¿Crisis mundial?

De dónde nos viene la factura de la crisis

Contra lo que quieren hacernos creer, no existe ninguna crisis mundial. Existe una grave crisis en EEUU y el campo de paí­ses que estamos intervenidos por la superpotencia. Pero en el resto del mundo, los paí­ses emergentes y multitud de paí­ses en ví­as de desarrollo, no sólo no hay crisis, sino que crecen económicamente y se desarrollan de una forma vertiginosa.

¿Cuál es el origen de la crisis que sufre EEUU y el campo de países que estamos bajo su órbita? ¿Y por qué el resto puede crecer de esa manera?¿Qué conclusiones debemos sacar de ello?

La madre de todas las crisis
En el origen de la crisis norteamericana está una contradicción insalvable, que cada día se agudiza y se acelera más y más. El peso relativo de EEUU en la economía global es cada vez menor, pero los recursos que necesita para mantener el ingente aparato político-militar que garantiza su hegemonía son cada vez mayores.

En los años 50, el PIB de EEUU representaba el 50% de la economía mundial. Cuatro décadas después, en 1990, ese porcentaje había descendido a casi la mitad, el 26,2%. El estallido de la crisis ha agudizado y acelerado esta tendencia. El año pasado ese porcentaje retrocedió hasta el 23,6%. Y las proyecciones del FMI anuncian que la caída llegará hasta el 21,9% en el 2015.

Puede que a cualquiera de nosotros esos porcentajes no nos digan mucho. Pero cada 1% del PIB mundial supone 601.093 millones de euros. Lo que significa que en sólo dos décadas, la pérdida de peso relativo en el PIB mundial de EEUU le ha supuesto a Washington dejar de acceder a una riqueza por valor de 2,5 billones de euros, bastante más del doble que el PIB español.

Por reflejarlo en una imagen gráfica más reveladora: es como si en 20 años se hubieran desgajado de EEUU 2 estados y medio de extensión, población y riqueza semejantes a España.

Y sin embargo, aunque el peso económico de EEUU en el mundo declina sin cesar, se multiplican las necesidades del colosal aparato político-militar que necesita para mantener su hegemonía.

El presupuesto militar oficial norteamericano se eleva a 708.000 millones de dólares. Pero a ellos hay que sumar los gastos en  programas de “defensa nacional”, el coste de las guerras en Afganistán e Irak, las partidas de gastos militares “camuflados” en otros departamentos, el presupuesto de la CIA, los fondos vinculados a la “guerra contra el terrorismo”, las operaciones encubiertas de intervención en otros países,….

Sumados todos los gastos relacionados con el aparato militar y de seguridad, el gobierno norteamericano dedica cada año más de un billón de dólares sólo a este concepto. Lo que equivale a que el 90% de todos los impuestos que pagan las familias norteamericanas en un año, se lo consume sólo el Pentágono. Inevitablemente, para cubrir el resto del gasto público, el gobierno ha de pedir dinero prestado. Y así año tras año desde hace décadas.

«La descontrolada montaña de deuda de EEUU está en el origen de todas las turbulencias económicas« Pero este es, además, un gasto en constante incremento y expansión. El crecimiento de los gastos militares con Bush y Obama ha sido de un 85%. Superior incluso al incremento que hubo durante las presidencias Kennedy-Jhonson y durante los dos mandatos de Reagan. Y eso que los primeros estuvieron embarcados en la guerra de Vietnam y el segundo desplegó un gasto militar ingente en torno a la Guerra de las Galaxias. A pesar de eso, la realidad es que Washington necesita aumentar cada vez más sus gastos militares para mantener su dominio mundial.

Esta es la contradicción de fondo que convierte a EEUU en el país más endeudado del mundo.
Desde hace 4 años, el déficit público norteamericano está instalado en el 10% de su PIB, lo que ha llevado a que la deuda pública oficialmente reconocida supere actualmente los 14,7 billones de dólares, un 98,8% del PIB.

Pero si sumamos otras deudas a largo plazo no contabilizadas, como la arrastrada por varios programas federales, las relacionadas con el rescate del sistema financiero y los planes de estímulo, la deuda real norteamericana se acerca a los 100 billones de dólares, es decir, al 689,6% de su PIB, 11 veces más que España, 5 veces más que la denostada Grecia.

El saqueo exterior
Esta monstruosa y descontrolada montaña de deuda que convierte a EEUU en el país más endeudado del mundo –y no la deuda de Grecia, cuya economía representa un 0.5% del PIB mundial– es la que está en el origen de todas las turbulencias económicas que vive el planeta desde la caída de Lehman Brothers. Incluida la inacabable crisis de la zona euro.

Es la necesidad de acceder a nuevas fuentes de financiación externa la que obliga a Washington a intervenir permanentemente en los países que están bajo su dominio, para forzar constantes aumentos de los tributos que están obligados a pagarle. E incrementar lo que no puede considerarse sino como un autentico saqueo, a través de drásticos planes de ajuste y crisis de la deuda pública provocadas por las maniobras de las agencias de calificación norteamericanas.

También en España. La crisis que sufrimos no es en lo principal consecuencia, como quieren hacernos creer, de nuestras debilidades económicas, de haber vivido por “encima de nuestras posibilidades” o del estallido de la burbuja inmobiliaria.

En realidad, los efectos de la crisis en cada país son un fiel reflejo del grado de intervención y dependencia impuestas por EEUU sobre los países bajo su dominio.

Según el diferente grado, mayor o menor, de dependencia de cada país con respecto a Washington le corresponde una determinada cuota de tributos, mayores o menores. Y éstos son arrancados también a través de diferentes métodos y con distintos mecanismos, más o menos abiertos y descarados.

A España pueden imponernos un draconiano programa de recortes a través de una simple llamada telefónica, a intempestivas horas de la noche, del presidente norteamericano a Zapatero. Es una imagen que expresa tanto el grado de intervención y dependencia al que nos tienen sometidos, como el nivel de sumisión de nuestra clase política.

Debido a la constante subida desde comienzos de 2010 de los intereses de la deuda pública, los españoles tendremos que pagar casi 50.000 millones de euros “extras” cada año por la mayor “prima de riesgo” que nos imponen, a pesar de que tenemos menos deuda que ellos. Dinero que saldrá de nuestros bolsillos para que se lo embolsen bancos franceses y alemanes, fondos de inversión norteamericanos y grandes fortunas españolas, dueños del 80% de la deuda pública.

«A mayor intervención  norteamericana, más saqueo. A más autonomía de EEUU, más crecimiento» Las sucesivas reformas laborales, el abaratamiento del despido, la flexibilización de los contratos, la rebaja salarial,… han hundido el consumo en España sin evitar el aumento del paro y el cierre de cientos de miles de pymes. Pero sí han servido para aumentar las ganancias de las grandes multinacionales que generan ya el 22,5% del volumen de negocio total de la industria y los servicios del país y se calcula que sacan anualmente cerca de 100.000 millones de euros de beneficios.

Cierran ambulatorios, reducen personal en los hospitales y clausuran quirófanos porque dicen que hay que ahorrar 6.000 millones de euros. Pero ocultan que el gasto farmacéutico en España, que asciende a más de 16.000 millones de euros anuales, se podría rebajar drásticamente si hiciéramos como Brasil o Sudáfrica, que por comprar a la India y no a las multinacionales farmacéuticas, han reducido el precio de los medicamentos, en algunos casos, a un 10% de lo que pagaban antes.

La conclusión que se desprende de esto, y que nos ocultan, es sencilla: a mayor intervención  norteamericana, mayor grado de saqueo; a más autonomía e independencia respecto a EEUU, más crecimiento.

Esta es la clave de todo. Y la razón de que unos de los ejes centrales del programa mínimo del frente amplio de unidad y de nuestro programa electoral para el 20-N sea la defensa de la soberanía nacional frente a los dictados e imposiciones de Obama y de Merkel.

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