SELECCIÓN DE PRENSA NACIONAL

Conexión pobreza y polí­ticas

Los argumentos se amontonan. El olor a nauseabundo se extiende, apenas es tolerable. La miseria se esparce, la desigualdad nos acorrala, la situación se hace cada día más explosiva. Pero nadie del actual «establishment» hace nada por cambiar la actual dinámica. Muy al contrario, las políticas diseñadas para afrontar la actual crisis sistémica han aumentado como nunca antes la pobreza y la miseria en el hemisferio occidental, esparciendo la desigualdad sin ningún rubor. Porque la superclase se lo merece. Y prepárense para el próximo engaño, el Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos, el enésimo intento por salvar un barco ya tocado, a punto de hundirse. ¡Cuánta mentira!

Lo peor son algunas explicaciones económicas peregrinas, extravagantes, mezquinas. Corresponden a aquellos que aún no han entendido las falacias bajo la cuales se educaron. La eficiencia de los mercados es mentira; la austeridad expansiva, una patraña; la expansión monetaria en recesión de balances, inefectiva; la eficiencia de los mercados, una quimera; la competencia perfecta, no existe; la racionalidad de los inversores un chiste. Pero erre que erre, sigan contándonos mentiras, tralará.

Durante esta semana que acaba se ha amontonado aún más evidencia. Todos los informes publicados sobre la situación social en nuestro país –Unicef, Intermon Oxfam, ONU…- coinciden: miseria, desigualdad, ruptura del pacto social. Y obviamente la explicación tiene que ver con las medidas económicas implementadas. Pero esta situación no solo afecta a nuestro país, ya que, salvo muy honrosas excepciones, tiene carácter global.

El Informe Anual de la riqueza es demoledor

El Informe Mundial Anual de la Riqueza, publicado recientemente por el banco de inversión Credit Suisse, analiza la tendencia de la creciente desigualdad de la riqueza en todo el mundo. Lo que los investigadores han encontrado es que la riqueza mundial ha aumentado cada año desde 2008, y que la riqueza personal está aumentando al ritmo más rápido jamás registrado, impulsado por las fuertes subidas en los principales mercados financieros de riesgo, especialmente la renta variable, por obra y gracia de una política monetaria expansiva netamente conservadora.

Pero los beneficios de este crecimiento en gran medida se han canalizado exclusivamente hacia los que ya son ricos. Según dicho informe, la mitad inferior de la población del mundo ahora posee menos del 1 por ciento de la riqueza total, y están luchando para retener siquiera esa porción minúscula. Por otro lado, el 10 por ciento más rico ha acumulado un asombroso 87 por ciento de los activos globales. El percentil superior tiene el 48,2 por ciento de la riqueza mundial. Y todo ha sido consecuencia de las desastrosas políticas implementadas desde la ortodoxia.

Son las políticas, estúpidos

La droga monetaria -el Banco de Japón acaba de aportar las últimas dosis- está detrás de las burbujas en los mercados financieros, drogadictos inmunes a cualquier tratamiento, lo que aumenta artificialmente la riqueza de los que más tienen. Y las contrapartidas exigidas, bien sean recortes en el gasto social o la imposición por parte de los Bancos Centrales de financiar con deuda soberana el rescate a un sistema bancario incapaz de hacer su labor, pasando por el empeoramiento de las condiciones laborales, explican el empobrecimiento masivo de las clases medias y bajas.

No se preocupen, todo esto está a punto de estallar, quizás ya se haya iniciado la cuenta atrás para el derrumbe de la actual burbuja financiera, la madre de todas las burbujas. Si les digo la verdad me importa tres cominos que los que más poseen aumenten o disminuyan su riqueza según los vaivenes de los mercados financieros. Pero lo que sí me importa es el empobrecimiento masivo de las clases medias y pobres, consecuencia de las políticas impuestas por las élites y secundadas por una clase política desalmada, mediocre, y en algunos países, como el nuestro, profundamente corrupta.

Por enésima vez, la expansión monetaria obedece a la interpretación neoconservadora de Milton Friedman y su pupila Anna Jacobson Schwartz sobre las causas de La Gran Depresión. Y el incremento de la deuda pública no tiene nada que ver con el aumento del gasto social, las mejoras de condiciones de vida de la ciudadanía, o la implementación de proyectos masivos en energía, biotecnología, u otros sectores capaces de tirar de la economía. En realidad obedece a una estrategia perfectamente diseñada por aquellos que guiados por su avaricia nos llevaron hasta aquí.

Ya conocen mi predilección por el filósofo Sheldon Wolin y su Totalitarismo Invertido. Hemos sufrido un golpe de Estado corporativo, se criminaliza a la disidencia.Como suele explicarme un fiel seguidor de este blog, usando una metáfora certera, cada día que pasa nos aproximamos más a una sociedad al estilo de los «Juegos del Hambre». Es más necesario que nunca un cambio de timón, siendo inexcusable una reestructuración ordenada y negociada de la deuda global, y una reconversión de un sistema financiero fallido. O reaccionamos, o acabarán devorándonos y hundiéndonos en su caída.

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