Atentado de ETA contra un empresario en Vizcaya

Debilitar a Ibarretxe para derrotar a ETA

ETA ha vuelto a irrumpir en la polí­tica vasca de la única forma que puede hacerlo: a través de una bomba que ha destrozado la vivienda de Juan Manuel Arana, empresario propietario de una de las más importantes empresas navales españolas. La banda terrorista pretende aportar su palabra de sangre al histórico proceso que se vive en Euskadi, donde un lehendakari no nacionalista está a punto de acceder a Ajuria Enea. Pero nada va a poder cambiar el curso de la historia, respaldadazo por el voto de los ciudadanos vascos el uno de marzo. Es más, desalojar del gobierno vasco a Ibarretxe -que ha amparado, financiado, justificado y alentado el terror durante diez años- es la mejor manera de dar un paso más hacia la derrota total e incondicional de ETA.

El atentado se rodujo a la una de la madrugada, cuando el empresario y su familia pernoctaban en su vivienda. Los sicarios de ETA arrojaron una mochila con dos kilos de explosivos, destrozando el muro que rodea a la vivienda y sembrando el pánico durante unos minutos.Juan Manuel Arana es presidente de Astilleros Murueta, que después de absorber a varias empresas, entre ellas los históricos astilleros “La Naval”, se ha convertido en una de las empresas navales más importantes de España, sobreponiéndose a los cierres decretados desde Bruselas, que han dinamitado un sector antaño próspero en nuestro país.Pertenece desde hace años a ese siniestro “grupo de riesgo”, integrado por las personas amenazadas por ETA, en el que se encuentran concejales, periodistas, empresarios… Y que es una de las máximas expresiones del fascismo impuesto por el totalitarismo étnico en Euskadi.El PSE ha afirmado a través de un comunicado que el atentado prueba que fue una decisión "acertada" impedir que Batasuna y entorno de ETA estén en el Parlamento vasco. "Atentados como éste, en pleno proceso de conformación del nuevo Parlamento y Gobierno vasco, como también las acciones que tuvieron lugar durante la campaña electoral, ponen de manifiesto que violencia y política son incompatibles".Antón Damborenea, presidente del PP vizcaíno, recalcó tras condenar el atentado que “las personas de bien del País Vasco están hartas de ETA y sus secuaces, esperan acabar con ellos cuanto antes para que Euskadi vuelva a ser un lugar en el que se pueda vivir en libertad”. Mantener la firmeza contra el terror es el instrumento más eficaz para acabar con ETA. Frente a anteriores vacilaciones, la decisión de expulsar del parlamento vasco al entramado electoral etarra ha debilitado a la banda.Y desalojar a Ibarretxe del gobierno, a través del acuerdo entre PSE y PP, es también un avance en la lucha contra el terror. No es verdad que, como ha afirmado la vicepresidenta de Ibarretxe, Miren Azcarate, “sea inútil encontrar una razón a la trayectoria de ETA”. Basta recordar como Ibarretxe pactó con ETA en Lizarra para imponer a la sociedad vasca sus planes etnicistas. O como Arzallus, en plena transición, conminaba a ET pm a no disolverse hasta que los jelkides peneuvistas no hubieran acabado de negociar el estatuto.ETA ha sido el brazo armado del proyecto nazifascista encabezado por los Ibarretxe y Arzallus. Unos han “arreado el árbol” para que otros “recogieran las nueces”.Sin el amparo político, financiación, justificación política e ideológica, aportada por la camarilla etnicista de los Arzallus, Ibarretxe y Eguibar, ETA no hubiera podido sobrevivir.Basta observar como, antes de ser desalojado del gobierno, Ibarretxe se está dando mucha prisa en aprobar cuantiosas subvenciones públicas a las organizaciones del entorno etarra.Desalojar a Ibarretxe del gobierno vasco es también asestar un golpe, y no precisamente pequeño, a ETA, privándola de uno de sus principales apoyos.

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