Nuevos lanzamientos de misiles

Corea del Norte saluda el 4 de Julio

Corea del Norte disparó ayer siete misiles de corto alcance, similares a los que habí­a lanzado hace apenas dos dí­as. La nueva provocación cayó el mismo dí­a en que su principal rival internacional, Estados Unidos, celebraba su Dí­a de la Independencia. Según denunció el gobierno vecino de Corea del Sur, los misiles salieron de las instalaciones de Kitsaeryong, en la costa este del paí­s, hacia el mar de Japón. Los nuevos ensayos están considerados los más amenazantes dados que podrí­an potencialmente alcanzar la mayorí­a del territorio surcoreano y partes de la isla de Japón. La agencia surcoreana Yonhap informó más tarde que se trataba de misiles Scuds o Rodong, cuyo alcance máximo es de 1300 kilómetros. Europa, Washington, Tokio y Seúl repudiaron inmediatamente la decisión de Pyongyang de continuar con las pruebas misilí­sticas y advirtieron que pone en peligro cualquier posibilidad de reanudar las negociaciones multilaterales. Rusia y China, en cambio, prefirieron guardar silencio.

El Deartamento de Estado norteamericano repudió inmediatamente el nuevo lanzamiento de misiles, al que consideró peligroso para la seguridad regional. «La comunidad internacional habló en voz alta y Corea del Norte sabe exactamente lo que tiene que hacer. Tiene que terminar estas acciones provocativas», reclamó el vocero de la institución, Ian Kelly. Para agregar tranquilidad a los halcones de Washington, el Pentágono reiteró que, si la amenaza norcoreana escala, está listo para enfrentarla. «Con nuestros interceptadores terrestres en Alaska y California, estoy convencido de que si realmente estamos amenazados por un misil de largo alcance podrí­a destruirlo antes de que cause daños en el territorio estadounidense», aseguró el general Victor Renuart, comandante en la región, al diario The Washington Times.Los que evitaron hacer declaraciones fueron Rusia y China, las otras dos potencias incluidas en la mesa de diálogo multilateral, pero con posiciones diferentes al tratamiento y la solución al problema norcoreano. Mientras Moscú no emitió señales, Beijing envió en una gira diplomática a su principal negociador en la cuestión nuclear norcoreana. Su misión es convencer a los otros cinco paí­ses de reanudar la conversación a seis bandas.Las severas sanciones aprobadas por la ONU, están en el fondo del asunto, el régimen de Corea del Norte fiel a su estilo, responde con su diplomacia nuclear a la presión internacional. Hasta ahora China y Rusia se habí­an resistido a endurecer las sanciones contra Pyongyang, pero el órdago lanzado por Corea del Norte hace unas semanas, al lanzar un misil que cruzó los cielos de Japón, causó tal alarma e ira en la comunidad internacional -en especial en Seúl, Tokio y Washington- que obligo a Pekí­n y Moscú a aprobar esta dura reprimenda. Las sanciones permiten a los a los paí­ses miembros de la ONU inspeccionar la carga de cualquier barco que entre o salga de los puertos norcoreanos y cualquier cargamento que se enví­e a Corea del Norte por aire, tierra y mar, con la autorización de destruir cualquier producto que viole las sanciones. También incluye la prohibición de toda venta de armamento -a excepción de armas ligeras- y la congelación de gran parte de los fondos de Corea del Norte en el exterior.Corea del Norte no puede, según Naciones Unidas, disparar Scud, cohetes de alcance medio o largo, bajo una resolución que prohí­be cualquier tipo de lanzamiento que utilice tecnologí­a de misiles balí­sticos. Los disparos del jueves no infringieron las prohibiciones de la ONU, ya que se trató de misiles de crucero, no balí­sticos. Los primeros son disparados directamente al objetivo, mientras que los segundos son guiados en el ascenso y caen libremente cuando descienden. Corea del Norte cuenta con más de 600 misiles Scud, conocidos allí­ como Hwasong, y más de 300 Rodong, de alcance medio.La baterí­a de disparos forma parte de las pruebas militares habituales del Norte, pero, según los analistas, la fecha elegida lanza un claro mensaje a Washington de que Pyongyang no está dispuesto a plegarse a las presiones, y que cuenta con los medios para responder a cualquier intento de imponer sanciones que incluya un ataque militarEl jefe de las operaciones navales estadounidenses, el almirante Gary Roughead, aseguró ayer que están preparados para seguir cualquier movimiento norcoreano. La prensa japonesa afirmó el mes pasado que Pyongyang podrí­a probar un misil intercontinental dirigido hacia Hawai. EE UU ha incrementado las defensas en la isla.El movimiento de aviones, submarinos o batallones del Ejército es una de las técnicas de disuasión que Estados Unidos suele usar cuando un conflicto comienza a escalar demasiado. El año pasado lo utilizó con Irán, cuando el gobierno saliente de George Bush hijo entró en un enfrentamiento verbal con Irán, que hizo a más de un analista pronosticar un posible conflicto bélico. Para mediados de año, Washington habí­a instalado dos portaaviones con más de 17 mil militares y decenas de aviones de última tecnologí­a a bordo, frente a las costas iraní­es. El cruce diplomático continuó por un tiempo, pero de a poco la tensión fue bajando. El músculo del Pentágono, aun en tiempos de crisis, es imbatible.. La incógnita a desvelar en los próximos dí­as es la respuesta de Washington y a donde puede conducir esta escalada en el conflicto. Es obvio que la solución militar esta descartada. Si la administración Obama cede y promete concesiones estarí­a dando señales de debilidad ante el órdago Coreano, pero una posición de excesiva fuerza le conllevarí­a a echar demasiada leña al fuego. El problema que le surge a la administración norteamericana es que la exigida posición de fuerza que solicita su fiel aliado en la zona, Japón, sin contar con la connivencia de China no es posible. Ante la situación internacional, la solución está evidentemente ligada con la necesidad, en la actual coyuntura de crisis global y de búsqueda de un estrechamiento de las relaciones estratégicas con China, principal acreedor de EE UU. Washington sabe que en gran medida la solución no puede ser unilateral, debe contar con el consenso de China, no solo respecto a Corea del Norte, sino a la reorganización de la correlación de fuerzas en Corea del Sur, Japón y Taiwan.

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