Ciencia

Contra el «Fin de la Ciencia»

En el artí­culo anterior vimos que existe una corriente dialéctica en la fí­sica que establece que dentro de la naturaleza hay saltos cualitativos en lo que hace referencia a estructuras, donde cada nivel no es explicable por el anterior únicamente. «Emergen» propiedades y estructuras nuevas cuando hay más objetos, sean partí­culas, moléculas o humanos.

A ésto también se le uede llamar complejidad, en donde se hace el énfasis en que el conjunto, es decir muchos entes, es más que la simple suma. Esta idea evidentemente no es nueva, pero se utiliza en el combate al “Fin de la Ciencia“ de forma acertada. En su desarrollo esto significa que aunque las interacciones fundamentales de la física se pudiesen describir de forma unificada (cosa que no parece que vaya a ocurrir muy pronto que digamos), esto no supone que la ciencia o la física estuviesen acabadas, porque cada nivel tiene sus propias leyes “fundamentales“. En este sentido toma posición contra la idea del “Fin de la Ciencia“ . Robert B. Laughlin, uno de los defensores actuales de esta corriente, lo hace claramente en su último libro. Hoy en día se sabe muchísimo sobre biología molecular o celular, pero no se tiene un cuerpo teórico bien definido y leyes universales a un nivel similar al de la física. Esto hace entre otras cosas, que para curar ciertas enfermedades, se recurra a tratamientos muy específicos. ¿Qué es la vida? Uno se encuentra con multitud de definiciones y cada una seguro que nos acerca a comprenderla, pero no está tan claro. Sobre la física no lineal hay muchas cosas que se desconocen. No lineal significa por ejemplo que pequeños cambios en las condiciones iniciales de un fenómeno, tienen como consecuencia grandes cambios, como el aleteo de una mariposa en un sitio que crea un huracán en otro. La formación de “shocks“ (ondas de choque) o la descripción completa de turbulencias no está resuelta. Hay cantidad de fenómenos “caóticos“ que se llaman así, más que nada porque sólo una pequeña parte del fenómeno se sabe describir y sólo una pequeña parte es determinista. Lo que se hace en general es crear las condiciones para que uno pueda estudiar y describir un fenómeno lineal, pero eso es sólo una pequeña parte. Sin embargo, quizá no la corriente en su totalidad, pero muchos de sus defensores caen el empirismo al partir de que sólo es física lo que es falsificable y en ese sentido se dan completamente la mano con los “teóricos“ del “Fin de la Ciencia“. Está bien el demarcarse de ideas que son pseudocientíficas como el “principio antrópico“ que establece básicamente como criterio científico que de entre todos los universos posibles según la teoría hay escoger el que de lugar a la vida. Osea porque existimos, tenemos que existir. Pero el empirismo a lo que nos aboca es a no poder comprender la realidad y por lo tanto a no poder transformarla. Al igual que existe un reaccionario Fukuyama que defiende la tésis del “Fin de la Historia“, existe un John Horgan, periodista del Scientific American, con su particular “Fin de la Ciencia“. Su desprecio a la teoría no conoce límites. Este problema lo discutiremos en el próximo artículo.

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