El presidente Rajoy se está abrasando en medio de los escándalos de la corrupción de su partido, cuando la crisis económica no acaba de salir de su estancamiento y cuando las encuestas -como la próxima del CIS- dicen que el bipartidismo está muy tocado y que Podemos aparece con una fuerza inusitada en menoscabo del PSOE y también del PP. Y puede que su inmovilismo y parsimonia en la crisis catalana también influyó en el deterioro electoral del PP y de la imagen del propio Rajoy. El que, sin duda, necesita un nuevo impulso político y eso pasa por la crisis y configuración de un nuevo Gobierno de la nación.
Lo del goteo de Cañete y Gallardón, los dos ministros salidos de mala manera del Gabinete, ya no sirve porque el Presidente y el PP necesitan un urgente lavado de cara y de su imagen. Y semejante maquillaje solo puede venir con un nuevo Gobierno, por más que a Rajoy no le gusta la idea de cambiar ministros sobre todo después de haber prometido que su Gabinete duraría toda la legislatura.
Pero, como le gusta decir a él ´las cosas son como son´ y algo tiene que hacer y cambiar el Presidente para abordar el año electoral de 2015 e intentar recuperar el ánimo de los votantes del PP. Sobre todo porque al malestar creciente de la ciudadanía se le añade el de su partido y el de destacados y poderosos líderes del sector económico y financiero del país que le exigen a Rajoy cambios y liderazgo.
Además hay ministros que ya no pueden con su cartera, que están muy desgastados y desprestigiados y que carecen de empuje político en un tiempo en el que la política debe primar sobre todo lo demás. Y política no se ha visto en el Gabinete de Rajoy, esencialmente funcionarial e integrado por sus amigos o personas de la confianza del Presidente, lo que no suele ser la mejor cualidad para acompañar a un gobernante.
Hay ministros como Wert, Mato, Montoro, Margallo, Báñez y Soria que o no han funcionado como debieran, son muy polémicos o han perdido credibilidad. Y además Luis De Guindos se quiere marchar a presidir el Eurogrupo, si se lo consiente su homólogo holandés, lo que le obligará a Rajoy a rehacer el área económica del Gobierno, de la misma manera que debe cambiar su política de comunicación o desinformación que ha enfrentado a este Gobierno con casi todos los medios de comunicación, incluso ¡con el diario ABC!
Además Rajoy tiene que enfrentarse mal que le pese y antes de final de año a la selección -que la hace solamente él- de las listas electorales del PP para los ayuntamientos y comunidades autónomas, todo un reto porque no se puede equivocar. Máxime tras haber pedido perdón a los ciudadanos por haber escogido a gobernantes y dirigentes que luego han resultado corruptos, o relacionados con los casos de la corrupción.
Y la pregunta que se plantea es: ¿cuál es el momento oportuno para hacer la crisis de Gobierno y destapar los candidatos del PP, sobre todo los de Madrid y Valencia, visto lo ocurrido en los pasados días y lo que aún está por salir? Y ahí están en vilo Alberto Fabra y Rita Barberá en Valencia, y Esperanza Aguirre e Ignacio González en Madrid. Cuatro que por acción u omisión se han visto de alguna manera afectados por los escándalos del PP, o relacionados con los corruptos.
De modo y manera que allá Rajoy, pero está claro que, cuando pase el 9N y se apacigüe el embrollo catalán, Rajoy debería abordar la crisis de su Gobierno y nominar sus candidatos electorales, dado que en el PP la democracia interna brilla por su ausencia y tampoco hay primarias que la puedan paliar. Y malo sería que Rajoy dejara pasar el tiempo antes de tomar estas necesarias decisiones para después de Navidad porque sus juegos de palabras y su infantil afición a dar la sorpresa a los medios de comunicación ya no tiene mucho sentido, porque él y su partido el PP se están hundiendo en las encuestas y entre otras cosas por su dejadez.