salud: saturación de los servicios de urgencias

¿Culpa de quien?

La saturación de los servicios de urgencia en los hospitales vascos se debe, según el Departamento de Sanidad del gobierno vasco, al mal uso que hacen los ciudadanos de las urgencias, que «acuden sin una necesidad real de ser atendidos en este servicio». Sin llamarle colapso, la palabra maldita para los gerentes y gestores sanitarios, la saturación de las urgencias es una realidad generalizada en España, excepto en Baleares. En Euskadi la incidencia es de 197 personas por 100,000 habitantes frente a los 398 casos por 100.000 habitantes del año pasado.

La recomendación desde Osakidetza es la olíticamente correcta y una constante litúrgica que se repite cíclicamente cada invierno: las personas con síntomas de gripe deben acudir a los centros de atención primaria y a los puntos de atención continuada, y que no vayan a los servicios de urgencia hospitalarios salvo en caso de absoluta necesidad. Sin embargo nada se dice de las contradicciones que se dirrimen tras las puertas de urgencias y, en especial, la lucha que llevan los llamados “urgenciólogos” para que se reconozca esta especialidad, ni de las causas que hacen que, año tras año, se culpe a la gente de usar mal un servicio sin argumentar cuáles son las causas y qué medidas hay que tomar para cambiarlo. Francisco Aramburu, presidente de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias en Galicia (Semes-Galicia), denuncia abiertamente que la falta de la especialidad de urgencias provoca un deterioro en esos servicios por la ’falta de motivación y la escasez de plantillas’ y que achacarle la saturación de urgencias a la gripe es demagogia, puesto que lo que está fallando es la Atención Primaria o las consultas externas. Tanto por la falta de profesionales como por los medios de que carecen hace que en muchos casos no sea posible saber qué le pasa. La mayoría de enfermos suele necesitar pruebas analíticas o de rayos que no se hacen en los PAC. Con lo cual, los enfermos van directamente a urgencias que es donde entienden está un personal no solamente cualificado para el diagnóstico rápido sino también con medios para hacer análisis y radiografías, hasta TAC si hace falta, para la consulta de primer diagnóstico. Por otro lado, la insuficiencia de camas en las plantas ante el aumento de personas que acuden a urgencias genera una acumulación de pacientes que lleva a las conocidas situaciones de pacientes hacinados en pasillos, donde unos oyen las conversaciones de los médicos y enfermeras con otros, pacientes aguantando de pie y esas unidades de observación o de tránsito, donde los enfermos se tiran horas, hasta quince horas, esperando a que se le traslade a la planta sin que se le haga ninguna prueba. Esto ya se parece más a lo que pasa.

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