Dos acontecimientos han copado titulares, ofreciéndonos una agitada visión de una de las regiones claves del planeta, el Indo-Pacífico. En su extremo oriental, una potencia como Japón contempla conmocionada el asesinato del político más influyente de las últimas décadas, el ex primer ministro Shinzo Abe. Mientras en pleno corazón del golfo de Bengala, el gobierno de Sri Lanka, un enclave del cual dependen importantes rutas marítimas, es barrido por una revuelta que ha estallado tras varios meses de protestas.
Las áreas asiáticas bañadas por el Pacífico y el Índico son ya el centro neurálgico del planeta. Allí multiplica EEUU su presencia, en un intento por embridar la emergencia de China.
Las convulsiones en Indo-Pacífico, especialmente en puntos sensibles como Japón o Sri Lanka, tienen una trascendencia global, y acaparan la atención de todo el planeta.
Cuando el ex primer ministro Shinzo Abre fue abatido por dos disparos mientras intervenía en un mitin celebrado en la ciudad de Nara, la sociedad nipona entró en estado de shock. Nadie preveía una tragedia como esta. Japón es uno de los países con menos armas en manos de civiles (0,3 por cada 100 habitantes… frente a las 120 de EEUU), y las leyes imponen un estricto control sobre su posesión.
Poco se conoce sobre el autor del atentado, un ex miembro del ejército nipón, que utilizó una pistola de fabricación casera, y sus motivaciones, solo ha trascendido el resentimiento hacia una organización religioso-política que Abe respaldaba. Pero sí sabemos el brutal impacto político de este magnicidio.
Abe pertenece a un clan familiar que ha estado en el centro de la política japonesa desde hace casi un siglo. Su abuelo fue primer ministro durante la ocupación japonesa de la Manchuria china, para formar el Estado títere de Manchukuo. Y, tras la II Guerra Mundial, jugó un papel clave en la fundación del PLD, el partido “alfa” en la política japonesa.
Fiel a esta tradición familiar, Shinzo Abe es la figura clave que explica el actual rumbo político de Japón. Como primer ministro impulsó una política económica, conocida como “Abenomics”, que buscaba escapar del estancamiento crónico de la economía nipona, con un PIB actual menor que el alcanzado en 1999. Pero su mayor impronta fue una reorientación de la proyección internacional de Japón.
En 2014, su gobierno aprobó una reinterpretación de la Constitución japonesa -que tras la II Guerra Mundial impuso a Japón drásticos límites en el terreno bélico- para emprender un rearme militar y permitir a las fuerzas armadas combatir fuera del territorio nacional.
Su abierta defensa del militarismo nipón provocó serios encontronazos con varios países asiáticos, donde el recuerdo de la ocupación japonesa sigue muy vivo. Su visita al santuario de Yasukuni, donde se rinde tributo a varios criminales de guerra japoneses, fue contestada con una enérgica protesta por parte de Corea del Sur y China.
Abe fue el principal propagandista en Asia de la necesidad de “un Indopacífico libre y abierto”, estrechando la colaboración con Washington y presidido por el objetivo de contrarrestar la influencia de Pekín en la región. Abe cultivó la sintonía con Trump, pero también ha exhibido una excelente relación con Biden. Hoy Japón forma parte de los Quad, la alianza militar formada por EEUU, Japón, India y Australia, una especie de “OTAN del Pacífico” impulsada desde Washington.
Todo apunta a un fortalecimiento del militarismo nipón, de la mano de EEUU y enfrentado a Pekín
Japón sigue siendo el tercer país del mundo por volumen de PIB, solo por detrás de EEUU y China, es miembro del G-7, el gran club imperialista, juega un papel clave en la política asiática, y es el mayor punto de apoyo de EEUU en la región más importante del planeta, el Indopacífico.
Washington sí tiene en cuenta la enorme importancia de Japón. El secretario de Estado norteamericano, Anthony Blinken, ha cambiado su agenda para asistir a los funerales de Abe, afirmando que “la alianza EEUU-Japón es la piedra angular de la paz y la estabilidad en el Indo-Pacífico y nunca ha sido más fuerte”.
¿Qué consecuencias políticas puede tener el asesinato de Abe? En la respuesta a esta pregunta encontramos cómo dos fuerzas antagónicas coinciden, por motivos muy diferentes, en el diagnóstico.
El Wall Street Journal, histórico portavoz de los sectores más agresivos de la gran burguesía norteamericana, y que se distingue por su furor antichino, remarca en su portada que el “voto de simpatía” tras el asesinato de Abe ha llevado a su partido, el PLD, a arrasar en las elecciones donde se renovaban la mitad de los miembros de la Cámara Alta. Destacando que “el objetivo de Abe de reformar la Constitución se acerca”. Con la nueva aritmética parlamentaria, los partidarios de reformar la Constitución -para eliminar totalmente las prohibiciones al rearme militar y a la participación del ejército nipón en conflictos internacionales- tendrán la mayoría de dos tercios necesaria.
Paralelamente, los medios chinos se han encargado de difundir la condena al atentado y las condolencias del gobierno a la familia de Abe. Pero han advertido de que “Japón acelerará el proceso de revisión de su constitución pacifista bajo la bandera de heredar el legado de Abe”. Señalando que este renacimiento del militarismo nipón “será muy perjudicial para Japón, para la región de Asia y Pacífico, y para el mundo entero”. Anticipando que “la alianza entre EEUU y Japón se actualizará a un nivel superior” y “los dos países se volverán más agresivos en atacar a China”.
Habrá que prestar mucha atención a lo que suceda en Japón en la era “post Abe”.
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Crisis política en Sri Lanka
Sri Lanka: en disputa una de las llaves del comercio mundial
La caída del gobierno de Sri Lanka es una de las noticias más destacadas en la edición digital de grandes periódicos norteamericanos como The Wall Street Journal y The New York Times, y ocupa el editorial principal de Global Times, la publicación de análisis internacional más importante del Estado chino.
¿Por qué Sri Lanka es tan importante? Es el vínculo clave en la conexión entre el Asia Occidental y el sudeste asiático. Está enclavada en la ruta este-oeste más transitada del mundo, en la que unos 60.000 barcos transportan casi la mitad de la carga mundial en contenedores. Estamos hablando de una de las llaves del comercio mundial.
Esta es la pieza clave que ahora entra en colapso. Una multitud ha ocupado el palacio donde vive el presidente del país, e incendiado la residencia del primer ministro. Ambos han dimitido, y está en marcha una transición hacia un gobierno multipartidista, cuyos contornos están todavía por definir.
Hace tres años, Sri Lanka era el “Singapur del Índico”, un país estable y con grandes perspectivas de desarrollo. Los graves atentados islamistas de 2019 limitaron los ingresos del turismo, y primero la pandemia y luego los efectos de la guerra de Ucrania han acabado de hundir la economía del país. La inflación se dispara a cotas inasumibles, superiores al 55%, la luz y los combustibles están racionados, con cortes de electricidad de hasta 13 horas seguidas. Ha sido el primer país en declararse en bancarrota en el siglo XXI, y organismos internacionales alertan de una auténtica crisis humanitaria.
Por Sri Lanka transita la ruta marítima más importante del mundo, una de las llaves del desarrollo de Asia
La revuelta que ha acabado con el gobierno no ha sido una explosión aislada. Las protestas, a cuya cabeza se han colocado los monjes budistas, un importante poder social, se suceden desde que en marzo comenzaron los cortes de luz, afectando gravemente a la población.
El gobierno destituido había firmado importantes acuerdos con China, para crear por ejemplo un gigantesco puerto que redimensionara la importancia de la isla en las rutas marítimas internacionales.
Ahora, todo apunta a que el país va a solicitar un préstamo al FMI, que impondrá a cambio un draconiano programa de ajuste, pasando a controlar la economía nacional.
Carlos dice:
El artículo me aclara cosas. Es cierto que Europa ha dejado de ser el centro del gran tablero mundial, como decía Brzezinski, para ser la región del Indo-Pacifico, con mayor volumen de capitales y por ende de producción de mercancías y riqueza, pero con la muerte de Shinzo Abe no me aclaro
Cierto es, que tras «elementos dislocados», como el ex-militar nipon, o el anarquista que mató a Canovas, para permitir la invasión de Cuba por parte de los yankees, o el asesino de John Lennon, por parte del MI-5,o la Mano Negra anarquista, al servicio de Alemania, o ETA, al servicio de la CIA y la KGB, o… o… siempre hay intereses imperialistas
Pero con Shinzo Abe no me aclaro. Por un lado, parece ser que para que arrase su partido en las elecciones y favorecer un rearme nipon, contra China y otros países, pero por otro, a los yankees nunca les ha interesado un rearme nipon, como colonia suya
Me gustaría que alguien me lo aclarase
Saludos comunistas
Dani dice:
En Sri Lanka, entre otras cosas no menores, pasa que la ideología eco-progre, acientífica y magufa, como la que empieza a calar en muchos países (incluída España) ha hecho que tengan una crisis brutal de producción agrícola.
https://www.directoalpaladar.com/actualidad-1/sri-lanka-impuso-agricultura-ecologica-ley-ahora-sufre-mayor-crisis-su-historia
gabrielle.maite@gmail.com dice:
Muy buen artículo