Avances contra el cáncer

Cortarle la retaguardia

Un equipo de investigadores chinos acaba de descubrir lo que puede ser un punto débil en la retaguardia, el punto de escape, del cáncer frente a las terapias que buscan su aniquilación.

La resistencia de las células cancerosas ante la quimioteraia actual es la habilidad que tienen las células cancerosas para escapar a la acción que dicho tratamiento tiene sobre el ciclo de división celular. El experimento consistió en tratar células cancerosas de cérvix, piel, hígado y mama con sustancias que inducen la apoptosis, la muerte celular (jasplakinolida, staurosporina y etanol). Una vez la muerte celular se activó, mientras que para las células normales este es un punto de no retorno, los científicos observaron que las células cancerosas sí podían recuperar su forma, función y capacidad de división al serles retirados las sustancias apoptóticas testadas, excepto el caso en que la célula cancerosa llegaba a la última etapa, la desintegración del material genético contenido en el núcleo. La muerte se convertía, llegado a este punto, en inevitable. La efectividad de las sustancias quimioterápicas depende de la capacidad que tienen de su capacidad de impedir la división celular en el tumor. Cuando la célula cancerosa no puede dividirse muera. Esta acción se consigue dañando el material genético (ADN, ARN) indispensable para que la célula pueda elaborar una copia de sí misma e induciendo la apoptosis. Cuanto más rápido se divide la célula cancerosa, más vulnerable es a la quimioterapia. Hasta hoy se conocían diferentes mecanismos por los que la célula del cáncer adquiere una protección frente a la acción de dicha quimioterapia, de la misma forma que las bacterias se hacen resistentes a los antibióticos. Pero el descubrimiento actual, que refleja la plena incorporación de China a la investigación biomédica de primera línea, empieza a dar luz al por qué de la recurrencia de los cánceres y abre el camino, si no a la deseada sustitución de la quimioterapia por otros productos no tóxicos, sí a la posibilidad de actuar para hacer las células cancerosas más vulnerables a ella, con lo que se podrá reducir su dosis y aumentar su eficacia. Romperle la retaguardia, conocer los mecanismos de escape del cáncer, es ya un gran paso.

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