Mientras en la Organización de los Estados Americanos (OEA) todavía se debate acerca de los próximos pasos a seguir para reincorporar a Cuba, ayer el gobierno de La Habana insistió en que no regresará al seno de la institución con sede en Washington. «Cuba ratifica una vez más que no volverá a la OEA. Se trata de una organización con un papel y una trayectoria que Cuba repudia», señalaron ayer las autoridades de la isla a través de un comunicado publicado en el diario oficial Granma.
Según el comunicado ublicado por Granma «La decisión de dejar sin efecto la resolución VI de la Octava Reunión de Consulta de Ministros de Relaciones Exteriores de la OEA, constituye un desacato incuestionable a la política seguida por los Estados Unidos contra Cuba desde 1959. Persigue el propósito de reparar una injusticia histórica y constituye una reivindicación al pueblo de Cuba y a los pueblos de América».»A pesar del consenso alcanzado en el último minuto, esa decisión se adopta en contra de la voluntad de Washington y frente a las intensas gestiones y presiones ejercidas sobre los Gobiernos de la región. Se propina así al imperialismo una derrota utilizando su propio instrumento» afirma.Y es que ayer, justamente, Albert Ramdin, secretario general adjunto del organismo interamericano, dijo durante un debate en la Universidad George Washington en la capital estadounidense que luego de que Cuba señale que desea volver, una comisión podría realizar una visita a la isla, e incluso establecer una oficina para dirigir las conversaciones. El funcionario señaló, además, que su organismo permanecía a la espera de un gesto de La Habana que señalara su deseo de volver. «La OEA se mantiene a la expectativa de recibir una carta o una señal por parte de Cuba mediante la cual manifieste si desea ser readmitida», expresó Ramdin en el transcurso de su intervención en Washington.El comunicado emitido ayer por las autoridades de la isla quizás aclare, en este sentido, sus intenciones. El texto señala, para comenzar, que la derogación de la famosa resolución de 1962 por medio de la cual se la excluyó del organismo no altera en lo esencial sus relaciones con los países latinoamericanos. «Nuestro país hoy disfruta de relaciones diplomáticas con todos los países del hemisferio, excepto los Estados Unidos. Y con la mayoría de ellos ya desarrolla amplios vínculos de amistad y cooperación», precisó el comunicado.Además, las autoridades en La Habana se encargaron de dejar en claro que sus ideales son incompatibles con los que sostiene el organismo que, según afirma el texto, todavía continúa dominado por los intereses estadounidenses. «Cuba comparte valores que son contrarios a los del capitalismo neoliberal y egoísta que promueve la OEA y se siente con el derecho y la autoridad para decir no a la idea de incorporarse a un organismo en el que todavía los Estados Unidos ejercen un control opresivo», explicó la nota. Pero además de señalar las incongruencias entre lo que Cuba representa y el organismo interamericano, el gobierno de la isla remarcó a su vez que la OEA es contraria a los intereses del conjunto de los países de la región.»Hoy puede entenderse con mayor claridad que en 1962 que la OEA resulta incompatible con los deseos más acuciantes de los pueblos de América latina y el Caribe, ya que es incapaz de representar sus valores, sus intereses y sus verdaderas ansias de democracia, sin poder dar solución a los problemas de la desigualdad, la disparidad en la riqueza, la corrupción, la injerencia extranjera y la acción depredadora del gran capital transnacional»,afirma el texto.»Cuba acoge con satisfacción esta expresión de soberanía y civismo, a la vez que agradece a los Gobiernos que, con espíritu de solidaridad, independencia y justicia, han defendido el derecho de Cuba a regresar a la Organización. También comprende el deseo de librar a la OEA de un estigma que había perdurado como símbolo del servilismo de la institución. Cuba, sin embargo, ratifica una vez más que no regresará a la OEA».Fidel Castro, apartado de la presidencia desde que enfermó hace tres años, acusó a la OEA de ser el «caballo de Troya» de Estados Unidos y cómplice de sus «crímenes».»Nunca se vió tanta rebeldía. La batalla es sin duda dura. Muchos países dependen del dedo índice de una mano del Gobierno de Estados Unidos apuntando al Fondo Monetario, el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo o cualquier otra dirección para castigar rebeldías. Haberla librado es ya de por sí una proeza de los más rebeldes. El 2 de junio de 2009 será recordado por las futuras generaciones» afirmo Fidel Castro.Aunque Washington lo declare como una victoria de su diplomacia inteligente, que da pasos y muestras de acercamiento a el frente antihegemonista, para demostrarles un cambio de rumbo en el imperio que acata la multilateralidad y se quiere sumar como uno más al consenso de la región. La visión de la jugada por parte de Latinoamérica es diferente. El clamor de todos los gobiernos Latinoamericanos por el fin del bloqueo hasta sus fieles aliados como México, Colombia o Chile, denotan un cambio en la correlación de fuerzas en la región. La paulatina pérdida de su influencia hegemónica en Latinoamérica, que se plasma en todos los planos desde el económico al político.La inoperancia de los planes genocidas de la anterior administración, potenciando un telón de fugo para contener el avance de el frente antihegemonista a través de sus caballos de trolla «la lucha contra el narcotráfico», y la famosa «lucha contra el Terrorismo», no han funcionado, al contrario han afianzado mucho mas el rechazo de los pueblos latinoamericanos a el imperialismo yanqui y el desprecio a décadas de doctrina Monroe que solo les dejaba el espacio de ser el patio trasero del imperio.