Selección de prensa nacional

De quiebras y laberintos

Aviso para navegantes el que lanza Fernando González Urbaneja hoy en Estrella Digital. Aunque nos deja con el regusto de saber a quién se refiere concretamente, es de suponer que alguien especializado en la información económica y bien relacionado con las altas esferas del poder económico no repite gratuitamente la idea de que lo ocurrido con general Motors es el espejo de lo que va a ocurrir con algunos editores españoles.

¿De quién está hablando? ¿Del Gruo Prisa del que hace algunos días ya reproducíamos un articulo que lo situaba al borde de la quiebra total? ¿Del Grupo Vocento que ha tenido que reducir prácticamente un tercio su plantilla? ¿Del grupo Unedisa, editor de El Mundo, que sigue de cerca los pasos de Vocento? “El camino de los de Detroit, dice el autor, refiriéndose a la acogida las leyes de la bancarrota, van a tener que seguirlo muchos más en un entorno económico de recesión con mercados a la baja”. Pintan bastos y “apenas quedan caramelos para repartir”, por lo que “el empobrecimiento” de gigantes económicos que hasta ayer mismo parecían incuestionables es el único camino. Y hablando del Grupo Prisa, la editorial que publica hoy El País sobre la presidenta de la Comunidad Autónoma de Madrid, Esperanza Aguirre, no tiene desperdicio. No tanto por el tema en sí, pues no es ninguna novedad la inquina que le profesa el buque insignia de los Polanco, pero sí los argumentos que utiliza. Para El País, las contramedidas que se ha sacado de la manga Aguirre en contraposición a las anunciadas por Zapatero en el debate del estado de la nación, revelan “su peculiar manera de entender el Estado autonómico”, en el que, al parecer, el “autogobierno tiene que ver menos con la descentralización que con una fragmentación casi feudal del poder”. ¡A buenas horas mangas verdes! Lo que El país no había descubierto nunca hasta ahora en personajes como Chaves, Montilla, Caros Rovira o Ibarretxe, la búsqueda de una fragmentación casi feudal del poder, va y lo descubre ahora en Esperanza Aguirre. No seremos nosotros, desde luego, los que neguemos que las castas regionales del PP participan también del gusto por la fragmentación taifal del poder al que se enfrenta el desarrollo del estado de las Autonomías. Pero de ahí a ver solamente en Esperanza Aguirre esa fragmentación media un abismo. Opinión. Estrella Digital LECCIONES DE GENERAL MOTORS F. González Urbaneja General Motors se acogerá al capítulo 11, suspensión de pagos, para proteger los intereses de todos los implicados en la compañía. Las negociaciones con empleados, proveedores, acreedores… no han cuadrado el círculo de un acuerdo de mínimos que evite la quiebra y abra la puerta a ayudas públicas adicionales y a un nuevo modelo de compañía capaz para transitar por el siglo XXI. Antes fue Chrysler quien tuvo que pasar por los juzgados para abatir las exigencias de los implicados y proporcionar la base mínima para seguir adelante. La suspensión de pagos puede ser un paso inevitable, necesario, para salir del laberinto. Y lo que sirve para los gigantes del automóvil de Detroit puede servir para otros aparentes gigantes, incluidos, por ejemplo, algunos editores españoles, europeos o norteamericanos. Acogerse a la protección judicial pone los contadores a cero, ordena los derechos y anula privilegios. En el caso de GM los acreedores financieros, a los que se deben 27.000 millones de dólares, han pretendido obtener preferencia y ventaja, acorde con sus contratos, aun a riesgo de romper la baraja y debilitar la posición de todos los afectados. GM asume que tiene que desprenderse de activos, por ejemplo su filial europea OPEL, a la que ha dotado de capacidad tecnológica y liberado de compromisos para que se busque la vida, para que encuentre socios capaces de sostenerla. Luego los acreedores tendrán que asumir quitas y espera, los gestores irse a la calle con indemnizaciones muy matizadas y los sindicatos aceptar recortes de derechos para mantener parte de empleo. En resumen: pintan bastos y apenas quedan caramelos para repartir. El camino de los de Detroit lo van a tener que seguir muchos más en un entorno económico de recesión con mercados a la baja. Asumir ese empobrecimiento no es sencillo, en primer término se mira fuera para buscar causas y responsables; luego se intenta endosar el problema a otro y cuando se acaban las excusas la decepción puede llevar al desastre total. En las dificultades lo más difícil suele ser entender la realidad, tanto o más que buscar las soluciones. La agonía de GM es un caso ejemplar que puede servir de ejemplo y meditación para otros sectores, incluido el editorial. Gigantes que parecían imbatibles pueden empezar a pensar que la quiebra forma parte del manual de soluciones más recomendables. ESTRELLA DIGITAL. 30-5-2009 Editorial. El País A LA CONTRA SIEMPRE Esperanza Aguirre ha encontrado en las medidas para hacer frente a la crisis un nuevo terreno en el que ilustrar su peculiar manera de entender el Estado autonómico. A juzgar por las decisiones adoptadas por la presidenta madrileña en relación con la vivienda y las ayudas al automóvil, dos sectores que Zapatero consideró prioritarios en el último debate de política general, Aguirre imagina que el autogobierno tiene que ver menos con la descentralización que con una fragmentación casi feudal del poder. De esta manera, la gestión del Ejecutivo presidido por Aguirre desprecia reiteradamente la colaboración entre poderes que exige la Constitución y practica, en cambio, un oportunista juego a la contra, del que lo único que espera obtener son beneficios electorales y apoyos dentro de su propio partido para seguir desafiando el liderazgo de Mariano Rajoy. El Gobierno de Zapatero no estuvo acertado a la hora de materializar los compromisos adquiridos en el debate del estado de la nación, que pecaron del reiterado defecto de anteponer la sorpresa del anuncio al rigor en el estudio y la preparación de las medidas. Pero esto no justificaba que la Comunidad de Madrid se arrogase el papel de oposición que correspondería al grupo popular en el Congreso ni que volviera a utilizar las áreas de competencia autonómica como un baluarte en permanente rebeldía frente a las decisiones de alcance general. Sobre todo cuando el vehemente deseo de la presidenta Aguirre de interferir en la política nacional haciendo oposición desde el poder autonómico se traduce en desatención hacia las competencias que le corresponden en exclusiva. Zapatero se comprometió en el debate sobre el estado de la nación a eliminar las desgravaciones por vivienda y Aguirre no dudó en asegurar, inmediatamente después, que su Gobierno las aumentaría. Y donde el Ejecutivo central perfiló un plan de ayudas directas al sector del automóvil -es verdad que apresurado y no acordado con las comunidades autónomas, a las que afectaba-, la presidenta hizo público de inmediato uno alternativo, limitado a Madrid y que concentraba el estímulo público en la reducción del impuesto de matriculación. El Partido Popular se ha mostrado en reiteradas ocasiones escandalizado por una deriva autonómica que, a su juicio, conducía a la ruptura de la unidad de mercado en España. Decisiones como las que ha adoptado Esperanza Aguirre en respuesta al debate del estado de la nación deberían contarse, sin duda, entre las que más contribuirían a ese escenario, tanto por razones institucionales y políticas como también económicas y fiscales. Pero esto no parece preocupar a la presidenta de Madrid ni tampoco a su partido, una y otra vez resignado a transigir con una forma de gestionar el Estado autonómico que merecería su airada condena si fuera consecuente con los criterios que aplica a los demás. EL PAÍS. 30-5-2009 Editorial. ABC RANCIO Y OPORTUNISTA EN plena crisis económica, hay sectores importantes de la izquierda española que son incapaces de superar un discurso anclado en tópicos fuera de lugar para una sociedad desarrollada. ABC informa hoy sobre un manifiesto surgido desde el sindicato Comisiones Obreras con la intención de buscar en los próximos días apoyos en el sedicente «progresismo» social y cultural que presta su firma para este tipo de operaciones. Como siempre, la culpa recae sobre el mercado y el supuesto egoísmo de los empresarios y las entidades financieras. Frente al mal absoluto, la única receta sigue siendo el gasto público, sin considerar la cuantía del déficit ni responder a la pregunta elemental sobre quién pagará tanto dispendio. El documento apoya sin disimulo la política económica del Gobierno y no parece que a sus redactores les importe el fracaso de las ocurrencias de Rodríguez Zapatero ante la evidencia de los cuatro millones largos de parados y la incapacidad para generar confianza en los sectores productivos. Además de rancio, el manifiesto es oportunista y sospechosamente progubernamental cuando estamos en la recta final de la campaña para las elecciones europeas. Hay quien pretende movilizar como sea a un electorado reticente a escuchar -una vez más- los cantos de sirena de un presidente que ha perdido sintonía con los ciudadanos. El desencanto de los afines es tan evidente que todo vale con tal de captar algún voto a base de presentar a la derecha como responsable de la crisis. El propio manifiesto tiene como objetivo dar respuesta a la opinión expresada públicamente por un importante núcleo de economistas (entre ellos, por cierto, el ahora secretario de Estado de Economía) acerca de la necesidad de abordar ciertas reformas imprescindibles. La izquierda sigue empeñada en practicar la oposición retrospectiva, y la campaña para el 7-J demuestra la obsesión por echar la culpa a Bush y a Aznar, a los «neocon» y a los neoliberales. Por supuesto, no dice una palabra sobre los cinco años de gobierno socialista o sobre los datos comparativos entre la herencia recibida por Rodríguez Zapatero y la realidad actual de la economía española. La última parte consiste en atribuir al PP el objetivo de implantar el despido libre, utilizando como prueba algunas reflexiones ponderadas a cargo de círculos empresariales y de expertos independientes. Frente a ellos, el PSOE esgrime nuevas promesas sin contenido bajo el disfraz retórico de cambiar el modelo productivo. Lo malo es que tanta propaganda no sirve para nada a los que sufren cada día el drama del paro y a los que temen con fundamento perder su empleo en cualquier momento. A estas alturas, los tópicos añejos reflejan que la izquierda es incapaz de aprender de los errores, carece del más elemental sentido de la autocrítica y sólo sabe insistir en una peligrosa dinámica de división social e ideológica. Por lo demás, cabe pensar que los propios promotores del manifiesto tienen que ser conscientes de que una sociedad democrática madura no se deje influir por maniobras interesadas que exclusivamente demuestran el agotamiento de una ideología obsoleta. En plena crisis económica de dimensión universal, es lamentable que algunos pretendan distraer la atención mirando al pasado y ofreciendo medidas que han demostrado ya su ineficacia. ABC. 30-5-2009

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