La polí­tica de reforma y apertura en Cuba

Cuba busca un nuevo modelo de desarrollo

La actitud sensata mostrada por R. Castro en este perí­odo ha dejado despertar en el paí­s, desde arriba hasta abajo, el anhelo por el futuro desarrollo económico en tanto que en el exterior también se han visto señales para el impulso cubano al proceso de reforma y apertura.

A raí­z del retiro de Fidel Castro, medios de comunicación occidentales suonen que Cuba seguirá audazmente una polí­tica de apertura, permitiendo la entrada de inversiones extranjeras. Aún así­, cierto analista sostiene que el Comité Central del Partido Comunista de Cuba no ha dado a conocer hasta la fecha una clara polí­tica sobre el futuro camino de desarrollo, de manera que es aún temprano hablar de qué modelo de desarrollo adoptará Cuba.En el tiempo transcurridos desde su encargo de los asuntos estatales, este «experimentador de la reforma económica de Cuba» a ojos de la opinión externa ha venido diseñando con una postura relativamente abierta el camino para el futuro desarrollo de Cuba e intentando, sin desviarse de la ya definida polí­tica fundamental, arrancar de nuevo la polí­tica de reforma y apertura.El 26 de julio pasado, llamó al pueblo cubano a emprender un gran debate nacional para plantear sugerencias sobre el próximo desarrollo polí­tico y económico del paí­s y el número de sugerencias recibidas ascendió a más de 1.200.000. A juzgar por los resultados del gran debate, la gente del pueblo espera una mejora en el nivel de vida del pueblo, por ejemplo, desarrollar la economí­a privada, mejorar las condiciones de vivienda, desarrollar el transporte público, aumentar los salarios y permitir la libre compra-venta o transferencia de bienes privados.Castro reiteró que si el pueblo está firmemente cohesionado en torno a un único partido, éste tiene que ser más democrático que ningún otro, y con él la sociedad en su conjunto, que desde luego, como toda obra humana, se puede perfeccionar. Por lo mismo, defendió que cada ciudadano tenga oportunidad de expresar sus criterios, siempre que sea en el marco de la ley, y exhortó a dejar de temer a las discrepancias.»Del intercambio profundo de opiniones divergentes salen las mejores soluciones, si es encauzado por propósitos sanos y el criterio se ejerce con responsabilidad», remarcó el estadista.La actitud sensata mostrada por R. Castro en este perí­odo ha dejado despertar en el paí­s, desde arriba hasta abajo, el anhelo por el futuro desarrollo económico en tanto que en el exterior también se han visto señales para el impulso cubano al proceso de reforma y apertura.A criterio de Raúl Castro, hay que volver a vigorizar la agricultura cubana, con miras a elevar la capacidad de producción y abastecimiento de cereales, reducir la dependencia de los cereales importados y ahorrar divisas para el paí­s. También sostiene que se debe eliminar las restricciones demasiado numerosas; aunque no las ha señalado especí­ficamente, esto incluye la simplificación de los trámites de emigración, y hasta la apertura de mercados de negocios de bienes raí­ces y de automóviles.El nuevo presidente subrayó como prioridad del paí­s la satisfacción de las necesidades básicas de la población, tanto materiales como espirituales, a partir del fortalecimiento sostenido de la economí­a y de su base productiva, del aumento paulatino de ingresos y ahorros de la población, en especial de quienes reciben menos.Se quiere mejorar el sistema salarial, los precios minoristas, los subsidios de servicios y productos distribuidos de una forma igualitaria, como los de la libreta de abastecimiento que, dijo, «resultan irracionales e insostenibles».Castro llamó a hacer más eficiente la gestión del gobierno, y se pronunció por una estructura más compacta y funcional del Estado, con un menor número de organismos de su administración central.»Es una decisión oportuna, pues no se trata únicamente de nombramientos, sino de determinar qué cambios resulta necesario realizar en el sistema de organismos de la administración central del Estado, algo que requiere un poco más de tiempo», observó Raúl Castro.Esa reestructuración supuso, entre otras cosas, la desaparición polí­tica de dos pesos pesados en Cuba: el ex canciller Felipe Pérez Roque y el ex vicepresidente Carlos Lage. Cienfuegos y Miret se suman así­ a Otto Rivero y José Luis Rodrí­guez (que era también ministro de Economí­a) para completar cuatro vicepresidentes del gabinete destituidos a principios de mesAparte de cuatro vicepresidentes, Raúl Castro destituyó el 2 de marzo a ocho ministros, reestructuró el número de carteras, fusionando cuatro en dos.Al explicar la remodelación, el decreto señala que «resulta necesario contar con una estructura gubernamental más compacta y funcional y un menor número de organismos de la Administración Central del Estado, así­ como lograr una mejor distribución de las funciones que estos desarrollan».Esto, continúa, para «hacer un mejor empleo de los cuadros (dirigentes) y alcanzar mayor eficiencia en la gestión del Gobierno».Además, contempla que el nuevo ministerio de Comercio Exterior e Inversión Extranjera y el de Industria Alimenticia tienen 90 dí­as para presentar las atribuciones y funciones especí­ficas de cada uno, una propuesta de organización y las plantillas de trabajadores y dirigentes.El principal reto que tiene la economí­a cubana es el de crear riqueza y productividad económica. Cuba necesita urgentemente descentralizar el sistema y desarrollar la creación de capital, en especial capital doméstico y promover la participación de su capital humano en el arranque de la economí­a transformándoles en activos participes del progreso económico.Las Oportunidades que se le brindan a Cuba para su desarrollo son apuntalar las llamadas relaciones Sur-Sur con el frete antihegemonista en Latinoamérica y abrirse a un mundo multipolar, en el cual puede establecer acuerdos de beneficio mutuo con los paí­ses emergentes y los nuevos actores en la geopolí­tica mundial.Lo primero que hizo Raúl tras ser nombrado presidente fue continuar su relación estratégica con Venezuela, lo cuál demuestra que la preocupación por el tema energético es muy importante, porque de Venezuela depende el abastecimiento de energí­a a la isla, pero podrí­a ocurrir que hubiera una relación un poco menos carnal entre Cuba y Venezuela. El otro jugador a tener en cuenta en las relaciones entre Cuba y América Latina es Brasil. Lula estuvo hace poco visitando el paí­s y, aparentemente, las relaciones van por buen camino. Lula en su ultima visita a EE UU abogo por el fin del Bloqueo y pretende convertirse en un socio estratégico de Cuba.Los portavoces de Exteriores de China, un paí­s cuya cooperación con Cuba ha sido esencial en los últimos años, el Gobierno de Pekí­n «continuará fortaleciendo y cultivando relaciones de amistad y cooperación» con La Habana. El gigante asiático es el segundo socio comercial de Cuba, después de Venezuela, según datos del Gobierno chino, en 2006, con un volumen anual de intercambios de 2.000 millones de dólares. China le ha tendido un puente a Cuba con el otorgamiento de créditos blandos que han permitido un respiro vital a la isla en estas épocas difí­cilesEl otro acercamiento importante de Cuba ha sido recuperar la relación con Rusia que se enfrí­o tras la desintegración de la Unión Soviética. En ese momento Cuba se vio abandonada a su suerte, pues dependí­a completamente de la ayuda Soviética.

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