Televisión

Crí­menes mediáticos y Series de éxito

Antena 3 programa, también para este mes, la serie «Dí­as sin luz», que narrará el caso de Mari Luz Cortés, la niña de Huelva asesinada a principios de 2008. En este caso el propio padre de la niña ha supervisado el guión, que se centrará en la cruzada personal que ha mantenido para que se hiciera justicia.

En ambos casos la ficción retrata la historia de crímenes or los que no existe una sentencia en firme, y por lo tanto especulan con elementos que actualmente son pruebas de sumario, y no hechos contrastados. Estas series se suman a otras producciones similares, realizadas tiempo atrás sobre casos como el de Rocío Wanninkoff o “El Solitario” -que fueron emitidas durante la celebración de los juicios- y ya alcanzaron un notable éxito de público. El abogado de la familia del alcalde de Fago (Huesca) asesinado hace dos años, Enrique Trebolle, peleará para que se prohíba por ley rodar o emitir series o películas sobre casos en proceso judicial que no cuenten con una sentencia. A su juicio, la emisión de una ficción diseñada a raíz de un suceso que se encuentra pendiente de juicio supone una injerencia en el proceso penal y sienta precedente. Países como Francia cuentan con leyes específicas al respecto, en las que quedan prohibidas las recreaciones virtuales o de ficción mientras no concluya el juicio. España no cuenta con ninguna ley que responda a estas circunstancias. En marzo de 2008 – cuando se emitió la serie por primera vez, y aún no había ni siquiera fecha para el proceso- un juez ya desestimo el recurso de la familia de la víctima, primando el derecho a la información y la libertad de expresión. Sin embargo, estas informaciones, recreadas ficticiamente, y que señalan al culpable de forma clara, representan un importante prejuicio, que se agravaría en el caso de tratarse de un tribunal popular. La proliferación de este tipo de series, en cualquier caso, esta convirtiéndose en un fenómeno al que ningún grupo mediático quiere renunciar. La expectación que alcanzan estos delitos en los noticiarios, ha convertido ya en costumbre la aparición de series de ficción que los recrean, y que atraen enormemente a los espectadores, disparando los índices de audiencia. Cabrá esperar una nueva sentencia al respecto que prime los intereses de los implicados “reales”, y no los de las televisiones.

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