Literatura

Creadores, ¡abrid los ojos!

La polémica que para muchos pasó inadvertida entre el escritor Juan Gómez Jurado y el cantante y compositor Alejandro Sanz, ha tomado otro cariz. El cantante retó al escritor a que colgara su obra gratis en Internet, y así­ lo ha hecho. Hasta 65 mil euros en beneficios es el resultado. Las licencias Cretive Commons han contribuido a ello. Los hechos cada vez son más tozudos. La realidad cambia, o te mueves con ella o la sojuzgas. Cosa que no puede durar nunca demasiado tiempo.

Hace diez años se crearon seis tios de licencias llamadas Creative Commons, que hoy ya tienen registradas más de 400 millones de obras en todo el mundo. Son licencias que permiten que los usuarios accedan a las obras en la red con una serie de condiciones previas. Es una forma de gestionar los derechos de autor de mucha flexibilidad y que se centran en buscar la mayor difusión, sustituyendo, en los hechos, a las grandes maquinarias editoriales. Aunque si de lo que se trata es de vender millones de ejemplares buscando el best seller, la comparación todaví­a no es posible. Pero lo será, inevitablemente.   La resistencia de la industria es realmente enorme, por eso resultados como los de Gómez Jurado son tan importantes.   Precisamente en el terreno editorial es donde más alternativas diferentes han surgido a la hora de adaptarse a los nuevos medios haciendo frente a la crisis. Editoriales como Traficantes de sueños ofrecen una suscripción anual de 150 euros por poder descargarse 16 tí­tulos al año de todas las novedades y el catálogo disponible. Bubok o Acuarela hacen lo mismo utilizando diferentes versiones de las licencias Creative Commons, entre las que se incluye la descarga gratuita.   Una de las primeras autoras en apostar por las CC ha sido Belén Gopegui, cuya última novela, publicada en Mondadori, cuesta seis euros. El poeta Antonio Orihuela no ha podido lograr que sus libros en papel salgan con el sello de las CC en la página de créditos, pero todos ellos están de libre acceso en internet. Afirma que quiere que llegue a cuantas más personas mejor, y estas licencias permiten que la poesí­a crezca en lectores. Subraya que el copyright no le compensa, porque lo que recibe por sus derechos al año «es tan insignificante», que a sus editores se lo cambia por libros.   El autor Jaron Rowan apuesta también y defiende públicamente este modelo de gestión de los derechos de autor. Lo que no ha obtenido en ventas lo ha logrado con beneficios indirectos, como charlas y conferencias.   En la red pueden además encontrarse estas interesantes cinco propuestas de Gómez Jurado:   1.- Creadores, abrid los ojos. Aprendamos nuestros derechos y las opciones disponibles para monetizar nuestro esfuerzo, que no son siempre las tradicionales. Internet es, ante todo, nuestro mayor portal de exposición, y el mayor mercado del mundo. Y aquellos que navegan por él no son ladrones, sino personas como nosotros, tan dignas como nosotros aunque su trabajo brille menos que el nuestro.   2.- Ejecutivos de la industria, estudiad los modelos que funcionan. No infravaloréis a vuestro público. No deis cosas por supuestas. La España de pandereta ya no existe. Vuestra nueva audiencia es el ciudadano digital, y este no tiene el toro encima de la tele, entre otras cosas por que es extraplana, ya no cabe. Buscad economí­as de escala, mejor vender cien mil copias a un euro que mil copias a diez. Y por encima de todo, no compliquéis las cosas intentando que no copien. Lo harán igual, pero si es difí­cil lo que no harán será comprar.   3.- Consumidores, tened presente que copiar no es robar, pero también que hay alguien detrás de los productos que nos hacen felices. Hay un escritor detrás de los libros, y todo un elenco detrás de una pelí­cula. Si es posible y hay una alternativa sencilla a un precio razonable, cómprala. Mientras lo permita tu economí­a, opta por lo original. Y por favor, no digas que una pelí­cula o un libro son caros para luego bajar al bar y tomarte tres mojitos a 5 euros cada uno.   4.- Polí­ticos, cread programas para ayudar a los autores a monetizar sus contenidos. Incentivad la creación de modelos de negocio novedosos. Luchad contra el IVA del 18% en las descargas, contra leyes como el precio único. Reformad la ley de la Propiedad Intelectual desde cero. Abolid el canon digital.   5.- Para todos, no insultemos. Intentemos ponernos en el lugar del otro, pues en la actual tesitura todos tienen parte de razón. Y sobre todo, escuchemos, debatamos y reflexionemos. Que no nos cuelen más mentiras y gordas.  

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