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Crecen dudas alemanas acerca de la gobernabilidad de España

La estrella de Mariano Rajoy en el cielo alemán brilla bastante menos que antes. Las noticias esperanzadoras acerca de un aumento de las exportaciones españolas, del ligero descenso del paro y de la llegada masiva de turistas este verano no logran compensar la sombra de corrupción que afecta al PP y a su presidente. Empieza a haber dudas acerca de si el Gobierno actual va a sobrevivir a este lance. “España, que antes de la crisis llegó a llamar a las puertas del G8 y que ahora ha caído hasta el puesto trece, lo que menos necesita en estos momentos es que haya dudas acerca de su estabilidad política y su gobernabilidad”, escribía este lunes Leo Wieland, el corresponsal del Frankfurter Allgemeine Zeitung en Madrid .

Se sabe en Alemania que el Partido Popular dispone de una mayoría confortable en el Parlamento, y que los socialistas españoles atraviesan horas muy bajas, pero el escándalo Bárcenas crece y ha encontrado un eco más que notable estos últimos días en los medios de comunicación germanos. Se hacen los inevitables paralelismos con la financiación irregular de la CDU alemana a finales de la década de los noventa y los donantes anónimos al partido cuyos nombres se negó a facilitar el excanciller Helmut Kohl.

”Con relación al actual escándalo de corrupción en España lo del dinero negro de la CDU hace trece años es un chiste”, se ha podido leer en el semanario Die Zeit, un medio de referencia para los intelectuales de este país. Fue Angela Merkel, entonces secretaria general del partido, quien pidió a Kohl que dejara su puesto de presidente de honor para evitar dañar más a su formación política. El pasado mes de febrero, en una cumbre bilateral, Merkel lanzaba un mensaje público de respaldo a su colega alemán. Hoy medios próximos a la canciller prefieren guardar silencio y se limitan a decir que “se trata de un asunto interno”.

Lo que menos se comprende es la resistencia de Mariano Rajoy a haber dado explicaciones detalladas hasta ahora, lo cual crea un clima de desconfianza que, para muchos, va más allá de la batalla política y que afecta también a la élite empresarial tan maridada con el poder. Los ritmos a la hora de dar detalles y de someterse al fuego cruzado de la oposición y el Parlamento son en en la República Federal muy rápidos y no se tiene ninguna contemplación hacia los remoloneos o maniobras de distracción de ministros o altos cargos. El escándalo Bárcenas, según la edición de esta semana de Der Spiegel, “recuerda a los españoles cómo la casta dirigente de políticos y empresarios ha conducido al país a la ruina (..) fue en ese clima donde creció la burbuja (…) los comentaristas políticos en Madrid se preguntan cuán fuerte es Rajoy todavía. Esta semana él va a dar explicaciones”.

Para una Angela Merkel que intenta desconectar en estos días, la posibilidad de una crisis política y, por ende, económica en España es una pesadilla que prefiere ignorar. Ya tiene bastantes preocupaciones con la crisis de liderazgo de François Hollande y con las interrogaciones abiertas sobre el ritmo de las reformas en Francia. Pero es evidente que Berlín va a prestar una atención muy especial a la intervención del presidente del Gobierno español mañana ante el Parlamento. La confianza en el país, pero también en Europa, hay que ganársela a pulso. Y las élites alemanas tienen también sus elevadas exigencias a la hora de demandar y respetar un liderazgo. Sin ir más lejos, al hasta ahora presidente de Siemens, Peter Löscher, le ponen hoy en la calle -a pesar de que tiene un contrato hasta el año 2017- por errores graves en la gestión de la multinacional.

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