El ministro de Economía Luis de Guindos, sin querer rebajar el optimismo oficial sobre la mejora de las previsiones económicas, ha alertado de que el crecimiento económico de España, afronta riesgos, y el principal de ellos es lo que puede ocurrir en el entorno europeo. Como él mismo se ha encargado de apostillar, “no puede ser de otro modo, gran parte en el futuro de la economía española y del mantenimiento de la recuperación en España se juega en Europa”. Y en Europa pintan calvas.
Según ha comentado el titular de Economía tras participar en la cumbre del G20 en Australia, el gobierno dará a conocer las nuevas previsiones de crecimiento económico el próximo viernes tras la celebración del Consejo de Ministros que aprobará el proyecto de Ley de Presupuestos Generales del Estado.
Pero he aquí la paradoja que tras rebajar el G20 las previsiones de crecimiento mundial, y ponernos sobre aviso el propio De Guindos, el Consejo de Ministros dará a conocer sus nuevas previsiones, que con posterioridad enviará a Bruselas, para que las analice la Comisión Europea, y en estas previsiones figurarán las nuevas estimaciones de Montoro-De Guindos.
El cuadro macroeconómico elevará las previsiones de crecimiento del PIB al entorno del 1,5 % para 2014 y al del 2 % para 2015. Las últimas estimaciones del Ejecutivo prevén un aumento del PIB de 1,2 % para este ejercicio y del 1,8 % para el próximo.
Con todas las reservas del mundo, Luis de Guindos confía en que las medidas que ha adoptado el Banco Central Europeo (BCE), que han conseguido una depreciación de hecho del euro puedan dar mayor impulso a las exportaciones españolas. En cambio las últimas estimaciones de la OCDE alertaban de que tendrá que ser el consumo interno de nuevo el que tire de la economía española.
El mal comportamiento de las tres principales economías de la zona euro lleva a los economistas de la OCDE a mostrarse pesimistas sobre el apoyo que el consumo de productos italianos de italianos, franceses y alemanes puedan aportar a la producción española a través de su sector exterior.
Vamos, que hay que confiar en lo que consumamos nosotros mismos, aunque haya que seguir endeudándose. La previsión para el año que viene de la deuda va a superar ya el 100 % del PIB.
Y por supuesto habrá que confiar en los efectos de la nueva legislación tributaria que ha iniciado esta pasada semana su trámite parlamentario con el rechazo de todas las enmiendas a la totalidad planteadas.
El Gobierno además tiene previsto mejorar el porcentaje de tasa de reposición en la actualidad en el 10 % del empleo público en aquellos servicios públicos que considera esenciales como educación, sanidad, fuerzas de seguridad y orden público, así como los de la lucha y control del fraude.
España también confía en la capacidad de convicción que tenga Francia para relajar la presión a la que Alemania viene sometiendo el control del gasto público en Europa y a las políticas más expansivas. La visita que se inicia esta semana por parte del primer ministro francés a varias de las capitales alemanas, con encuentro incluido con la canciller Angela Merkel, puede despejar la orientación que los próximos tres Consejos Europeos previstos para antes de que finalice el año den a la política económica en Europa.
No podremos olvidar tampoco esta semana lo que suceda en Cataluña. El viernes comparece el expresidente Jordi Pujol en el Parlament catalán y no se conoce aun si Artur Mas anunciará esta semana la consulta de autodeterminación para el 9 de noviembre lo que conllevaría el recurso del Gobierno al Tribunal Constitucional.
Las incertidumbres de la pasada semana sobre el referendo de Escocia dan paso a las incertidumbres que genera la actitud que pueda adoptar en las próximas horas el President.