La visita de Uribe a EE UU

Con ocho basta

Que tiempos aquellos para Uribe, cuando llegaba a Washington, le poní­an la alfombra roja y le condecoraban por ser el principal matarife del hegemonismo yanqui en Latinoamérica. La polí­tica hemisférica de Washington parece haber girado hacia una nueva composición geoestratégica. Aleccionador es el orden de las visitas que Obama ha recibido en Washington, el primero y más importante fue Lula, seducir y cooptar a Brasil como primera potencia regional, Solucionar el problema de México como su principal aliado en Mesoamrica y Chile como principal pivote del eje Andino-Pacifico. La relación de importancia de Colombia parece haber cambiado sustancialmente. Eso no quiere decir que no deje de ser un bastión para contener el avance del frente antihegemonista, pero la nueva administración norteamericana, ha tomado la decisión de limar las aristas sangrientas del Plan Colombia, y en ese contexto Uribe parece no entrar en sus planes.

Sorresivo y duro. Así­ se interpretó en Colombia el pronunciamiento del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, sobre la segunda reelección de su homólogo colombiano, Álvaro Uribe. «Dos periodos bastan», dijo Obama de manera tajante tras el primer encuentro de ambos mandatarios en Washington.Sobre el tema de la reelección de Uribe el posible apoyo de Washington, la revista Semana de Colombia afirma: Ocho son suficientes. Así­ podrí­a titularse la posición asumida ayer por el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, tras su reunión con el presidente colombiano Álvaro Uribe cuando se le preguntó por la posibilidad de que un jefe de Estado sea reelegido para un tercer periodo consecutivo de cuatro años.Algunos periódicos norteamericanos como The Washington Post y The Wall Street Journal, que se han definido habitualmente por su apoyo contundente al plan Colombia y a la lí­nea aventurera de Bush, que han apoyado a Uribe, han expresado recientemente su desacuerdo con esa posibilidad. Según ellos, una segunda reelección de Uribe afectarí­a la estabilidad de las instituciones de Colombia y harí­a aún más difí­cil que el congreso de su paí­s aprobara el Tratado de Libre Comercio (TLC) firmado entre los dos paí­ses en noviembre del 2006 y ha sido bandera principal del gobierno Uribe. El acuerdo está en el congelador por determinación de la presidenta de la Cámara de Representantes estadounidense, la demócrata Nancy Pelosi, cuya bancada expresó preocupación por la violencia contra los sindicalistas en Colombia. Uribe quiere presentarse por segunda vez a la reelección, pero que probablemente desde Washington le recomienden, junto a los poderes económicos y polí­ticos de Colombia, que ya está bien. Uribe es el primer presidente en la historia de América Latina acusado simultáneamente de colaborar con el narcotráfico, proteger a los paramilitares, haber violado la soberaní­a nacional de Venezuela y Ecuador, convertir los servicios polí­ticos «en una policí­a polí­tica y haber corrompido al Congreso para conseguir su primera reelección en 2006. Se ha construido una imagen, absolutamente falsa, de un tipo honesto, austero, nacionalista, y es un tipo sometido a la polí­tica de EEUU, vinculado al narcotráfico, que ha protegido la impunidad del terrorismo de EstadoLa situación en estos momentos es paradójica, porque los mismos poderosos empresarios, polí­ticos y militares que consiguieron, a través de la propaganda que Uribe tuviese una gran popularidad, no saben como presentar una alternativa viable y a lo mejor les va a ser difí­cil encontrar otro candidato que herede su polí­tica y pueda ganar tan fácilmente como él lo harí­a las elecciones. Esta parece ser una de las razones que todaví­a el partido de Uribe se empeñe en modificar la constitución, para plantear la posible reelección.Aparentemente, Washington y la oligarquí­a Colombiana, han dado ya por concluido el periodo de utilidad de Uribe, Se necesita perfumar el sangriento lodazal en que se ha convertido la polí­tica Colombiana, para que los señores senadores de Washington firmen el TLC con Colombia sin tener que taparse la nariz. Y así­ seguir certificando la dependencia con el imperio pero sin manchar el nuevo traje limpio e inmaculado que la polí­tica inteligente que la Casa Blanca esta luciendo por Latinoamérica.Quien, por otra parte, estará «en una situación muy peligrosa» si no es elegido presidente por tercera vez en 2010. En EEUU hay «un dossier sobre él por narcotráfico» y Uribe «se podrí­a encontrar también acusado ante la Corte Penal Internacional por crí­menes contra la humanidad. Sino se mantiene en liza para la reelección corre el serio riesgo de que sus compadres en la empresa paramilitar que han montado durante estos años se vallan contra el, como ya ha anunciado tí­midamente el ex ministro de defensa Juan Manuel Santos, entre otros, estarán prestos a cortarle la cabeza una vez esté claro que no irá como candidato presidencial y que deja como heredero en su trono a alguien ajeno a sus intereses. Uribe corre el riesgo de salir por la puerta de atrás, si de las entrañas del uribismo se gestan sus mayores crí­ticos.Para la nueva lí­nea que propone la diplomacia inteligente de Obama no es el candidato más cómodo en Colombia, que sigue siendo un pivote estratégico fundamental para EE UU en América Latina, sobre todo para continuar manteniendo un cinturón de fuego prendido en medio del frente antihegemonista. El editorial de mayo pasado de «The Washington Post» que sostení­a que Uribe no deberí­a buscar otro mandato, puede ser una señal de que desde EEUU van a tratar de buscar otra alternativa.

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