Teatro

Corazón de trapo

Recorren estos dí­as nuestra vasta geografí­a titiriteros de toda patria con sus muñecos a cuestas, los hilos tensos y las manos prestas y hábiles para admiración de infantes y maravilla de padres y educadores.

La fascinación y el asombro con que un niño descubre el mundo son cualidades que, or desgracia, se superan en gran medida con la madurez y la pérdida de la inocencia. Precisamente a ello se refería nuestro Rafael Nadal cuando, hace unos días, hacía una observación digna de mayor atención de la que se le dio. El tenista se lamentaba de que, con la consecución de los triunfos en la pista se va produciendo un paulatino desinterés en los comentarios de los reporteros deportivos reflejado en expresiones del tipo, “otro más”, “otro partido ganado”, “otro triunfo conseguido”, “otro torneo dejando clara su superioridad”. Y lo peor es que el tono de los comentarios es el de quien da por supuesto el triunfo, como si remontar un Set en contra fuera, para Nadal, coser y cantar; como si ganar cada partido jugando con los mejores del mundo consistiera, para Rafa, en una rutina tan cotidiana como dejan entrever algunos reporteros. A diario podemos observar gestos que engrandecen la visión que tenemos de nosotros mismos, señales que son rasgos de identidad de una humanidad aún no adormecida por la costumbre de convivir con unos acontecimientos determinados, sean estos positivos o negativos. Tan pernicioso es acostumbrarse a la derrota como a la victoria, inmunizarse contra penas y alegrías recibiéndolas con la misma frialdad, indolentes, desapegados, deshumanizados, nos convierte en muñecos de trapo, presos de las ilusiones o de los proyectos de otros. Es necesario recuperar la ilusión, como previo para reconocer en el otro el esfuerzo constante del trabajo diario, interactuar con la realidad y para redescubrir en cada ocasión lo que se presenta como nuevo, como en una representación teatral, en que cada día la obra se escenifica por primera vez. Muchas son las ocasiones en las que podemos acercar a los niños al maravilloso mundo del títere y la marioneta en nuestras ciudades. Para muestra ofrecemos dos ejemplos de festivales donde compañías de todo el mundo traen sus propuestas al público infantil en España. El Bisóntere 2009, en Santillana del Mar (Cantabria), 2ª edición de un festival que toma fuerza con interesantes espectáculos en los que la innovación y el compromiso pedagógico están muy presentes en los autores y en las obras. 29, 30 y 31 de Mayo. Y el festival Primavera en Abizanda, en la localidad aragonesa de Abizanda (Huesca), promocionado por la Compañía Titiriteros de Binéfar. Desde el 11 de Abril hasta el 28 de Junio este encuentro recoge propuestas incluso en inglés fácil con una vocación lúdico-pedagógica muy interesante.

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