Critica teatral sobre "Un Dios salvaje" de Yasmina Reza

COSAS DE CRÍOS

Ante el incidente de una pelea entre dos niños los padres de ambos se reúnen para tratar el desencuentro infantil. Pero el acuerdo inicial de reconvenir a los hijos su actitud y hacer que el agresor pida disculpas al agredido, se transforma poco a poco en disputa cuando los padres del primero cuestionan los motivos por los que su vástago deba disculparse ante el otro niño alegando posibles razones para la agresión.

Esta comedia de Yasmina Reza en un híbrido, mezcla de alta comedia (la comedia burguesa de salón) y de obra de rovocación y denuncia, más propio del drama de mediados del siglo XX, del “Sturm und drand” alemán, del teatro de O´Neill, Tennesse ó J. B. Priestley. Yasmina quiere provocar divirtiendo. Aunque bajo esta apariencia de farsa provocativa se esconde una realidad que la propia Sra. Reza no alcanza a denunciar, pero sin la cual ella misma nunca podría haber creado a sus personajes. Su anterior éxito, “Arte”, que se paseó por los escenarios españoles, primero de la mano de unos hilarantes y excelentes Josep Mª Flotats, Josep Mª Pou y Carlos Hipólito y, posteriormente del gran actor argentino Ricardo Darín, dejó sobradamente ridiculizado el desmedido culto a la moda, la excesiva preocupación por destacar, por alcanzar lo que Warhol llamó con acierto esos “quince minutos de gloria”. En esta ocasión, la exitosa autora teatral desgrana los problemas a los que nos avoca el individualismo, la competitividad extrema y la absoluta falta de solidaridad, valores con los que se educan nuestros hijos desde muy pequeños. Los personajes de esta comedia llevan una vida regalada de clase media alta que dedica muy poco tiempo a sus hijos, situación en la que se encuentran también miles de familias cuya situación económica dista mucho de ser tan holgada. Las actuales condiciones de trabajo obligan a millones de personas poco menos que al abandono de los niños y, por tanto, les condenan a la incomunicación afectiva y educativa por el espurio motivo del sustento familiar. Sin sacar a pasear axiomas nostálgicos, cuando no abiertamente reaccionarios, en un sentido estricto el abuelo tiene razón al decir que “antes, el hombre traía el jornal a casa y con eso vivían él, la parienta y los cuatro churumbeles”, no hace tanto que semejante afirmación era cierta. Sin justificar tampoco machismos ni alimentar anhelos retrógrados, sobretodo hoy en día que la igualdad entre sexos es bandera nacional y moneda común entre el común de los mortales (salvo salvajes excepciones), bien podría ser la mujer la que aportase el dichoso jornal. La cuestión de fondo consiste en que hace medio siglo un sueldo mantenía a una familia de 4 miembros y hoy, 50 años más tarde, el Capitalismo ha conseguido que dos sueldos no sean suficientes. La Banca ahoga a las familias con la subida de los intereses, las hipotecas las amarran para toda la vida y les impiden ahorrar; la especulación inmobiliaria también ha hecho imposible el ahorro; las empresas han descubierto que pueden tener más beneficios bajando los sueldos a los trabajadores o haciendo que curren más horas (véase la directiva europea de las 65 horas); la subida descontrolada de los precios, etc., etc., etc., etc. Cuando se estira tanto la cuerda acaba por romperse. Y en esa crisis estamos. M Román

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