The Economist compara la disputa entre el Santander y el BBVA con la rivalidad entre Real Madrid y Barcelona

Cuando se ha comprado al árbitro

The Economist, una de las biblias del capital financiero europeo, utiliza un sí­mil futbolí­stico, recordando la rivalidad entre el Real Madrid y el Barcelona, para definir «la amarga disputa» entre el Santander y el BBVA. El rotativo británico resalta la «sorprendente bonanza» de los dos grandes bancos españoles, dentro de una crisis que ha golpeado los resultados de las principales entidades mundiales. Y recuerda la delantera que, en los últimos años, ha adquirido Botí­n frente a su rival bancario español. Pero, siguiendo con la metáfora futbolí­stica, es imposible explicar ambos fenómenos sin tener en cuenta que el árbitro aparentemente neutral -el gobierno de Zapatero- ha sido comprado por el equipo victorioso.

The Economist comara la “sorprendente bonanza económica del Santander y BBVA” con la bonanza en lo deportivo de Real Madrid y Barcelona, destacando la capacidad de los bancos españoles para “amasar beneficios formidables cuando las entidades de medio mundo presentan unas pérdidas monstruosas y/o se hallan bajo el control estatal”. Una “bonanza” que contrasta mucho más radicalmente con las trágicas consecuencias de la crisis en España. Efectivamente, los grandes bancos españoles presentaron en 2008 unos beneficios de 19.842 millones de euros. Pero el 72% lo concentraron el Santander y el BBVA. Algo similar ocurre con los créditos concedidos, donde Santander y BBVA acaparan 1,1 billones, el 80% del total bancario, una cifra similar al PIB español. Pero, a pesar de compartir fabulosas ganancias, el artículo de The Economist, titulado “El derbi español” afirma que existe “una amarga rivalidad entre los dos supervivientes de la restricción del crédito”. El semanario británico defiende que, a pesar de que durante años las dos entidades "se imitaron en detalle", expandiéndose en España y Latinoamérica, ahora "las diferencias se van incrementando". Y tanto que se van incrementando. Si en 2003, la diferencia entre los beneficios netos obtenidos por Santander y BBVA era sólo 384 millones de euros favorable al banco de Botín, en 2007 esa brecha se elevó a 2934 millones. Entre 2004 y 2008, la distancia en cuanto a los activos gestionados, a favor del Santander, se ha multiplicado por cuatro. Y si la cartera crediticia era pareja entre ambos en 2004, hoy el Santander gestiona 220.000 millones de euros más. Lo que el análisis de The Economist olvida es que el árbitro de la partida estaba comprado. Botín fue el único miembro de la oligarquía que ofreció respaldo público a Zapatero antes de su inesperada llegada a la Moncloa, adquiriendo en sus sucesivos gobiernos una influencia decisiva. La expresión más gráfica de esa influencia es el hecho de que Zapatero despachó con Botín diariamente durante las semanas en que la caída de Lehman Brothers agudizó la crisis financiera. O que Botín conociera, y discutiera con Zapatero, las líneas maestras del plan de rescate bancario un día antes de que el presidente del gobierno recibiera en la Moncloa al resto de presidentes de bancos y cajas para negociarlo. El papel y significado del gobierno de Zapatero ha sido el de impulsar y favorecer el desarrollo del sector oligárquico nucleado en torno al Banco de Santander, colocando todos los recursos del Estado y la capacidad de actuación del gobierno al servicio de este objetivo. Es esta capacidad de influencia de Botín en el gobierno de Zapatero –y que supone privilegiar en la acción de gobierno a unos sectores oligárquicos sobre otros- el elemento central que explica porque entre el Santander y el BBVA se van “incrementando las diferencias”. Y que también explica por qué los bancos españoles, a diferencia de lo que ocurre en el resto del mundo, siguen cosechando fabulosos beneficios mientras el país ha entrado en la peor recesión de los últimos cincuenta años. A” con la bonanza en lo deportivo de Real Madrid y Barcelona, destacando la capacidad de los bancos españoles para “amasar beneficios formidables cuando las entidades de medio mundo presentan unas pérdidas monstruosas y/o se hallan bajo el control estatal”. Una “bonanza” que contrasta mucho más radicalmente con las trágicas consecuencias de la crisis en España. Efectivamente, los grandes bancos españoles presentaron en 2008 unos beneficios de 19.842 millones de euros. Pero el 72% lo concentraron el Santander y el BBVA. Algo similar ocurre con los créditos concedidos, donde Santander y BBVA acaparan 1,1 billones, el 80% del total bancario, una cifra similar al PIB español. Pero, a pesar de compartir fabulosas ganancias, el artículo de The Economist, titulado “El derbi español” afirma que existe “una amarga rivalidad entre los dos supervivientes de la restricción del crédito”. El semanario británico defiende que, a pesar de que durante años las dos entidades "se imitaron en detalle", expandiéndose en España y Latinoamérica, ahora "las diferencias se van incrementando". Y tanto que se van incrementando. Si en 2003, la diferencia entre los beneficios netos obtenidos por Santander y BBVA era sólo 384 millones de euros favorable al banco de Botín, en 2007 esa brecha se elevó a 2934 millones. Entre 2004 y 2008, la distancia en cuanto a los activos gestionados, a favor del Santander, se ha multiplicado por cuatro. Y si la cartera crediticia era pareja entre ambos en 2004, hoy el Santander gestiona 220.000 millones de euros más. Lo que el análisis de The Economist olvida es que el árbitro de la partida estaba comprado. Botín fue el único miembro de la oligarquía que ofreció respaldo público a Zapatero antes de su inesperada llegada a la Moncloa, adquiriendo en sus sucesivos gobiernos una influencia decisiva. La expresión más gráfica de esa influencia es el hecho de que Zapatero despachó con Botín diariamente durante las semanas en que la caída de Lehman Brothers agudizó la crisis financiera. O que Botín conociera, y discutiera con Zapatero, las líneas maestras del plan de rescate bancario un día antes de que el presidente del gobierno recibiera en la Moncloa al resto de presidentes de bancos y cajas para negociarlo. El papel y significado del gobierno de Zapatero ha sido el de impulsar y favorecer el desarrollo del sector oligárquico nucleado en torno al Banco de Santander, colocando todos los recursos del Estado y la capacidad de actuación del gobierno al servicio de este objetivo. Es esta capacidad de influencia de Botín en el gobierno de Zapatero –y que supone privilegiar en la acción de gobierno a unos sectores oligárquicos sobre otros- el elemento central que explica porque entre el Santander y el BBVA se van “incrementando las diferencias”. Y que también explica por qué los bancos españoles, a diferencia de lo que ocurre en el resto del mundo, siguen cosechando fabulosos beneficios mientras el país ha entrado en la peor recesión de los últimos cincuenta años.

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