países desarrollados. Hasta el punto que a día de hoy se hace ya difícil conocer a cuánto asciende exactamente el dinero público invertido o comprometido en reactivar la economía en los países de la OCDE. ¿10 billones de dólares, 15 tal vez? Y sin embargo, contra lo que cabría esperar, esta masiva inyección de liquidez monetaria no sólo no está provocando un proceso inflacionario, sino que, por el contrario, los precios continúan cayendo y algunas regiones o países enfrentan la amenaza de la deflación. Y difícilmente pueden los gobiernos seguir inyectando indefinidamente más liquidez –dado que la única forma que tienen de obtenerla ellos mismos es mediante el endeudamiento o la impresión de más moneda– sin entrar en riesgo de una futura quiebra. EEUU. The Wall Street Journal RIESGO DE DEFLACIÓN EN LA ZONA EURO La tasa de inflación en las 16 naciones de la zona euro se redujo a cero en mayo, las cifras mostraron el viernes su nivel más bajo en 13 años de registros, lo que subraya el creciente riesgo de deflación, una disminución perjudicial de los salarios y los precios que enfriaría las perspectivas de recuperación a lo largo del planeta. Los precios están bajando en seis de los países que comparten el euro. España registró su tercer mes consecutivo de inflación negativa en mayo, con una baja de los precios estimada en un 0,8% respecto del año anterior. Los precios en Alemania cayeron un 0,1% este mes de mayo de 2008. La estimación del 0% de inflación anual para el mes de mayo en la zona del euro sorprendió a los economistas, cuyo consenso era un aumento del 0,2%. La cual incluso habría sido la tasa más baja de la zona del euro desde que registros comparables se iniciaron en 1996. Economistas del Royal Bank of Scotland estiman que la inflación no ha sido tan baja desde 1953. Sucintas y de corta duración, las caídas de los precios no causan estragos económicos. Pero la inflación es tan baja y la recesión tan profunda que los riesgos de un prolongado período de descenso de los precios y los salarios están aumentando. Algunos países de la UE -especialmente Irlanda y España- están en peligro en parte debido a la naturaleza compartida de la moneda euro. Que no permite compensar a través de la devaluación de las monedas nacionales, por lo que son los salarios y los precios los que bajan en su lugar. La deflación puede dañar a las empresas y los consumidores mediante la reducción de los ingresos, mientras las deudas permanecen fijas. La caída de los precios también puede impulsar a los clientes aplazar el gasto esperando a que bajen los precios, deprimiendo más la actividad económica (…) La deflación está acechando ya a Japón, que luchó con ella de 1999 a 2005. La reciente previsión del banco central es que los precios disminuirán los próximos dos ejercicios fiscales. Los precios al consumo en los EEUU en abril fueron un 0,7% por debajo de los niveles de hace años-, la caída más pronunciada en un año desde junio de 1955, aunque los precios, excluyendo alimentos y energía, aumentaron. La Reserva Federal de los EEUU ha luchado enérgicamente contra la amenaza de deflación, reduciendo su tasa de interés clave a cerca del 0% y con la compra de cientos de miles de millones de dólares de activos para impulsar la actividad económica. El Banco Central Europeo, por el contrario, mantiene que la amenaza de la deflación es mínima, a pesar de que la desaceleración de la zona euro puede ser más pronunciada y larga que la de Estados Unidos (…) Datos del viernes ponen de relieve la profundidad de la desaceleración económica. Los préstamos a empresas y hogares en la zona del euro aumentaron un 2,4% en abril respecto a un año antes, frente al 3,2% en marzo, lo que supone el ritmo más lento desde que registros comparables comenzaron en 1997, según el BCE. Algunos economistas del sector privado advierten que la respuesta del BCE hace más probable una deflación en la zona del euro que en los EEUU la zona euro. "La deflación es un riesgo y el riesgo es creciente", dijo Julian Callow de Barclays Capital en Londres. En abril, el Fondo Monetario Internacional dijo que ambos, EEUU y la zona euro enfrentan un "moderado" riesgo de deflación. En la zona euro cada vez más los consumidores esperan una reducción de los precios durante el próximo año. Las expectativas de inflación cayeron en mayo a su nivel más bajo (…) Si los consumidores esperan un descenso de los precios pueden frenar sus compras, empujando los precios a la baja aún más. Los encargados de formular políticas del BCE creen que los menores precios de la energía empujan la inflación en el territorio hacia abajo este verano, pero ven un aumento de la inflación a finales de año. Las caídas nacionales de los precios y los salarios podría ser bien recibidas en algunos aspectos. La subida de los precios en España e Irlanda hizo menos competitivas a sus empresas en los últimos años; la reducción de los costes podría impulsar las exportaciones y hacer rentable la inversión. "Desde el punto de vista económico, es exactamente lo que estos países necesitan", dijo James Nixon, economista de la Société Générale en Londres. "Pero no por ello es menos doloroso. … Porque lo que significa es un largo período de disminución de los ingresos, altos niveles de desempleo y la pobreza asociada a ellos". Los precios al consumo en Irlanda se redujeron un 0,7% en abril desde abril de 2008, y hay indicios de que los salarios irlandeses también están descendiendo mientras el desempleo se dispara. Casi la mitad de 400 empresas encuestadas en marzo por la asociación de pequeñas y medianas empresas de Irlanda han tenido que recortar sus pagos en los últimos seis meses. La Comisión Europea espera que los salarios irlandeses caigan un 4,1% este año y aún más en 2010. En España, el desempleo alcanzó el 17,4% en marzo y los precios han venido disminuyendo desde entonces. Algunos economistas descartan la amenaza de deflación. Sin embargo, un creciente número de minoristas están ofreciendo a los consumidores la opción de regatear a la baja el descuento en sus marcas. THE WALL STREET JOURNAL. 30-5-2009 Francia. Le Monde 0% DE INFLACIÓN No se entiende nada. Hace todavía unos meses, Jean-Claude Trichet, presidente del Banco Central Europeo, decía que la inflación seguía siendo una amenaza para Europa. Para algunos, se trata de la única solución disponible por los Estados para facilitar la carga de su deuda. Pero hoy es la amenaza de deflación. La deflación es una mala noticia al menos por tres razones. Primero; si usted cree que mañana el precio será más bajo que el de hoy, usted no tiene ninguna razón para consumir o invertir. Adiós, entonces al crecimiento y al descenso del desempleo. Segundo; ante tal fenómeno, los bancos centrales, cuyos tipos de interés ya están próximos a cero, no tienen margen de maniobra (…) Tercero, los hogares, las empresas -y los estados- endeudados se encuentran con una carga más pesada de llevar, ya que sus deudas no disminuyen. Afortunadamente, no estamos ahí. La deflación se caracteriza por un prolongado y generalizado descenso de los precios. Sin embargo, los precios de los servicios siguen aumentando, y estamos lejos de ser testigos de una caída en los salarios que, a su vez, conduciría a una espiral deflacionaria. Por ahora, los precios que están bajando son los que dependen del petróleo, que pasó en la segunda mitad de 2008 de 147 a 32 dólares el barril. Pero es cierto que determinados hechos son alarmantes: la reactivación de planes deberían tener un impacto inflacionista, los precios de algunos productos industriales disminuyen, y la inflación es negativa en algunos países como Bélgica, España e Irlanda. ¿Qué hacer? La única solución es restaurar la confianza de los interesados, individuos y empresarios, y alentar a los bancos a conceder, siempre que sea posible, los créditos solicitados. Cuando la demanda se recupere, los precios dejarán de caer. Pero para que esta confianza vuelva, es también necesario que los agentes económicos no sientan que el Estado aumentará los impuestos de mañana. A pesar de la retórica tranquilizadora, la deuda pública es tal que los políticos no son creíbles cuando dicen que no van a aumentar la carga fiscal, o cuando juran que la inflación no será la puerta de salida a la situación actual. ¿Qué se debe temer más? ¿La deflación mañana o la inflación pasado mañana? Estas preguntas sencillas muestran la confusión de los especialistas y la profundidad del marasmo actual. LE MONDE. 30-5-2009 Alemania. Deutsche Welle EL ALTO PRECIO DEL RESCATE DE OPEL Karl Zawadzky El rescate de Opel tuvo un alto precio, en varios sentidos. El Gobierno germano federal y los gobiernos de las regiones en las que la empresa tiene plantas de producción, pondrán a disposición un crédito puente de 1.500 millones de euros y, posteriormente, respaldarán el reposicionamiento de Opel con garantías bancarias por varios miles de millones más. Caro es el rescate de Opel también porque constituye una señal para otras empresas que trastabillan debido a la recesión. Por último, también cabe considerar reparos de orden político, porque no corresponde a la economía de mercado que durante décadas se hayan privatizado los beneficios y luego se socialicen las pérdidas. Ya hay otros que se han puesto en marcha hacia Berlín con la mano estirada, a pedir dinero de las arcas fiscales para sobrevivir. Como en el caso de Opel, se argumenta con los puestos de trabajo que peligran. En la tradicional empresa automotriz Opel, que desde hace unos 80 años pertenece al gigante estadounidense General Motors, están en peligro cuatro plantas de producción, con un total de más de 25.000 puestos de trabajo. Los motivos no radican sólo en la inminente insolvencia del consorcio matriz estadounidense, sino también en décadas de mala gestión empresarial. Debido a la política de modelos dictada desde la central de Detroit, Opel ha estado ofreciendo automóviles difíciles de colocar entre la clientela europea, con lo cual perdió segmentos de mercado. Hace ya tiempo que los negocios de Opel no marchan bien. A eso se suma el que General Motors también ha cometido un error tras otro en el mercado estadounidense, motivo por el cual ha caído en una crisis que amenaza su existencia. General Motors depende del suero del Ministerio de Finanzas y, de acuerdo con la voluntad del presidente Barack Obama, habrá de ser saneado mediante una insolvencia, al igual que su competidor más pequeño, Chrysler. El propósito del Gobierno alemán es salvar a Opel de hundirse en el torbellino de la insolvencia de la casa matriz estadounidense. Eso parece dar resultado con la llegada de Magna y otros inversionistas procedentes de Rusia. El flujo de dineros entre la central de Opel en Rüsselsheim, cerca de Fráncfort, y la central de General Motors Detroit, ha sido cortado. General Motors transfirió las patentes de los modelos de Opel a la filial alemana, dándole independencia jurídica. Hasta la firma definitiva de un contrato, el capital de Opel quedará en manos de un fideicomiso. Con ello se previene que Opel sea arrastrado por la insolvencia del consorcio matriz. Además, el acuerdo entre General Motors y el consorcio encabezado por Magna contempla que el fabricante estadounidense se contente en el futuro con una participación minoritaria en Opel. A favor de Magna habla el hecho de que la empresa no es sólo uno de los mayores proveedores de piezas de automóviles del mundo, sino que también construye y desarrolla desde hace tiempo autos por encargo de otras empresas, por ejemplo algunas tan renombradas como Daimler y BMW. Magna no sólo dispone de arcas bien colmadas, sino también de experiencia en la fabricación automotriz. Por último, con la participación de inversionistas rusos se abre una nueva perspectiva para Opel, ya que Rusia es, a nivel mundial, uno de los mercados de mayor crecimiento para la fabricación de automóviles. Con inversiones en ese mercado, Opel puede abrirse paso a una dimensión en la que, gracias a la gran cantidad de unidades, se garantice una producción de menores costos y con ello también la supervivencia a largo plazo. En su forma actual, desligada del consorcio de General Motors, Opel es demasiado pequeño como para tener una oportunidad de sobrevivir, en vista de la dura competencia y el exceso de capacidades en la fabricación de automóviles a nivel mundial. Desde esta perspectiva, el rescate de Opel naturalmente repercute en los competidores, razón por la cual ha sido visto con preocupación y comentado críticamente por los jefes de otras empresas automotrices. También los contribuyentes pueden sentir preocupación. Si fracasa el rescate, el Estado no recuperará el dinero y, en su calidad de aval, tendrá que cubrir los créditos por el monto de varios miles de millones de euros. Esta no es la única razón por la cual el ministro de Economía, Karl Theodor zu Guttenberg abogaba por sanear a Opel, tal como en el caso de General Motors, a través de una insolvencia. El ministro de Economía se concibe también como una conciencia de orden político del Gobierno federal. Resulta difícil poner el rescate por parte del Estado en consonancia con los principios de la economía de mercado. A eso se suma el hecho de que, con el rescate de Opel, se ha abierto una puerta ante la que hacen cola otras muchas empresas que también demandan la ayuda estatal. DEUTSCHE WELLE. 30-5-2009

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