Grabaciones de los soldados rusos en los primeros meses de la invasión

Conversaciones de horror, pillaje y genocidio

Las transcripciones de las conversaciones de los soldados rusos en los primeros meses de la invasión de Ucrania demuestran los horrores y los crímenes que las tropas del Kremlin -como cualquier ejército invasor imperialista- cometen contra la población civil

Tras varios meses de una cuidadosa labor de traducción y verificación, The New York Times ha publicado los audios y las transcripciones de las tropas rusas en los primeros meses de la guerra, y que el ejército ucraniano interceptó. En ellas, los desmoralizados soldados de Moscú revelan -entre el miedo, la ira, la culpabilidad y la indiferencia- los crímenes de guerra y las mentiras que el Kremlin ha tratado de ocultar.

“Me he convertido en un asesino. Nos dieron orden de matar a todos» dice Sergey a su novia, contándole cómo su capitán ordenó la ejecución de tres hombres que “pasaban por nuestro almacén”. “Los retuvimos, los desnudamos y comprobamos toda su ropa. Luego había que decidir si los dejábamos ir. Pero podían informar sobre nuestra posición…. Así que se decidió dispararles en el bosque”, le cuenta por teléfono. «Matar a cualquier civil que pase y arrastrarlo al bosque…. no quiero matar a más gente, sobre todo a los que tendré que mirar a los ojos”, dice Sergey en la grabación.

En otros audios se escuchan más confesiones. Las tropas rusas hablan con sus familiares de cómo han capturado y matado a civiles, y admiten abiertamente haber saqueado casas y negocios ucranianos.

“Joder. Hay cadáveres por la carretera. Los civiles están tirados en el suelo. Es una mierda”, dice un soldado. “¿En la carretera?”, le pregunta su pareja al otro lado del teléfono, perpleja. Otro relata el pillaje: “Todo fue jodidamente saqueado. Se bebieron todo el puto alcohol. Y cogieron todo el dinero …Todo el mundo lo está haciendo”. Y otros relatan a sus familias lo que están acumulando para llevárselo de vuelta a Rusia: dinero, televisiones, maletas, y hasta aspiradoras o picadoras de carne.

Muchos otros muestran su miedo y su pesar por una guerra a la que han ido engañados. «Nos dijeron que era solo una operación especial’, pero en realidad es una puta guerra de verdad”. “No sabía que esto iba a pasar. Dijeron que íbamos a hacer un entrenamiento. Estos cabrones no nos dijeron nada”, dice otra llamada. Muchos otros hablan con miedo: «Estamos perdiendo esta guerra”, “Putin es un loco. Quiere tomar Kiev, pero no podemos hacerlo”, “Hemos perdido a medio regimiento, a 90 hombres” o “cuando vuelva a casa dejaré esta mierda de ejército”.

Son sólo unas pequeñas muestras de unas grabaciones que vuelven a confirmar lo que tantos horrores -en Bucha o en Izium- nos han confesado ya. Que -como en cualquier guerra de agresión imperialista- los crímenes de guerra forman parte de la táctica deliberada del ejército invasor. Y también que las mentiras y la desinformación -a la opinión pública y a su propio pueblo- forman parte del libro de instrucciones del KGB del que procede Vladimir Putin.

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