Selección de prensa nacional

¡Cuidado contigo, Patxi!

Como era de prever, una vez dada ayer la orientación por El Paí­s, toda la pléyade de periodistas, columnistas, tertulianos y opinantes orgánicos de los apartos de la socialdemocracia y de las burguesí­as burocráticas regionales de su onda se iban a lanzar en la misma dirección. Traemos hoy una columna de Joan Barril aparecida en El Periódico de Cataluña, que tiene, al menos, la virtud de concentrar en un sólo artí­culo y sacar a la luz el verdadero tonel de mentiras, infamias, amenazas y presiones que esta gente está dispuesta a usar con tal que el PNV no sea desalojado del gobierno.

Para emezar, Barril se alinea con la posición más radical del nacionalismo vasco al poner en duda la legitimidad de los resultados y la existencia de “una mayoría viciada por haber puesto fuera de la ley a los radicales”. Pero no sólo es una mayoría viciada, sino además “espuria y revanchista”. ¿Por qué? Porque estará basada en un diputado surgido de la “crispación de Rosa Díez”. Después de las descalificaciones, las amenazas. Que Patxi sepa que si se atreve a gobernar en solitario se encontrará con toda la administración en contra, incluidos “los jefes de negociado” –Dios mío, que poco ha cambiado la burocracia autonómica desde los tiempos de Franco– que se irán corriendo “al batzoki a contar tus fallos o tus despropósitos”. Y para terminar, querido Patxi, ¿por qué no te pones “cómodo” y te conformas con vigilar al vigilante? Total, puesto que de cargas y cargos burocráticos hablamos, ¿que mejor función que esa? Hay gente a la que, desde luego, la expansión de las burguesías burocrático-administrativas regionales les ha calado hasta los huesos. Al menos, la editorial de El Correo, que ha empezado ya a enfriar sus primeras expectativas de un gobierno de Patxi López con el apoyo de PP y UPyD y apostar por algún tipo de cohabitación del PSE con el PNV –no podía esperarse menos de los restos de la oligarquía de Neguri– tiene la decencia de dar un toque de atención a Urkullu. Exigiéndole que atempere sus reacciones y se muestre más cauto en expresar sus opiniones. Y es que, como decíamos ayer, todavía hay clases. Y eso se nota también a la hora de hacer agitación y propaganda. Opinión. El Periódico ¡CUIDADO CONTIGO, PATXI! Joan Barril Los peneuvistas, resistiéndose a la más mínima posibilidad de coalición y de cambio. Los socialistas, envalentonados por unos resultados importantes pero no suficientes, diciendo que es legítimo contribuir a cambiar el régimen vigente de Euskadi a cargo de los nacionalistas. En eso, Patxi López lleva razón, pero solo en eso. La idea de que el PNV equivale al Gobierno "natural" de Euskadi es algo que, en buena lid democrática, debería desaparecer. Y, vistas las resistencias del PNV, tal vez la manera más gráfica de esa desaparición sería un cambio de Gobierno y de lendakari. Pero, mira, Patxi, que los votos dan para lo que dan. Y que esa exigua mayoría con la que podría desbancarse al nacionalismo de Ajuria Enea es una mayoría viciada por haber puesto fuera de la ley a los radicales y por tratarse de una mayoría espuria y revanchista. ¿De verdad, Patxi, eso que consideras un cambio de régimen en Euskadi puede sustentarse sobre un diputado surgido de la crispación de Rosa Díez? Cuando te levantes por la mañana y te mires al espejo del lavabo de la lendakaritza, ¿no verás el sonrojo de estar ahí con los votos del Partido Popular? No tuviste mi voto porque, en tanto que no soy vasco, jamás pude votarte. Sé, no obstante, que el poder de ser lendakari con el voto de PP y de UPD tal vez da poder, pero resta autoridad moral. Porque, vamos a ver, Patxi: una cosa es el poder nominal y otra, el poder real. Probablemente, eso ya lo sabes. Cuando hablas de "régimen" estás hablando de una organización administrativa que fue concebida hace muchos años y que se ha ido alimentando de funcionarios afines. El poder no es la poltrona de lendakari, sino la extrema capilaridad de ese poder antiguo que llega a los últimos estratos de la Administración autonómica. Con los escaños de esos falsos amigos del PP y de UPD, tan españoles ellos, que hoy te jalean puedes llegar a la poltrona, pero te vas a encontrar con una estructura ideologizada y fiel a aquellos que la nombraron. Deberás invertir todas tus energías en intuir si aquel jefe de negociado cumplirá lo que le digas o, por el contrario, se irá al batzoki a contar tus fallos o tus despropósitos. ¿Cuántos palos en las ruedas te van a reportar aquellos que se mueven en las arterias más finas del Gobierno? El monstruo de Frankenstein no está en el cambio de cabeza, sino en la inercia atávica de un cuerpo que no la reconoce. Querido Patxi: antes de continuar con tus baladronadas, ¿por qué no hablas con Maragall y le preguntas cómo fueron sus primeros años de tripartito, navegando entre la voluble fiabilidad de sus socios de gobierno y la duda razonable y humana sobre la entrega funcionarial de la infantería administrativa colocada por Pujol? Tu papel histórico no consiste en humillar a un nacionalismo que continuará muy vivo, sino a matizarlo y a llevarle por la vía del consenso. Llevamos años viendo las dos Españas y los dos Países Vascos. Y ahora, con los resultados del domingo, tienes una pequeña e incómoda capacidad de gobernar. Pero también tienes una enorme capacidad de marcar la agenda y de controlar de cerca a los gobernantes. Piensa en la satisfacción que te va a proporcionar el vigilar al vigilante. El PNV se encuentra hoy sorprendido como una bella princesa dormida. Como decía Almodóvar: "Hable con ella". Has convencido, pero todavía no has vencido, Patxi. Ponte cómodo y a trabajar. Hoy, justificar el poder con unas cifras insuficientes no es más que una muestra de cinismo democrático. Y tú no eres así, ¿verdad? EL PERIÓDICO. 5-3-2009 Editorial. ABC PRUDENCIA CON EL ÉXITO EL futuro político del País Vasco dista mucho de estar despejado, incluso después de la contundente intervención pública de Patxi López contra las amenazas del PNV por un posible entendimiento de los partidos constitucionalistas. La euforia de los primeros momentos empieza a dar paso entre algunos dirigentes socialistas al cálculo de las consecuencias que puede tener en Madrid la ruptura de relaciones con el PNV. Por otro lado, la visceral animadversión de algunos sectores del PSOE hacia los populares aflora en comentarios superpuestos que ponen sordina al cambio de ciclo histórico en el País Vasco. Aun cuando, finalmente, los socialistas vascos reciban el apoyo de los parlamentarios del PP, seguirían vivas las incógnitas sobre el desarrollo de la legislatura y, especialmente, sobre la resistencia política de un gobierno monocolor de Patxi López tanto a las embestidas de un PNV en pie de guerra como a las necesidades parlamentarias de Rodríguez Zapatero en Madrid. Este escenario de dudas y suspicacias aconseja a la dirección nacional y vasca del PP a gestionar con extraordinaria prudencia su éxito estratégico -mucho más que electoral- en el País Vasco. La posibilidad de que el Gobierno quiera enlazar a la investidura de Patxi López una contrapartida en Madrid, con forma de consensos sobre cuestiones importantes con el PP, es, sin lugar a dudas, una trampa para Mariano Rajoy. A estas alturas, Rodríguez Zapatero no resulta creíble como promotor de grandes pactos de Estado. Ha rechazado todos los que le ha ofrecido el PP (…) Acuciado por el fracaso en Galicia y la encrucijada que vive en el País Vasco, la tentación del PSOE es hacer un paréntesis a su declive político -más aún a tres meses vista de las elecciones europeas- gesticulando una aproximación al PP y fabricando una falsa carga moral sobre Mariano Rajoy. Al líder popular se le pediría que diera al Gobierno -que se reservaría el derecho a pactar con la extrema izquierda y los nacionalismos cuando lo considerara oportuno- la estabilidad que podría perder por echar al PNV del poder autonómico vasco, poniéndose Rajoy en situación de que le haga responsable de la inestabilidad futura del Ejecutivo. Sería un grave error que el PP condicionara su estrategia más reciente -que es la que le da frutos- y, al mismo tiempo, se dejara atrapar por las contradicciones internas del PSOE y la debilidad del Gobierno, unas y otra buscadas a conciencia por aliarse con nacionalismos radicales y desleales. El PSOE no hace favor alguno al PP dejando que éste apoye a Patxi López. Este apoyo es una cuestión de principio, porque la sustitución del PNV en el gobierno vasco es una necesidad moral de la democracia española. A partir de ahí, lo razonable es que cada cual persevere en el papel que le corresponde. Y al PP le compete seguir siendo oposición, entre otras razones porque Rodríguez Zapatero nunca ha querido que Mariano Rajoy compartiera responsabilidades en asuntos de Estado. Sólo buscaba en él un comodín silencioso mientras negociaba con ETA, o pactaba en privado el Estatuto de Cataluña. Por supuesto, la oposición no debe rechazar anticipadamente pactos de Estado, pero por escrito y con garantías, porque la palabra del Gobierno ya no basta. ABC. 5-3-2009 Editorial. El Correo DECLARACIÓN INADMISIBLE Las declaraciones del presidente del PNV, Iñigo Urkullu, advirtiendo de que la coincidencia entre el PSE-EE y el PP para designar a Patxi López como lehendakari constituiría un «golpe institucional», avivan la tensión política en Euskadi y, sobre todo, demonizan una alternativa tan respetable democráticamente como cualquier otra. Es significativo que unas manifestaciones tan crudas y beligerantes se produzcan la víspera del encuentro que mantendrán los nacionalistas y los socialistas, porque resulta imposible que el diálogo pueda producirse bajo el chantaje que subyace en el calificativo empleado por Urkullu. Por ‘golpe institucional’ se entiende violentar por vías en principio democráticas las reglas del Estado de Derecho, sometiendo al poder legislativo o al judicial para instaurar un régimen autoritario. Al emplear esos términos para arremeter contra la posibilidad de que Ibarretxe no sea elegido lehendakari, Urkullu incurre en algo mucho más grave que un exceso verbal; realiza un pronunciamiento inadmisible especialmente para el líder de un partido, el PNV, que ostenta la responsabilidad política de un gran número de instituciones en Euskadi; y que, por eso mismo, debería preservar escrupulosamente los valores nucleares del sistema de libertades. Es sorprendente que, tras agitar durante semanas el pacto PSE-PP como peligro para movilizar a su electorado, tras intentar convencer a la ciudadanía de que dicho acuerdo estaba hecho, a los dirigentes del PNV les parezca increíble lo ocurrido el domingo pasado y, sobre todo, les parezca increíble que Patxi López ose aspirar a ser designado lehendakari. Resulta imposible que el PNV pueda participar cabalmente en las conversaciones que hoy se inician si no acepta previamente que ganó las elecciones, pero que tendrá que ser partícipe de una mayoría absoluta para asegurar su presencia en el próximo Gobierno vasco. Y que, si no lo consigue, serán otros quienes se hagan con la presidencia. La holgada victoria cosechada por el partido de Urkullu e Ibarretxe en los comicios al Parlamento vasco vuelve a demostrar el fuerte arraigo de dicha formación, sin cuyo concurso sería imposible imaginar el futuro de Euskadi. Pero por eso mismo sus dirigentes deben dejar de transmitir mensajes de ‘todo o nada’, de ‘nosotros o el caos’, que sólo sirven para alimentar la división política y social entre los vascos. EL CORREO. 5-3-2009 Editorial. Expansión ¿MÁS MADERA PARA EL DÉFICIT AUTONÓMICO? Atrapado en su precipitado compromiso de reformar la financiación autonómica para satisfacer los compromisos adquiridos con Cataluña en el nuevo Estatut, el Gobierno no ha dudado en tirar de chequera, estirando al límite el chicle financiero del Estado, para tratar de contentar como sea al resto de autonomías. En ese esfuerzo, el Gobierno prevé despojar al Estado de hasta un 1% del PIB en capacidad de gasto, para hacer una cesión adicional de recursos a las autonomías. Esta nueva aportación está inspirada en la necesidad de cubrir los excedentes generados en los últimos años por el aumento de la población, las políticas de dependencia o la inmigración. En principio, la propuesta suscita de por sí bastantes recelos, pues de lo que se trata es de seguir encogiendo al Estado, aunque se argumente que su efecto distorsionador sería residual al no rebasaría el punto del PIB. Llueve sobre mojado, después de que en los últimos años el Estado haya perdido una sustancial capacidad de gasto en favor de las autonomías, y por tanto reducido su potencial vertebrador del país. Para hacer más digerible la transferencia, al menos con buen criterio, Solbes pretende arrancar a las autonomías el compromiso de que dichos recursos no se destinen a aumentar gastos sino a reducir el creciente déficit autonómico, que supera los 15.000 millones de euros. Aunque las autonomías lógicamente se resistirían, lo lógico y deseable para dotar de racionalidad económica a la transferencia de recursos sería que dicho acuerdo sea suscrito como imposición legal. De quedar sólo en un acuerdo, a la vista de la experiencia, cuesta creer que las autonomías se resistan a la tentación de emplear tales recursos en seguir alimentando sus maquinarias de gasto, después de haber incumplido sus compromisos de estabilidad presupuestaria, de transparencia –con la proliferación de empresas públicas– y de no incurrir en gastos suntuarios. Menos aún, en un momento en el que el Estado no está para dar ejemplo de contención presupuestaria. Se abriría así una nueva grieta presupuestaria, que agrandaría el agujero fiscal de España. Además, como el Estado se jibariza a costa de las autonomías, si aspira a mantener el mismo nivel de servicios se verá en la tesitura de aumentar los impuestos o de endeudarse aún más. Ambas opciones son poco recomendables. La tercera opción, poco previsible, es que el Estado reduzca drásticamente sus gastos. Como se ve, para evitar que el perjuicio económico acabe siendo exponencial, y como mal menor, el Gobierno debería garantizar por ley que las autonomías destinen esa partida a reducir déficit público EXPANSIÓN. 5-3-2009

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