«En su lugar, una movilización ciudadana iniciada el pasado día 15 en las principales ciudades del país se ha convertido en el centro de atención casi exclusivo en vísperas de que se abran las urnas. Ayer, la Junta Electoral Central prohibió cualquier concentración para mañana, día de reflexión, y el domingo. La decisión podría así colocar al Gobierno en el dilema de disolver a los manifestantes o aparecer como un Ejecutivo que no acata las decisiones del órgano electoral.»
El rotagonismo adquirido por los manifestantes de la madrileña Puerta del Sol, y también de otros lugares, solo se explica por la confluencia de la deteriorada situación económica que atraviesa España a causa de la crisis y el inexpugnable ensimismamiento del que adolece la lucha política institucional, librada por los partidos en un terreno cada vez más autorreferencial y desentendido de los graves problemas existentes. La protesta no es generacional, sino ciudadana; otra cosa es que sean mayoritariamente jóvenes quienes se han colocado en primera línea, haciéndose eco de unas preocupaciones que son más amplias y que a ellos les afecta tanto como a otros grupos sociales. (EL PAÍS) EL PERIÓDICO.- En silencio, sin más explicación interna que la imprescindible dirigida al personal afectado, los hospitales catalanes están ejecutando los planes de recorte presupuestario de los que el pasado abril informaron a la Conselleria de Salut. La Generalitat, a su vez, ya ha informado a los centros concertados -56 de los 64 hospitales de Catalunya- de los actos médicos que se les dejan de contratar: qué cantidad de operaciones, hospitalizaciones, visitas y pruebas diagnósticas no han de hacer este año, porque no se les pagarán. Con esos datos, cada centro ha puesto manos a la obra, intentando que el recorte presupuestario no recaiga solo en los últimos meses del 2011. LA VANGUARDIA.- Tendremos que estar atentos al día después de las elecciones municipales. Porque una de dos, o nos estuvieron engañando durante meses o se acerca una temporada de recortes de tal contundencia que no se parecerá en nada a la que hemos conocido hasta ahora. Los líderes catalanes, españoles y europeos estuvieron muchas semanas predicando que España y Catalunya se jugaban la vida: o actuaban rápido y con contundencia -incluidos recortes monumentales del gasto y reformas estructurales muy profundas- o los ciudadanos lo pagaríamos muy caro. ABC.- Dicen los expertos que el último fin de semana antes de las votaciones constituye la oportunidad postrera de dar la vuelta a los pronósticos. Aunque, como ya hemos recordado, muchos de ellos estiman que tal eventualidad es cada vez menos probable, sobre todo cuando un partido se encuentra en algo parecido a una caída libre. Oportunidad frustrada, en cualquier caso. Los descamisados de Sol han grabado a fuego el dantesco «lasciate ogni speranza», si es que hubo alguna, en el dintel de Ferraz. Editorial. El País ¿Conflicto en Sol? No han sido los líderes políticos quienes, con sus propuestas, han dominado la campaña para las elecciones municipales y autonómicas del próximo domingo. En su lugar, una movilización ciudadana iniciada el pasado día 15 en las principales ciudades del país se ha convertido en el centro de atención casi exclusivo en vísperas de que se abran las urnas. Ayer, la Junta Electoral Central prohibió cualquier concentración para mañana, día de reflexión, y el domingo. La decisión podría así colocar al Gobierno, en el tramo final de una campaña que ha dejado mucho que desear, en el dilema de disolver a los manifestantes o aparecer como un Ejecutivo que no acata las decisiones del órgano electoral. Y es que el protagonismo adquirido por los manifestantes de la madrileña Puerta del Sol, y también de otros lugares, solo se explica por la confluencia de la deteriorada situación económica que atraviesa España a causa de la crisis y el inexpugnable ensimismamiento del que adolece la lucha política institucional, librada por los partidos en un terreno cada vez más autorreferencial y desentendido de los graves problemas existentes. La protesta no es generacional, sino ciudadana; otra cosa es que sean mayoritariamente jóvenes quienes se han colocado en primera línea, haciéndose eco de unas preocupaciones que son más amplias y que a ellos les afecta tanto como a otros grupos sociales. En España, al igual que en algunos países del entorno, la respuesta a la crisis no solo ha condenado a la precariedad y la ausencia de expectativas a quienes se incorporan por primera vez al mercado de trabajo; también quienes llevaban tiempo en él están siendo arrojados al paro y, en ocasiones, la exclusión, con esperanzas de encontrar un empleo que decrecen al mismo ritmo que aumenta la edad y, por tanto, las cargas familiares. Desde los partidos, tan lastimoso resulta el intento de capitalizar electoralmente las protestas como el de achacarlas a tenebrosas conspiraciones que, en el fondo, solo demuestra la incapacidad de entender la política de otra forma que no sea como navajeo y maniobras en la oscuridad. No son solo los manifestantes, muchos o pocos, los que interpelan a unos partidos que no han sabido estar a la altura del liderazgo que exige su tarea de canalizar los conflictos de intereses y de perspectivas, resolviéndolos en el interior de las instituciones; son también, y sobre todo, los ciudadanos que están dando la espalda a la política, incapaces de reconocerse en las alternativas electorales que se les ofrecen. Si son votantes desencantados de la izquierda, esta tiene, sin duda, una grave responsabilidad. Pero no menor que la derecha cuando cifra su eventual victoria en conseguir que esos ciudadanos se queden en casa y no en obtener el apoyo a sus propuestas. En realidad, si la derecha, si el Partido Popular, no las formula es porque su mezquina opción está clara: prefieren un abstencionista, que perjudica al sistema democrático, antes que un votante al adversario. El derecho de los manifestantes debería haber estado fuera de toda duda, aun cuando la Junta Electoral Central no lo haya visto así, a pesar del precedente de la sentencia del Constitucional de 2010, que avaló una manifestación en circunstancias semejantes. El reciente desalojo policial de la Puerta del Sol fue un error no solo inaceptable, sino también contraproducente. Lo mismo que la prohibición, finalmente sin consecuencias, decidida por la Junta Electoral de Madrid. Que los manifestantes de la Puerta del Sol hayan sido incapaces de expresar una posición política definida no les priva de su condición de síntoma, que los partidos harían bien en interpretar; tampoco del derecho a expresar sus opiniones, por más que se limiten a proponer como solución lo que es solo el enunciado de los problemas. EL PAÍS. 20-5-2011 Sanidad. El Periódico Los hospitales aplican los cierres y recortes sin esperar al verano Ángel S. Gallardo En silencio, sin más explicación interna que la imprescindible dirigida al personal afectado, los hospitales catalanes están ejecutando los planes de recorte presupuestario de los que el pasado abril informaron a la Conselleria de Salut. La Generalitat, a su vez, ya ha informado a los centros concertados -56 de los 64 hospitales de Catalunya- de los actos médicos que se les dejan de contratar: qué cantidad de operaciones, hospitalizaciones, visitas y pruebas diagnósticas no han de hacer este año, porque no se les pagarán. Con esos datos, cada centro ha puesto manos a la obra, intentando que el recorte presupuestario no recaiga solo en los últimos meses del 2011. El Hospital Clínic, de Barcelona, dispone este año -en principio- de 24 millones de euros menos que en el 2010. El recorte puede ser mucho mayor tras las elecciones del domingo, cuando Salut exponga con claridad la segunda parte de su plan de restricciones, la que aludirá al cierre de servicios en función de su situación geográfica y la acumulación de pacientes en los que sigan abiertos. Para cumplir esta primera fase del tijeretazo, el Clínic suprime de forma indefinida 71 camas de hospitalización, decisión que afecta a varios servicios: el próximo 3 de junio desaparecerá su exclusiva sala de dermatología, unidad de referencia en toda España para el ingreso de enfermos con melanoma (cáncer de piel) y enfermedades autoinmunes de la piel, como el lupus eritematoso. Las 16 camas del servicio serán ocupadas por la unidad de geriatría que se eliminará de la Maternitat. Los cinco quirófanos que operaban en horario de tarde se suprimen desde junio. El área de pruebas de diagnóstico por la imagen que funcionaba por la tarde ha dejado de hacerlo. Se eliminan camas de neumología, de cardiología, de las unidades de cuidados intensivos y de ginecología. Todo el hospital está ya afectado por algún cierre o supresión de actividad, según consta en el plan presentado a la junta clínica del centro. «Los recortes ya están en marcha, ya no son intenciones sino hechos», resume Sergi Hurtado, técnico radiólogo del Clínic y miembro de la junta de personal. En total, el Clínic dejará de hacer este año 1.450 intervenciones quirúrgicas en relación con el 2010. Ingresará a 4.753 enfermos menos y dejará de atender 17.843 consultas ambulatorias, además de 8.839 urgencias. A esto obliga el contrato de actividad que le ha presentado la Generalitat. Si se excede, tendrá dificultad en cobrar. EL PARÓN ESTIVAL / Y aún no ha llegado la ralentización de los veranos. El cierre estival es el momento de ahorro idóneo para los ocho hospitales del Institut Català de la Salut (ICS), que no dependen de contratos de actividad y que únicamente pueden abaratar costes dejando de contratar personal. En el Hospital de Bellvitge, entre junio y octubre dejarán de funcionar 13 de sus 31 quirófanos. Esto permitirá cerrar 216 camas de hospitalización, lo que facilitará la no contratación del 75% de las enfermeras suplentes. En el Hospital Vall d’Hebron la estrategia es parecida: un 50% de los quirófanos dejarán de funcionar en julio, lo que permitirá clausurar 300 camas hasta octubre y evitará los contratos de enfermeras. Sin esperar al verano, Vall d’Hebron ya ha suspendido la actividad de 40 quirófanos en los que se operaba por la tarde. Esto significa que habrá más pacientes en espera, algo de lo que el conseller Boi Ruiz no hablará hasta después de las elecciones. En el resto del ICS el recorte tiene igual medida. El silencio en que se sumió el sector hace tres semanas, empujado desde la presidencia de la Generalitat, ha ido acompañado de explícitas indicaciones surgidas del Govern, que instan a utilizar eufemismos para evitar términos como tijeretazo, lista de espera indefinida y recorte. En una reciente reunión con la industria de material quirúrgico, Ruiz lamentó haberse «equivocado» por hablar de recortes antes del 22-M. EL PERIÓDICO. 20-5-2011 Opinión. La Vanguardia Después del 22-M Rafael Nadal Tendremos que estar atentos al día después de las elecciones municipales. Porque una de dos, o nos estuvieron engañando durante meses o se acerca una temporada de recortes de tal contundencia que no se parecerá en nada a la que hemos conocido hasta ahora. Los líderes catalanes, españoles y europeos estuvieron muchas semanas predicando que España y Catalunya se jugaban la vida: o actuaban rápido y con contundencia -incluidos recortes monumentales del gasto y reformas estructurales muy profundas- o los ciudadanos lo pagaríamos muy caro. Nos dijeron que era cuestión de días, casi de horas y nos amenazaron con la quiebra, el precipicio y el abismo. Fue un año atrás, durante aquellos días de vértigo que nos asustaron y nos predispusieron a aceptarlo todo sin preguntas ni protestas. Pero ha transcurrido un año entero y ni hemos actuado rápido ni hemos actuado con contundencia. A nivel español, ayuntamientos y comunidades autónomas han escondido sus déficit reales, con la complicidad de todos los partidos. En Catalunya, Artur Mas parecía que quería aplicarse, pero sin un acuerdo de estabilidad que le garantizara que los recortes quedarían fuera de la lucha partidista se asustó, y ya lleva cinco meses de retraso; ahora los recortes tendrán que concentrarse en mucho menos tiempo y por ello deberán ser mucho más rigurosos. Nuestros dirigentes, los que gobiernan y los que están en la oposición, han aplazado unas medidas que se suponía que eran inaplazables porque han puesto los intereses de los partidos por delante de los ciudadanos. Todos han arriesgado el futuro del país a cambio de un buen resultado en las elecciones municipales del domingo. Ahora ya podemos acusarlos: son unos irresponsables. Han consumido el poco tiempo que teníamos y ahora el calendario se acelerará y se les hará incontrolable. A partir del lunes, los nuevos alcaldes y los nuevos presidentes autonómicos se apresurarán a hacer aflorar los déficits ocultos de sus administraciones para cargar al muerto a sus predecesores. Y pueden apostar a que no explicarán los números con prudencia; al contrario, exagerarán los problemas y los agujeros, de manera que se visualizará el descontrol real del déficit y volverá la alarma internacional. Automáticamente, nuestros socios europeos, nuestros acreedores y los organismos internacionales se sentirán engañados y exigirán que tomemos medidas más radicales, y más rápidamente. Y deberemos estrecharnos tanto el cinturón que seguramente se recortarán servicios esenciales y se colapsará la incipiente recuperación económica, pese al previsible buen comportamiento del turismo y la exportación. La indignación ciudadana puede bascular hacia la furia, porque los trabajadores de los servicios básicos y los ciudadanosusuarios tienen derecho a quejarse por el descontrol con el que se ha afrontado la crisis. Ni se ha hecho un plan de prioridades -que tendría que haber dejado prácticamente al margen la sanidad, muy castigada los últimos años con políticas más gerenciales que profesionales-,ni se ha trabajado codo con codo con el sector, ni se han comprometido los calendarios del retorno a la normalidad. Y sobre todo no se ha abierto el diálogo. Ni con los profesionales, ni con los usuarios, ni con los partidos de oposición y los sindicatos. CiU sabe que si quiere salvar la sanidad, la educación y los servicios sociales sin hipotecarlos o entregarlos a la privada tendrá que pactar la reforma. Pero la izquierda sabe que si no permite los cambios, será culpable de la quiebra del sistema. Por eso, la presencia en la manifestación del sábado de partidos como Iniciativa, Esquerra y el PSC, que han gobernado los últimos ocho años, es una vergüenza sin paliativos (y no hablemos ya del Partido Popular, que parece empeñado en convertirse en un grupo antisistema). Y que no vengan a reclamar otra vez la sensibilidad social: no hay una política más antisocial, más injusta o que ponga más en riesgo el Estado del bienestar que la que incumple los compromisos internacionales y nos pone a los pies de la Comisión Europea y del Fondo Monetario Internacional. A partir del lunes, la lectura de los resultados electorales será una nueva oportunidad para anteponer el interés general a los partidismos. La campaña ha destapado candidatos de un nivel muy notable en muchas ciudades catalanas, que al día siguiente de las votaciones deberán estar a la altura y primar la gobernabilidad. Catalunya necesita gobiernos fuertes y estables en los ayuntamientos y en la Generalitat, capaces de tomar las medidas necesarias, con credibilidad para explicarlas y con fuerza para negociarlas. Los pactos postelectorales son una última oportunidad para dar paso a consensos amplios y excepcionales. Las oposiciones se tienen que comprometer a no alimentar el desgaste y a pactar las reformas, defendiendo las diferentes sensibilidades, pero aceptando el imprescindible ajuste de los presupuestos. Los gobernantes tienen que asumir de una vez responsabilidades, deben dejar de buscar culpables – la situación tiene sus raíces en las dos o tres últimas décadas y es cosa de todos-y abrir el diálogo sabiendo que para pactar hay que ceder. Si no se ponen a ello el próximo lunes algunos habremos pecado de ingenuos, pero ellos serán definitivamente los culpables. LA VANGUARDIA. 20-5-2011 Opinión. ABC Los “descamisados” de Sol Eduardo Sanmartín La eclosión del 15-M abortó la remontada del PSOE si es que en algún momento hubo posibilidades de que se produjera tal cosa. «Quattordici giorni sono molto lunghi», aseguraba al comienzo de esta campaña ZP/Juanito desafiando la goleada que le estaban encajando los sondeos. Pero en el equipo del presidente ya no hay santillanas ni camachos. Los mandó al asilo porque le estorbaban para su misión de reinventarse España y el socialismo de la Transición, reo del gravísimo delito de pactar el modelo institucional con el centro derecha; esa derecha «derechísima» de la que habla el presidente en un alarde de originalidad expresiva (¿existe una derecha de izquierda?). De tal forma que a quien se le están haciendo «molto lunghi» estos plúmbeos días de campaña es al partido socialista, que empieza a temer que el marcador aún pueda ampliarse y que no ve el momento de acabar con el suplicio. Y encima, los acampados. Dicen los expertos que el último fin de semana antes de las votaciones constituye la oportunidad postrera de dar la vuelta a los pronósticos. Aunque, como ya hemos recordado, muchos de ellos estiman que tal eventualidad es cada vez menos probable, sobre todo cuando un partido se encuentra en algo parecido a una caída libre. Oportunidad frustrada, en cualquier caso. Los descamisados de Sol han grabado a fuego el dantesco «lasciate ogni speranza», si es que hubo alguna, en el dintel de Ferraz. Y encima, la junta electoral les da pábulo. ABC. 19-5-2011