España ignora a los activistas pro derechos humanos en el Magreb

Cual ex colonia, sumisión a Francia

La cita era en Madrid. En la sede de la Casa Árabe y organizada por la ONG Acsur-Las Segovias. Se trataba de reunir a cuatro significados activistas y defensores de los derechos humanos en el Magreb (de nacionalidad marroquí­, argelina, mauritana y tunecina) con doce diplomáticos españoles, además de cinco funcionarios más de otros ministerios. Sólo aparecieron dos. Esta es una muestra significativa de la posición del Gobierno español ante la violación de los derechos humanos en el norte de África. Una falta absoluta de diplomacia independiente. Una polí­tica exterior en el Magreb siempre sometida a Francia, la ex potencia colonial. Una polí­tica dependiente que llega a tragar ruedas de molino y apoya de hecho al rey marroquí­ en el mantenimiento de su anexión del Sahara Occidental. Una servil y vergonzante polí­tica claudicante.

El mauritano Mbow denunció que los dos aíses europeos más renuentes en condenar e imponer sanciones a la Junta Militar que derrocó en su país, en agosto de 2008, al presidente elegido democráticamente, “fueron España y, sobre todo, Francia”. Los demás activistas criticaron el “silencio cómplice de Europa” ante el permanente atropello de las libertades en el Magreb, pero destacaron la pasividad de las autoridades españolas y del PSOE ante la “oleada represiva que padece la prensa” de Marruecos.Lo que saca a luz una vez más la inaceptable existencia de una diplomacia española emasculada, supeditada a los intereses de una potencia. El problema principal, de fondo, es qué proyecto de país tiene el Gobierno de España, y sus representantes diplomáticos, para España; y qué proyecto, con ambición de país, de libertad, igualdad e independencia deben tener las fuerzas políticas democráticas, progresistas y patrióticas en España, que exprese los deseos de la inmensa mayoría de la población española.

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