La ministra de Sanidad, Dolors Montserrat, quiere «ajustar» el copago farmacéutico para los jubilados que cobran pensiones más altas, en el tramo de renta superior 18.000€ al año, lo que afectaría a como mínimo 2 millones de pensionistas.
Mientras el gobierno justifica el copago para “reducir el gasto de Sanidad en medicamentos”, los estudios indican que tras 4 años de aplicación se han vuelto a niveles de gasto farmacéutico anteriores al decreto. Y el Ministerio ha firmado un acuerdo con Farmaindustria para que los fabricantes puedan aumentar el precio de los medicamentos.
Siguiendo las recetas del FMI -que en junio “recomendó” a España más impuestos, más reforma laboral, y más copago sanitario- la ministra de Sanidad defiende «ajustar» lo que pagan los jubilados con rentas más altas. «Quien más tiene debería pagar más», dice Dolors Motserrat, que henchida de equidad social apuesta por mantener el copago farmacéutico de 8€ al mes para los jubilados que no cobran nada, y subir el copago para los jubilados de más de 18.000€/año por encima del tope de los 19€ al mes que pagan ya. Eso afectaría al menos a 2.087.046 titulares de pensiones contributivas, uno de cada cuatro jubilados.
Desde que en 2012, con Ana Mato al frente del ministerio, el gobierno de Rajoy decretara un nuevo y mayor copago farmacéutico (y la exclusión de hasta 400 fármacos de la financiación pública) por motivos de «equidad” y ahorro, el gasto en medicamentos del sistema público de salud -que bajó en un primer momento- no ha parado de subir. Ha alcanzado en noviembre de 2016 los 9.000 millones de euros acumulados, lo mismo que en antes del decreto.
Pero esa factura la han pagado en gran parte las familias, cuyo gasto en servicios sanitarios ha aumentado un 13%, una gran parte dedicada a fármacos (6.400 millones en 2014, último año del que se tienen datos). Por el camino, el copago farmacéutico ha hecho que un numero creciente de pensionistas -sobretodo los de las rentas más bajas- tengan que optar entre seguir los tratamientos preescritos por el médico o atender a otras acuciantes necesidades derivadas de la crisis y de su empobreciento. Así lo ha denunciado repetidas veces la Sociedad Española de Atención Primaria (Semergen).
La relación directa entre copago farmaceutico y abandono de tratamientos quedó patente cuando el gobierno valenciano decidió dejarlo sin efecto en la Comunitat, subvencionando el copago de jubilados con ingresos menores a 1.000€ mensuales y personas con alguna diversidad funcional. Entonces el abandono de medicamentos cayó un 24% en tres meses: 14.000 personas menos dejaron de tener que elegir entre medicarse o pagar la luz o la comida de sus nietos.
Mientras el Gobierno justifica medidas como el copago farmacéutico contra parados y pensionistas por criterios de «austeridad y ahorro» de las cuentas públicas, el dinero público destinado a las farmacéuticas, tras caer, ha ido remontando también: en los dos últimos años se ha incrementado en un 10,78%. Las medicinas tienen garantizado un incremento de precio gracias al acuerdo firmado por el gobierno con Farmaindustria. Esa es la “austeridad de gasto” y el “que pague más quien más gana” que nos vende Dolors Montserrat. Hay que ajustarle las cuentas.