Cargando...En España el 39 por ciento de los jóvenes entre 25 y 34 años tienen estudios universitarios, según el Informe Datos y Cifras del Sistema Universitario Español de la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas.
Para Màrius Rubiralta, secretario de Estado de Universidades, un dato “alentador” que suone una muestra del “extraordinario progreso realizado por las universidades españolas en los últimos años, gracias a la voluntad de progreso e innovación”. Bien, una cifra, en principio, alentadora. Pero sólo en principio, por tres razones. Primera, la polémica desatada por la entrada en vigor del Plan Bolonia de la UE pone en entredicho la calidad de la formación superior que recibirán los titulados universitarios españoles. Segundo, la precariedad laboral en España, la más alta de Europa, afecta principalmente a los jóvenes trabajadores. Es de sobra conocido que buena parte de los titulados españoles trabajan en el telemárketing, la hostelería, de becarios precarios, etc. Hacer una carrera, como ocurría años atrás, ya no es garantía de una mejores condiciones laborales, de un ascenso social. Tercero, la crisis y, sobretodo las medidas que está tomando el gobierno, ponen en entredicho que en nuestro país esta situación de precariedad y “desprofesionalización” del mercado de trabajo vayan a cambiar. Sin un cambio radical en el modelo productivo ¿dónde se vana a colocar las ingentes horneadas de nuevos profesionales? ¿En el extranjero? como ocurre con buena parte de nuestros prometedores investigadores. Por otra parte, el mismo informe de la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas revela también la presencia mayoritaria de mujeres en las aulas universitarias en primer y segundo ciclo, que en el caso de las graduadas, alcanza 60,9 por ciento. Una presencia mayoritaria de mujeres en las aulas universitarias. Y aquí el problema se multiplica. En España las mujeres no sólo ganan, de media, menos que los hombres, además, el nivel de colocación profesional y en puestos de responsabilidad es notablemente inferior. Por ejemplo, sólo un detalle, dominantemente los centros de trabajo no están hechos para compatibilizar la maternidad con el trabajo a través de guarderías. Está muy bien que cada vez más mujeres españolas tengan una titulación, pero sin abordar los problemas de fondo que existen en nuestro mercado de trabajo serán, al igual que los hombres, mano de obra cualificada pero barata.