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Cumbre OTAN: Afganistán, derrota disfrazada

Ayer, en el contexto de la reunión cumbre de los países que integran la Organización para el Tratado del Atlántico Norte (OTAN), el presidente estadunidense, Barack Obama, dijo que el mundo respalda la estrategia que hemos trazado para Afganistán; es decir, la salida de las fuerzas militares occidentales y el fin de la ocupación de esa nación centroasiática. En efecto, la OTAN tiene previsto traspasar a las fuerzas afganas de seguridad el control de las operaciones contra los talibanes y retirar por completo sus tropas en 2014, pero no porque se hayan logrado los objetivos de la invasión lanzada a fines de 2001, sino por lo contrario: en estos más de diez años las tropas de ocupación no han conseguido pacificar el país y ni siquiera dominarlo, y el propio gobierno dócil impuesto por los invasores ha exigido el retiro de los militares occidentales, entre otras razones por el altísimo número de muertos inocentes que han causado (…)

Washington ha invertido centenares de miles de millones de dólares en la ocupación, sus fuerzas armadas se han degradado en el asesinato de civiles, la violación de derecho humanos y en reiteradas escenas de barbarie que han dado la vuelta al mundo y han causado indignación de la opinión pública y descrédito para el Pentágono. Por lo demás, todos los países que aportaron tropas para la invasión y/o para la ocupación han sufrido bajas entre sus efectivos y ello ha generado, en sus sociedades respectivas, expresiones de rechazo a la continuación de la guerra.

A ello debe agregarse que las sumas estratosféricas gastadas en las agresiones militares contra Afganistán y contra Irak explican en buena medida el enorme déficit presupuestal con que Bush entregó la presidencia –que había recibido con superávit– a su sucesor, así como las dificultades del gobierno estadunidense para reaccionar con eficacia ante la crisis económica que estalló en 2008-2009.

En tales circunstancias resulta insostenible explicar el retiro inminente de los efectivos militares como consecuencia de una misión cumplida. Por el contrario, la aventura afgana no es muy diferente a lo que la superpotencia mundial experimentó en Vietnam: una derrota.

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