Nuevo presupuesto de Defensa USA

Con el punto de mira en China

El pasado jueves, Barack Obama hací­a públicas las lí­neas maestras de la nueva estrategia de seguridad nacional que va a guiar la polí­tica exterior norteamericana en los próximos años. Y no por casualidad eligió el Pentágono para anunciarlas. En torno a los reajustes del presupuesto de Defensa pivota la nueva estrategia de EEUU: fin a las guerras con grandes efectivos militares y prioridad absoluta a la región de Asia-Pací­fico.

Asia releva a Europa en el punto de mira. Las operaciones relámpago como sustitutivo de las guerras prolongadas. Unas fuerzas más ágiles, flexibles y armadas con mejor tecnología frente a grandes efectivos militares caros y lentos. Una reducción de 500.000 millones de dólares en Defensa durante la próxima década. Pero eso sí, con un presupuesto militar que seguirá siendo superior al del resto de potencias rivales sumadas.“«Nuestro Ejército será más reducido, pero el mundo debe de saber que EEUU va a mantener su superioridad militar» con unas fuerzas armadas que serán ágiles, flexibles y listas para hacer frente a una amplia gama de contingencias y amenazas”, quiso dejar claro Obama en el Pentágono.Prolongadas guerras de ocupaciones estériles como las de Afganistán e Irak quedan descartadas. Lo que no quiere decir que EEUU renuncie a la capacidad de lanzar dos guerras en paralelo. “Incluso cuando las fuerzas de EE.UU. estén comprometidas en una operación de gran escala en una región, serán capaces de frustrar los objetivos de (…) un agresor oportunista en una segunda región», dice el informe sobre la nueva estrategia de seguridad nacional. Una nueva doctrina que implica profundos cambios y una reorientación estratégica de la política exterior y de seguridad de la superpotencia. Adiós Europa, hola Asia¿Qué es lo que va a cambiar con la nueva estrategia? En primer lugar, desde luego, un papel secundario, casi marginal para Europa. Lo que se traducirá en menos recursos económicos y militares para la alianza atlántica, es decir, la OTAN. Aunque aún no está cuantificado, las tropas de EEUU volverán a sus cuarteles desde Europa, probablemente en un número mayor de lo previsto hasta ahora. En medio de una crisis económica sin precedentes, con un mundo árabe en ebullición y con la incapacidad demostrada por las fuerzas militares británicas y francesas en Libia, ¿cómo responderán los europeos a la progresiva retirada del que ha sido en los últimos 65 años su paraguas militar protector? Después de su negativa a participar en las operaciones militares contra Gadafi, ¿es pensable que reaparezca la tentación alemana de acercarse a Moscú?Pero en segundo –y decisivo– lugar, la reorientación de la política militar norteamericana se dirige a incrementar notablemente su influencia en Asia-Pacífico. Tratando de «fortalecer su presencia política, militar, económica y diplomática en un área vital del planeta donde está el principal peligro para su hegemonía, China», encabezando el área de mayor crecimiento y dinamismo del mundo. Y también donde menor es la penetración militar yanqui y su capacidad de influencia.Como decía recientemente un columnista del Washington Post, conocido por sus excelentes fuentes de información en el Pentágono y las agencias de inteligencia, “el reenfoque de Obama gira el poder de EEUU hacia China, y Pekín está comprensiblemente nervioso. Funcionarios de EEUU siguen repitiendo que esto no significa una política de ‘contención’ y que Estados Unidos acepta el ascenso de China como una inevitabilidad del siglo XXI (…) Pero los chinos no son tontos, saben que Estados Unidos está moviendo las fuerzas en su camino.”Con una mayor presencia militar en Asia, EEUU no sólo busca contener la emergencia de China y su cada vez mayor poder regional, sino también proteger a dos aliados vitales como Japón y Corea del Sur, los dos pivotes sobre los que descansará exclusivamente, tras la retirada de Afganistán, toda su presencia militar en la región.Certificada la catastrófica muerte de la aventurera apuesta de Bush por la expansión territorial imperial mediante el uso de la fuerza, la nueva doctrina de seguridad nacional de Obama abre, sin embargo, un peligroso período de rivalidad y tensión en la región de Asia-Pacífico.

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