Religión

Crisis eclesial o crisis económica

A mediados de la semana pasada salió publicado el manifiesto «Ante la crisis eclesial», firmado por personalidades como el jesuita Juan Antonio Estrada, el sociólogo Imanol Zubero, el teólogo Juan José Tamayo – Secretario General de la Asociación de Teólogos Juan XXIII – y 300 firmas más. En él se hace un llamamiento a la institución católica, desde sus propias filas, a atender la pérdida de credibilidad y el desconcierto generado en muchos creyentes: «A ellos nos dirigimos principalmente». Un manifiesto que aparece al mismo tiempo que el que ha hecho público la «Iglesia de Base de Madrid» en el que reclaman que «Nadie deberí­a hacer bandera polí­tica ni religiosa de este tema tan profundamente humano y por nadie deseado». ¿Más leña para el fuego de la división y el enfrentamiento?

No lo son, sin duda alguna, los manifiestos en sí mismos, ni su contenido, ni la intención que manifiestan sus firmantes. Quizás sí lo sea el uso que se quiera hacer de ellos.Tanto es así que en el ropio manifiesto “Ante la crisis eclesial”, los firmantes expresan su “solidaridad con Benedicto XVI, a nivel personal y a pesar de las diferencias que puedan existir a niveles ideológicos”. Incluso al hablar del ejemplo del místico San Bernardo y sus críticas al Papa, recuerdan unas palabras escritas por el propio Ratzinger sobre él, en 1962 en un artículo titulado “Libertad de espíritu y obediencia”: “¿Es señal de que han mejorado los tiempos si los teólogos de hoy no se atreven a hablar de esa forma? ¿O es una señal de que ha disminuido el amor, que se ha vuelto apático y ya no se atreve a correr el riesgo del dolor por la amada y para ella?”Los firmantes reivindican fidelidad a los postulados del Concilio Vaticano II, y critican “la mano tendida hacia posturas lindantes con la extrema derecha autoritaria”.También recientemente el franciscano Fidel Aizpurúa, profesor de la Facultad de Teología de Vitoria, publicaba un artículo en una revista de la Conferencia Española de Religiosos – CONFER – en el que afirmaba que los religiosos deben tomar una posición clara ante la crisis “’pues se podría correr el riesgo de que las escasas ganas de verse involucrado en este torbellino podrían reflejar la actitud de la razón indolente de quien ni se ve afectado realmente por la crisis, ni tampoco se considera tocado por el dolor de los pobres’”. Para acabar reclamando una alternativa porque “no cabe un capitalismo humano”.En una entrevista-serial que recientemente concedió Juan José Tamayo para De Verdad digital contestaba a una pregunta sobre la crisis: “Si siguen gestionando la crisis quienes la han generado, habrá una recuperación temporal y momentánea para los poderes bancarios, para las grandes multinacionales, para los poderes financieros, pero esa recuperación no va a tener consecuencias en el pueblo. Lo más triste es que esa política de reflotar a las multinacionales para salir de la crisis la fomentan tanto los sectores de derechas, como los sectores de izquierdas”. Quizás el enfrentamiento de la Conferencia Episcopal con el Gobierno tenga más que ver con la crisis de lo que nos quieren hacer creer. Que el proceso de agudización de las contradicciones vaya en paralelo en el fondo y en los polos enfrentados no es casualidad. Además, leyendo la prensa, viendo los telediarios hoy y la repercusión que estos manifiestos han tenido, lo primero que cabe preguntarse es por qué no lo cuentan todo. La respuesta está dada.

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