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Crece la frustración de Estados Unidos a la vez que su hegemoní­a se precipita

Las autoridades sirias optaron por celebrar elecciones presidenciales el 3 de junio. Bashar al-Assad fue uno de los tres candidatos. Los medios de comunicación internacionales asumieron por o general quesin duda alguna Bashar al-Assad ganaría los comicios. A pesar del descontento público con la situación actual y un deseo de cambio, el principal problema de la crisis de Siria es la interferencia de fuerzas extranjeras en asuntos internos de Siria, provocando una guerra civil en un intento por derrocar al gobierno sirio.

El presidente estadounidense Barack Obama anunció en agosto: «el dictador Bashar al-Assad ha perdido su legitimidad y debe dimitir». Sin embargo, lejos de caer, Bashar al-Assad se ha asegurado otros tres años en el poder, por muchas razones. Lo más importante, Estados Unidos no ha hecho ningún ataque militar directo contra Siria. ¿Por qué el ejército estadounidense decidió no atacar esta vez?

Debilitada por sus incursiones en Afganistán e Irak, la hegemonía de Estados Unidos ya no está en su punto más álgido. La economía estadounidense se estrelló durante la crisis financiera de 2008, provocando más problemas internos. Junto con el ascenso de las economías emergentes, es un hecho indiscutible que el dominio de Estados Unidos está en declive. A través de su «Estrategia de reequilibrio de Asia-Pacífico» en 2011, Obama ajustó su política de Medio Oriente reduciendo la inversión en Medio Oriente, frenando la implementación del «nuevo intervencionismo» y buscando refugio en la estabilidad.

Una guerra en Siria es ahora contraria a su estrategia global, y dejaría Estados Unidos con demasiadas dificultades. En agosto de 2013, Occidente conspiró sobre una guerra de «armas químicas» en Siria. Estados Unidos planeó junto con Reino Unido amenazar a Siria, declarando su intención de llevar a cabo un ataque militar. Pero el 59% de los estadounidenses se opusieron a ayudar a la oposición siria.

El Parlamento británico obligó a su gobierno a que dejara de lado sus planes de guerra. Obama tuvo que aceptar una propuesta de Rusia de deshacerse de las armas químicas de Siria a cambio de paz.

Qian Wenrong, un reconocido experto chino, señala que tras la II Guerra Mundial y la Guerra Fría, Estados Unidos siempre ha estado preparado para comenzar una guerra, y siempre ha logrado convocar a países para que apoyen y ayuden en su empeño. Como resultado, Estados Unidos sufre la ilusión de poder hacer lo que quiera. Esta vez, los compromisos de Obama en la crisis de armas químicas de Siria demuestran que la fuerza de Estados Unidos está en declive. Estados Unidos es más débil que antes. La hegemonía de Estados Unidos ya no es la que era y tal vez está destinada a desaparecer para siempre.

Algunos expertos sugieren que la participación en las elecciones presidenciales de 2014 de Bashar al-Assad será una excusa para que Estados Unidos utilice su fuerza militar.

Sin embargo, la respuesta de Estados Unidos hasta la fecha ha sido en primer lugar declarar que las elecciones no son legítimas y que Estados Unidos no aceptará los resultados de las urnas. En segundo lugar, otorgará estatus diplomático a la Oficina de la Organización contra el Gobierno Sirio en Estados Unidos, y en tercer lugar, dará 27 millones de dólares en ayudas a la oposición siria.

Estados Unidos y sus aliados pueden tener planes para otras acciones, pero hasta ahora no hay señal de que se vaya a producir un ataque militar contra Siria. El 28 de mayo, Obama pronunció un discurso en West Point en el que afirmó que en cuanto a Siria, mientras que la acción militar no es la solución, Estados Unidos apoyará a la oposición siria. El discurso sugiere que se descarta la posibilidad de una intervención militar directa. Una solución política a la crisis siria representa un consenso internacional, pero los países occidentales, liderados por Estados Unidos y algunos de los países del Medio Oriente, todavía insisten en apoyar a la oposición siria y exigen que Bashar al-Assad renuncie como requisito previo a cualquier conversación de paz. Sólo una solución política abrirá este callejón sin salida.

Mientras que Estados Unidos sigua apoyando a la oposición, será difícil poner fin a la guerra civil en Siria; mientras Estados Unidos no lance ataques militares directos, el régimen de Bashar al-Assad no será derrocado.

Todavía se están realizando esfuerzos para encontrar una solución política a la crisis, pero si ningún bando está dispuesto a cambiar su actitud, todos los esfuerzos serán en vano. La crisis siria podría prolongarse. La crisis no ha evolucionado como Estados Unidos deseaba. No solo el presidente Bashar al-Assad no dimitirá, sino que además ha sido reelegido. Su continuidad en el poder es un recordatorio frustrante para Estados Unidos de que su hegemonía está en declive.

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