Coordinado por el International Consortium of Investigative Journalists (ICIJ, Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación), 28.000 páginas de documentos confidenciales han sido examinados a lo largo de seis meses por un equipo internacional de más de 80 periodistas de 26 países.
Gracias a su trabajo, ahora han podido ponerse al descubierto cerca de 550 documentos fiscales pactados por 340 grandes multinacionales y las autoridades de Luxemburgo entre el 2002 y el 2010, con la mediación de la consultora norteamericana Pricewaterhouse Coopers (PwC). «Lo que buscan las multinacionales no es evitar pagar impuestos en dos países por un mismo beneficio, sino no pagar en ninguno» En ellos salen a la luz las tretas y trucos empleados por las multinacionales -hasta ahora secretos y amparados por el secreto fiscal de Luxemburgo-, fundando filiales en el Gran Ducado a pesar de que sus verdaderos negocios residían en el resto de grandes países europeos, para luego trasvasar sus beneficios a Luxemburgo enmascarándolos como intereses a pagar por inexistentes préstamos.
Multinacionales como Pepsi Cola, Ikea, Burberry, Amazon, British American Tobacco o Standard & Poor’s utilizaron estas argucias para eludir el pago de impuestos en España y otros países europeos por sus enormes beneficios.Pero también muchos de los mayores fondos de inversión del mundo como HSBC, Dexia, Oaktree, Hines, Palamon, Doughty Hanson e incluso el fondo soberano de Abu Dabi han utilizado la “vía luxemburguesa” del fraude y la corrupción para invertir en el sector inmobiliario español o en empresas y energías renovables. Hacer sus inversiones desde allí les permitía negociar por adelantado cuánto iban a pagar sobre la rentabilidad que obtuvieran del dinero invertido en España, normalmente menos de un 1%.«Tras EEUU, Luxemburgo se ha convertido en uno de los mayores centros financieros del mundo» Grandes empresas españolas como el Grupo Recoletos (editor de los periódicos Marca y Expansión), Privalia, Lanetro Zed, CLH (Compañía Logística de Hidrocarburos) o el grupo de residencias de ancianos SAR fueron adquiridas directamente por fondos de capital riesgo de distintas nacionalidades a través de complejas estructuras gracias a las cuales los fondos estaban exentos de tributar en España por los beneficios que obtienen en nuestro país y apenas pagan nada tampoco en Luxemburgo.Los paraísos del IbexLuxemburgo es uno de los destinos preferidos de los que los expertos denominan «planificación fiscal internacional”. Es decir, ir haciendo operaciones sucesivamente, de país en país, cada vez más complejas y opacas de forma que al final nada sea ilegal, pero que visto de conjunto y el objetivo que persiguen se trata de un caso claro de corrupción y fraude fiscal. Puesto que lo que buscan no es evitar pagar impuestos en dos países por un mismo beneficio, sino no pagar en ninguno, forzando la legislación y buscando las ventajas fiscales de uno y otro.Luxemburgo, con poco más de medio millón de habitantes y una de las rentas per cápita más altas del mundo, es un destino habitual para bancos y monopolios españoles que utilizan filiales domiciliadas allí -que suelen ser poco más que un despacho con un representante, una secretaria y un teléfono- para recibir dividendos, conceder préstamos o vender otras empresas filiales sin que tributen las plusvalías, como ocurre en España por la venta de esas acciones.Para los monopolios del Ibex, Luxemburgo es un destino habitual, y no para hacer turismo precisamente. Según el último informe del Observatorio sobre Responsabilidad Social Corporativa presentado en mayo pasado, 33 de las 35 empresas del Ibex tienen filiales en territorios a los que considera paraísos fiscales. Luxemburgo, con 37 sociedades, es el tercer destino más solicitado, sólo por detrás de Holanda y Delaware (EEUU).El estallido del escándalo ha puesto en una posición difícil al recién elegido presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, quien fue primer ministro de Luxemburgo a lo largo de casi 20 años, compaginando esta tarea con la de ministro de finanzas. Resulta difícil creer que Juncker no sabía nada y que esté en condiciones de librarse de su responsabilidad ante la cada vez más evidente constatación que ha convertido a su país en un inmenso paraíso fiscal. Bajo sus gobiernos, el diminuto Luxemburgo se ha convertido en una gran potencia financiera internacional. «El Gran Ducado de Luxemburgo es un inmenso paraíso fiscal donde acuden multinacionales de todo el planeta para evadir impuestos» Hace apenas tres décadas, el Gran Ducado no jugaba ningún papel en el sector financiero mundial. Mientras que hoy día, tras EEUU, pasa por ser uno de los mayores centros financieros del mundo, donde se administran alrededor de tres billones de euros, tres veces el PIB de España. Y todo gracias a la legislación fiscal extremadamente permisiva desarrollada durante los largos años de mandato de Juncker, A la vista de las denuncias del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación, nos hallamos ante una demostración palmaria de la sumisión y la colaboración activa y necesaria del gobierno de un país y de sus instituciones al servicio de procurar los mayores beneficios posibles de multinacionales y de la evasión consentida de impuestos. Al tiempo que el dirigente de ese mismo gobierno, desde sus cargos en la UE, defiende cargar sin compasión el coste de la crisis sobre las espaldas del 90% de la población. Si Blesa o Rato están siendo enjuiciados por el uso de las tarjetas opacas que tuvieron un coste de 15 millones de euros, si Granados y los de la Púnica están en la cárcel por una trama de corrupción valorada en 250 millones de euros, ¿cuándo vamos a ver al presidente de la Comisión Europea sentado en el banquillo para que responda como cómplice y colaborador necesario de la evasión de miles de millones de euros en impuestos de las grandes multinacionales?Granujas a todo ritmoEn un pequeño edificio de cemento acristalado, con apenas cuatro plantas de altura se esconde una de las mayores tramas de corrupción y fraude detectadas nunca en Europa. Hasta 1.600 empresas distintas tienen su sede en las tres plantas superiores del edificio. Ni las más diligentes hormigas tienen la capacidad de comprimir ese enorme volumen en tan poco espacio.Ese pequeño edificio es el lugar, según los periodistas que investigan el asunto, “con mayor concentración de empresas por metro cuadrado de Luxemburgo”, y debe serlo, seguramente, también de todo el planeta. El acceso a las tres plantas superiores está reservado exclusivamente a los clientes de esas empresas. Que, en su inmensa mayoría, “son empresas extranjeras que fijan aquí la sede virtual de sus filiales luxemburguesas cuya única actividad consiste en realizar operaciones financieras con su matriz para aliviar la factura fiscal del grupo”.Y lo hacen gracias a la reforma fiscal impulsada en 1992 por el entonces ministro de Finanzas luxemburgués, Jean Claude Juncker. Que posteriormente sería, de forma sucesiva e ininterrumpida, gobernador del Banco Mundial, del Fondo Monetario Internacional, del Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo, primer ministro de su país durante tres legislaturas, presidente del Ecofin, del Consejo Europeo y, finalmente, presidente de la Comisión Europea, cargo para el que fue elegido el pasado 15 de julio. Bajo su presidencia y gracias a las leyes por él aprobadas, Luxemburgo se ha convertido en el gran paraíso fiscal que es hoy.A poca distancia del edificio con más sedes de empresas por metro cuadrado del mundo se encuentra la sede luxemburguesa de una de las mayores consultoras del mundo: la norteamericana Pricewaterhouse Coopers. Consultora que, curiosamente, es la principal asesora y consejera de las 340 multinacionales cuya red de fraude fiscal se ha descubierto ahora. ¿Y adivinan quién era el responsable en España de Pricewaterhouse Coopers entre 2008 y 2010? Pues sí, Luis de Guindos, ministro de Economía de Rajoy y también máximo responsable del banco norteamericano Lehman Brothers, cuya caída en octubre de 2008 desató la crisis. «Un ejército de asesores de Pricewaterhouse-Coopers se dedicaban a rebajar la carga impositiva, por debajo del 1%, a multinacionales» Ya dice el refrán que Dios los cría y ellos se juntan… en los más altos despachos ministeriales.
Según revelaba el diario alemán Süddeutschezeitung a las pocas horas de saltar el escándalo, “Marius Kohl, hombre de 61 años, jubilado el pasado año y muy conocido en ciertos ámbitos del Gran Ducado, era apodado ‘Mr. Ruling’, mister resolución”. Durante 22 años dirigió el departamento de impuestos y tributos de “Sociétés 6” enclavado, sí, efectivamente, en el edificio de cuatro pisos sede de 1.600 empresas. En un amplio despacho, Kohl recibía a los expertos de la consultora Pricewaterhouse-Coopers, un ejército de asesores sagaces e ingeniosos dedicados a rebajar la carga impositiva, por debajo del 1%, a multinacionales mediante montajes y estructuras fiscales. Los asesores de PwC sabían que con Marius Kohl encontrarían el modo. En una presentación interna a clientes “los asesores de PwC describen a Luxemburgo como un lugar con ‘autoridades flexibles fácilmente contactables y dispuestas al diálogo’. La encarnación de aquellas autoridades era Marius Kohl”. En nombre de sus clientes, los asesores de PwC “le presentaban los planes y montajes de las multinacionales; tras dos o tres encuentros personales se le entregaba una solicitud por escrito, a la que Marius Kohl a menudo respondía positivamente incluso en el mismo día. Pueden ser miles las solicitudes que Marius Kohl despachó a lo largo de sus 22 años de servicio, en algunas épocas hasta 54 por día”.