Educación

Cruce de caminos: enseñanza frente a identidad

Tanto el Gobierno de la Xunta de Galicia como el Gobierno vasco, uno del partido popular y otro socialista están llevando cambios en la educación en una misma dirección: librar a la enseñanza de prejuicios identitarios.

Cada uno a distinto ritmo, no es lo mismo 30 años de gobierno nacionalista casi exclusivo en Euskadi que cuatro años de legislatura en el caso gallego. Pero en aariencia ambos con paso firme.La consejera de educación vasca, ha marcado tres puntos, uno que no llevará ninguna reforma lingüística sin consenso pero que el norte del mismo es un modelo que supere al actual basado en la enseñanza de euskera, castellano e inglés, la necesidad de librar los prejuicios identitarios hacia una línea acorde con la sociedad moderna y abierta que es hoy Euskadi y aparte de otros cambios más técnicos, reformular el actual programa de deslegitimación del terrorismo.En Galicia, Feijoo, sin más preámbulos está apunto de iniciar la consulta dedicada a los padres en cuanto que idioma prefieren para la educación de sus hijos a la par de anunciar la reincorporación de las 477 “galescolas” a la red común oficial de educación infantil de 0 a 3 años y por lo cual a la gestión de la Consellería de Educación.Estas escuelas infantiles, que implantó el ejecutivo anterior, fueron criticadas por el PP de identitarias. El cambio permite que la Consellería de Educación supervise todas las escuelas infantiles. El propósito de este control es normalizar la enseñanza infantil para que en las aulas “soamente se transmitan aprendizajes e coñecemento, e nada máis” (aprendizaje y conocimiento)“A educación é de Educación” enfatizó.Tras este cambio, se pueden poner en su orden de importancia los verdaderos problemas que atañen a los ciudadanos. Ya que el principal reto está en aportar una buena oferta actualmente insuficiente para conciliar la vida familiar y laboral. Aunque en los últimos siete años las plazas públicas se han duplicado con creces, han pasado de 4.712 a 11.336, siguen siendo insuficientes. El problema no está en una plaza de educación con cuño nacionalista sino en la cantidad de plazas existentes. Problema que por ejemplo en Barcelona, en este mismo terreno, es asfixiante para multitud de familias.Si ya han pasado años desde que la educación pudo despojarse de la Iglesia, no nos la pueden sustituir por los preceptos sagrados del nacionalismo. Son dos caminos en una misma dirección que avanzan. Que habrá que seguir con interés.

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