Educación

Como un torrente de agua.

«Sabemos, y así­ se repite siempre, que la educación será la base para ir eliminando la desigualdad de la sociedad. Pues bien, las nuevas carreras para formar maestros, no incluirán estos estudios para la igualdad, ni tampoco las ciencias para la salud, ni los tendrán en la carrera de Derecho los futuros jueces o fiscales que se formen en algunas universidades». Así­ reclama el colectivo de investigadoras feministas de la universidad española a la Aneca – Agencia Nacional de Evaluación y Calidad – que se incluyan 6 créditos de formación en igualdad de género en la Universidad.

Además exigen romer el “techo de cristal”, es decir, que a medida que se asciende en el escalafón jerárquico universitario la cantidad de mujeres en puestos dirigentes sea menor. Existen dos tipos de aprovechamiento de la energía en las centrales hidroeléctricas: la que se genera por el potencial gravitatorio, es decir, en virtud de dirigir el torrente de agua desde unos 300 metros de altura contra una turbina. Y la cinética o por desnivel del cauce de los ríos. Cuanto más alto y más masa se concentra en un solo punto… Algo así ocurre en este caso. Las desigualdades entre hombres y mujeres no pueden entenderse al margen de cualquier otro tipo de opresión expresada y reproducida en el proceso educativo. Es obvio que no puede separarse la progresiva incorporación al trabajo en España de la mujer – como en todos los países de capitalismo desarrollado – al margen de las ingentes necesidades laborales del mercado. Sin embargo el agravamiento de la crisis no hace sino poner de manifiesto la naturaleza real de esa igualdad, pues son las mujeres las que primero y peor sufren la degradación de las condiciones laborales y de vida. Como ocurre constantemente conlos índices de pobreza en el 70% del planeta. De hecho todo lo conquistado en libertades parece no servir para nada cuando llega el paro. Como plantea el Grupo Feminista de Trabajo del GCAP – “Llamado Mundial de Acción Contra la Pobreza” -: ‘las mujeres constituyen la mayoría de las personas que trabajan en los sectores informales con a menudo precarias condiciones de trabajo. Por lo que en tiempos de crisis, son las que más tienen que luchar por mantener sus trabajos y su nivel de ingresos. Al mismo tiempo, los recortes en la prestación de servicios sociales, incluida la educación y la salud, aumentan la carga de trabajo no remunerado e invisible realizado principalmente por las mujeres." No es, por lo tanto, solo un problema de conocimiento, actitudes o predisposición a la igualdad de género. Es necesario prestar una atención particular a los sectores sobre oprimidos como es el de las mujeres históricamente. Pero los mismos mecanismos que hacen imposible que otras demandas populares y profesionales se abran paso en el mundo universitario y educativo, son las que impiden que se rompan los “techos de cristal”. O sea que si en solo 8 universidades de las 77 españolas el rector es “excelentísima”, es por las mismas causas por las que las asociaciones de vecinos no tienen representación en la facultad de arquitectura, las de agricultores en la de agrónomos o las de pacientes afectados en la de medicina. Concentrar las fuerzas, unificar criterios mínimos, elevar la altura de la mirada – unos 300 metros aproximadamente – … ir a la raíz

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