SELECCIÓN DE PRENSA NACIONAL

De Helsinki a Frankfurt

La intención confesa del anuncio de rescate de la banca española acordado el pasado sábado era cauterizar un frente peligroso en la semana crítica de las elecciones griegas. Ayer mismo lo dijo el primer ministro finlandés, Jyrki Katainen: «Tenemos que llegar a un acuerdo sobre los bancos españoles porque entonces podemos relajar la situación, especialmente antes de las elecciones griegas».Pero, como ha quedado de manifiesto en las dramáticas jornadas previas, uno de los objetivos del Gobierno de Mariano Rajoy era justamente retrasar al máximo la solicitud formal de los fondos europeos que necesitaba.Una explicación de la lentitud intencionada del Ejecutivo español reside en que hay dos posibles fuentes de obtención del dinero para la capitalización de la banca. La primera es el fondo de rescate actualmente en vigor, el FEEF. Este no goza del privilegio de tener prioridad de cobro sobre el resto de los acreedores de un país. Es decir, en caso de impago o de quita de la deuda, sufriría pérdidas como el resto de los acreedores. Precisamente por eso, desde Helsinki, los finlandeses, como ya hicieron en el caso de Grecia, han anunciado que pedirían garantías adicionales a España si ese fondo es el que compromete la ayuda financiera al FROB, el organismo público español encargado de canalizar el dinero hacia los bancos que lo requieran.La segunda alternativa, la preferida por Luis de Guindos, el ministro de Economía, es el nuevo fondo, ESM, un mecanismo que ya será permanente y que comenzará a estar operativo a partir del próximo mes de julio. A diferencia del anterior, este sí tendrá prioridad de cobro respecto al resto de los acreedores. Es decir, nadie pedirá a España garantías adicionales como paso previo a recibir el dinero.

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