Crisis migratoria, una crisis geopolítica

La crisis de refugiados ha pasado de convertirse en un problema humanitario a un problema político que agrieta Europa.

La llegada masiva de refugiados no es una»crisis humanitaria»; en realidad estamos ante una de las peores consecuencias de una crisis geopolítica. Crisis provocada por la agresiva política de EEUU y la participación de Europa para intentar derribar a los regímenes hostiles a su hegemonía en el mundo árabe. Más de un millón de personas, provenientes de Siria, Afganistán, Irak, Eritrea, Pakistán o Nigeria huyen a Europa de las guerras, del hambre y la miseria. Europa se enfrentaba, dentro de sus propias fronteras, al mayor movimiento de refugiados conocido desde la IIª Guerra Mundial. Un éxodo en el que desaparecieron increíblemente 10.000 niños por la ruta de los Balcanes a los que ya nadie busca.

La crisis de refugiados despertó una oleada de solidaridad en toda Europa. Fue el movimiento “Refugees Welcome”, cientos de miles de personas salieron a la calle en las principales ciudades europeas para protestar contra la política migratoria europea. La UE con Alemania a la cabeza, se vio obligada a actuar debido a la presión popular. Pero el fenicio acuerdo al que llegaron las burguesías europeas para “repartirse” a los refugiados solo podía considerarse vergonzoso.

La reciente decisión del gobierno de Pedro Sánchez de acoger a los 629 refugiados del Aquarius apoyada por la inmensa mayoría de la población española es un gesto que convierte a nuestro país en un referente de los derechos humanos y abre la puerta a un giro de 180º en las políticas de acogida. Hacer frente a la ignominiosa insolidaridad de Salvini ha colocado de nuevo a nuestro país como un referente de la política europea. Desde el punto de vista político, la acogida del Aquarius es toda una declaración hacia la UE. La llegada a Europa de miles de refugiados ha pasado de ser un problema humanitario a convertirse en un problema político. En torno a la política migratoria se esbozan hoy dos ejes políticos enfrentados en Europa. Por un lado Sánchez considera necesario reforzar el papel de España en la UE, pero también trabaja por incorporar a Portugal, para crear una especie de eje Lisboa, Madrid, París, Berlín en torno a la política migratoria. Y por otro lado Trump, cuya política migratoria ha horrorizado al mundo por su extrema crueldad, ha encontrado en la promoción de los Gobiernos y partidos más xenófobos y antiinmigración una útil herramienta de división, enfrentamiento e intervención en Europa.

España ha pactado con Macron la acogida conjunta de los inmigrantes del Aquarius entre siete países de la UE. La minicumbre de Bruselas, que reunió a los 16 países de la Unión Europea (UE) más expuestos a la inmigración, fracasó en sus esfuerzos por encontrar una solución común; sin embargo, la canciller alemana se pronunció a favor de “acuerdos bilaterales y trilaterales en beneficio de todos”.

Mientras Donald Trump exige un Brexit “duro” ataca a Merkel por su política de acogida de refugiados.Trump ha saludado de forma entusiasta la formación del nuevo Gobierno italiano de Matteo Salvini, de la ultraderechista Liga Norte. La Liga Norte, al igual que otras formaciones de corte ultraderechista, y antieuropeas como Alternativa por Alemania, o el Frente Nacional de Marine Le Pen han sido asesoradas por Steve Bannon, hasta hace poco principal asesor y mano derecha de Trump, director del portal ultra Breitbart y líder de la alt-right (derecha supremacista) norteamericana.

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