Que en medio de un gigantesco atasco en las principales arterias de Barcelona, los conductores dejen de tocar el claxon como protesta y bajen de sus coches para aplaudir a los causantes del atasco es todo un síntoma de los tiempos que se avecinan.
Esto es lo que ha ocurrido la asada semana en Barcelona, donde las movilizaciones de un personal sanitario indignado ante los brutales recortes en la sanidad pública dictados por el gobierno de Mas han suscitado el apoyo unánime de la población.Apoyo e indignación que ha sintetizado en pocas palabras mejor que nadie el doctor Rafael Matesanz, reconocido internacionalmente por haber convertido la Organización Nacional de Trasplantes española, que él dirige, en la mejor y más eficiente del mundo: “¿cerrar quirófanos, alargar listas de espera es el único ahorro posible? ¿No podrían los políticos recortar más en otras partidas? ¿De verdad necesitamos todos sus coches oficiales; asesores; todas esas embajadas y viajes y gastos suntuarios y de representación?”El conseller de Sanidad –que es al mismo tiempo el jefe de la patronal sanitaria de Cataluña, ya no se molestan ni en guardar las apariencias, ¿para cuando el jefe de la CEOE para ministro de Trabajo?– ha decretado un recorte medio del 10% en la sanidad pública catalana. Como consecuencia, miles de médicos, enfermeras, celadores, analistas… serán despedidos. Decenas de plantas hospitalarias serán clausuradas, cientos de quirófanos cerrados, miles de camas desaparecerán, el tiempo de las listas de espera para intervenciones o para el especialista se verá multiplicado. ¿Cuántos años de vida, cuánto empeoramiento en la salud de la gente van a costar los recortes en una sanidad pública cada vez más privatizada? Y lo de Cataluña es sólo el primer aviso. También en este terreno se puede aplicar aquello de que “cuando las barbas del vecino veas pelar…” Nada más pasen las elecciones de 22-M vamos a asistir a una carrera entre los distintos gobiernos autonómicos por emular a Mas. Ya lo ha dicho el FMI: la próxima oleada de recortes ha de venir de las autonomías. Y la mayor partida de gasto de las autonomías son la sanidad y la educación públicas.