Correa, que mantiene niveles históricos de popularidad gracias a sus múltiples programas sociales, que han beneficiado a los sectores desposeídos, y a medidas nacionalistas como dejar de pagar la deuda externa o la expulsión de empresas extranjeras.
Tras dos años de gobierno, Correa, de 45 años, goza de un 70% de opularidad, de acuerdo con las últimas encuestas difundidas en enero.El presidente de Ecuador, Rafael Correa, ha presentado su candidatura para las elecciones generales de abril, iniciando su carrera para obtener la reelección con un sólido apoyo popular y sin un contrincante de peso.Correa y el vicepresidente Lenín Moreno hicieron oficiales el miércoles sus candidaturas para ocupar por segunda vez la presidencia, que ganaron en las elecciones de 2006, con miras a continuar con su proyecto político para instaurar el socialismo en el país.»Nadie busca perennizarse en el poder. Simplemente somos instrumentos del pueblo», afirmó Correa, que se enfrenta una crisis mundial y a la caída del precio del crudo, una de sus principales fuente de ingresos.Correa, que mantiene niveles históricos de popularidad gracias a sus múltiples programas sociales, que han beneficiado a los sectores desposeídos, y a medidas nacionalistas como dejar de pagar la deuda externa o la expulsión de empresas extranjeras.El año pasado Correa sumó una victoria decisiva para afianzar su propuesta, al ser aprobada la nueva Carta Magna, en el referendo celebrado el pasado 28 de septiembre, cuando un 64 por ciento del electorado aprobó el texto.Uno de los mayores retos de Ecuador es cambiar su inserción en el sistema internacional pues éste delimita los marcos de sus políticas internas. Ecuador es un país primario exportador muy vulnerable a la volatilidad internacional. Tiene un mercado interno pequeño y deprimido, una apertura comercial excesiva. Su perfil social está marcado por grandes fracturas: altos niveles de pobreza y desigualdad.Pero, al mismo tiempo, hoy está abierta una posibilidad real, sobre todo en Sudamérica, para que un proceso de integración permita una reinserción que otorgue a Ecuador y al subcontinente un mayor margen de acción internacional.Está alejado espacialmente del eje de integración latinoamericano, no comparte frontera ni mantiene relaciones económicas importantes. Está encerrado justamente por los dos países -Colombia y Perú- que siguen con más fuerza los lineamientos de Estados Unidos. Este cerco conservador implica que aún con la renuncia del Ecuador a firmar el TLC con Estados Unidos sufrirá las consecuencias de los tratados de sus vecinos. El gobierno ecuatoriano ha planteado su intención de intensificar su adhesión a los procesos de integración en marcha en América Latina. El presidente Rafael Correa busca consolidar la Comunidad Andina, acercarse al Mercosur y empujar la Unasur como los principales espacios económico-políticos para Ecuador.