Internet

Corsarios y piratas (segunda parte)

La cultura y su relación con las nuevas tecnologí­as representan un horizonte para todos. Arreglo al punto de vista de su uso y desarrollo se abren dos frentes. Tí­picamente, históricamente.

Hace unos meses resonó la noticia de los chicos suecos. Crearon un ortal para facilitar la trasferencia pirata de películas y canciones entre nuestros ordenadores en todo el mundo. Ahora ha aparecido una nueva polémica. El juez que los condenó, Tomas Norstrom era "juez y parte", lo que -como es lógico- contraviene las mismas leyes. La emisora de radio SR sacó a la luz un reportaje vinculando a Norstrom a un conocido lobby de defensa del Copyright. La defensa consideró que había un conflicto de intereses. Apeló la sentencia y el caso fue adjudicado a Ulrika Ihrfelt. Sin embargo la magistrada pertenece a la misma organización que Normstrom. Ahora el tribunal de apelaciones va a abrir una investigación sobre Normstrom, para saber hasta qué punto su sentencia ha sido independiente. No se ha divulgado más. De momento. Por otra parte, otros piratas han atacado a un conocido corsario: Youtube. El objetivo era subir pornografía y lo consiguieron por unos momentos. Es conocido por todos el potencial prodigioso de Youtube. Su capacidad de difusión lo convierte en el canal de los canales. Y sólo acaba de nacer. Sin embargo existe un problema. Tiene dueño. Los hackers reivindicaban en este caso la práctica de los administradores de Youtube de borrar vídeos. Usted no puede subir a Youtube vídeos con Copyright. Youtube se reserva el derecho de difundirlo. Al igual que no se puede compartir en Facebook enlaces a sus escenas favoritas de cine. Youtube lo borrará. Facebook lo prohibirá. Parece de todos. Pero no lo es ni remotamente. Hay que proteger la cultura. Hay que proteger la propiedad intelectual. Pero ¿hay que poner en manos de las multinacionales el discernimiento? ¿Se limita la capacidad de desarrollo futuro de la humanidad al marco legal que nos une con el pasado?

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