Milei asegura haber sacado a "diez millones de argentinos de la pobreza"

¿Cómo que baja la pobreza en Argentina? ¡pelotudeces!

El gobierno ultraderechista de Milei y su coro de turbocapilistas saca pecho de un informe que afirma que la pobreza en Argentina ha bajado quince puntos. Pero otros expertos cuestionan la metodología y aseveran que si sumamos a los argentinos que están bajo el umbral de la pobreza con los que la bordean tenemos a cerca del 80% de la población.

Sacando pecho, con tuits insultando a los ‘zurdos’. Así ha celebrado Milei, sus portavoces gubernamentales y toda su corte de medios afectos último informe del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), que asegura que la pobreza en Argentina ha retrocedido casi 15 puntos respecto al primer semestre del 2024, cuando llegó a batir un trágico récord de casi el 53%.

Sacando a relucir su hipérbole, el ultraderechista ha llegado a asegurar que sus políticas «han sacado de la pobreza a 10 millones de argentinos”.

¿Es verdad lo que señala el informe?. Vista con la lupa de los expertos, la realidad social de la pobreza en Argentina es otra muy diferente.

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Gráfico sacado a partir del informe de la Indec, del que sacan pecho Milei y sus seguidores. ¿Debemos concederle un éxito -aunque sea relativo- a sus draconianas políticas económicas?

Veamos qué dice el informe. Según la Encuesta Permanente de Hogares del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), la tasa de pobreza en Argentina -el porcentaje de la población que no alcanza a cubrir sus necesidades básicas de alimentos y servicios- ha pasado de ser el 52,9% en el primer semestre de 2024 (el nivel más alto desde la época del corralito, en 2003) a bajar al 38,1%. Siendo un nivel muy alto, se trataría de un considerable descenso de 14,8 puntos porcentuales. Según esta encuesta la tasa de pobreza se sitúa además 3,6 puntos por debajo de la de finales de 2023, cuando Milei asumió la presidencia.

Además, según el informe de la Indec, el índice de indigencia se ubicó en la segunda mitad del año en el 8,2 %, 9,9 puntos por debajo del semestre anterior y con un descenso de 3,7 puntos en la comparación interanual. Según el Instituto, la bajada de la tasa de pobreza está directamente relacionada con la desaceleración de la inflación, que ha pasado de un máximo del 289,4% interanual en abril del año pasado al 117,8% en diciembre de 2024.

De esto mismo es de lo que hace propaganda Milei. ¿Debemos concederle un éxito -aunque sea relativo- a sus draconianas políticas económicas?

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El diablo está en los detalles

Basta con mirar la realidad de la sociedad argentina, con movilizaciones masivas de diferentes sectores populares -desde los jubilados a los estudiantes, pasando por los trabajadores- contra el drástico empeoramiento de sus rentasm y de sus condiciones de vida y de trabajo, para saber que poco hay de verdadero en el triunfalismo de Milei.

Una verdad a medias es una mentira. Y no pocos expertos económicos han cuestinado la metodología del informe del Indec como «poco representativa de la realidad social».

Lo primero que sucede es que la Encuesta del Indec solo tiene en cuenta el nivel de vida en los 31 centros urbanos más poblados del país, lo que abarca a 29,8 millones de personas, sobre una población total en Argentina de unas 47 millones de personas. Deja fuera a 17 millones de argentinos -ni más ni menos que el 36% de la población-, los habitantes de las zonas más rurales… que además son las que por norma tienen menores ingresos.

«La medición cubre únicamente a ciudades de 100.000 o más habitantes, no capta ciudades pequeñas o áreas rurales, donde la estructura de la pobreza podría ser distinta», señaló a EFE el economista Leopoldo Tornarolli, investigador del Centro de Estudios Distributivos, Laborales y Sociales de la Universidad Nacional de La Plata.

Sólo este «detalle» sin importancia ya pone en cuestión la conclusión del informe. Pero hay más.

Los expertos en medición de los índices de pobreza insisten en que la metodología del informe no es acorde para medir correctamente la realidad social del país, porque para establecer la tasa de pobreza es necesario medirla de dos formas: la pobreza por ingresos, que indica la capacidad para adquirir bienes básicos; y la pobreza multidimensional, que toma en cuenta factores como educación, salud y vivienda, entre algunos otros.

El informe de la Indec sólo se centra en la primera, insistiendo en que durante la segunda mitad de 2024 el ingreso total familiar aumentó en promedio un 64,5%, mientras que el valor de la cesta básica alimentaria (CBA) creció un 22,2% y el valor de la cesta básica total (CBT) de alimentos y servicio se incrementó un 26,7%.

El Observatorio de la Deuda Social (ODSA) de la Universidad Católica Argentina ha criticado que las canastas de consumos a las que se refiere el Indec están desactualizadas, y que no incluyen gastos de alquiler, cuando el 40% de la población no tiene un techo propio. Tampoco el brutal aumento del coste de los medicamentos para los jubilados, con incrementos promedio del 240%, según un informe del Centro de Profesionales Farmacéuticos (Ceprofar).

Las críticas se centran en que el informe de la Indec ignora la pobreza multidimensional. «Si bien se observan similares niveles de pobreza e indigencia que hace un año atrás, continuaron aumentando la pobreza multidimensional, la inseguridad alimentaria, la imposibilidad de acceder a medicamentos o servicios de salud, los impagos de deudas o la imposibilidad de reparar la vivienda», dice la ODSA.

El informe deja fuera a 17 millones de argentinos -ni más ni menos que el 36% de la población-, los habitantes de las zonas más rurales… los que por norma tienen menores ingresos.

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¿Y los casi-pobres?

Otro experto abunda en otro aspecto. «Argentina está sufriendo una gran transformación estructural en su patrón de distribución del ingreso. La clase media va desapareciendo a gran velocidad y hay una gran montaña de la ciudadanía que está en torno a la pobreza, los ‘casi pobres’ «, incide el economista Alfredo Serrano Mancilla, director ejecutivo del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica.

Estos ‘casi pobres’, dice Serrano Mancilla, tienen ingresos ligeramente superiores al umbral de pobreza pero viven en las mismas condiciones de los que formalmente están bajo la línea de pobreza. Un ejemplo claro de los mismos son los jubilados, que se manifiestan -pese a la represión- cada miércoles frente al Congreso. La pensión que cobran la mayoría de los 7,4 millones de jubilados supera en solo 716 pesos la línea de pobreza del Indec, pero es apenas un tercio de la canasta básica de los jubilados que calcula la Defensoría de la Tercera Edad de la capital.

Si sumamos «a los argentinos que están bajo el umbral de la pobreza con los que la bordean», viviendo en la práctica en las mismas condiciones… «tenemos a cerca del 80% de la población argentina», asegura Serrano Mancilla.

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Una pobreza mucho más enraizada

Un jubilado sostiene un cartel durante una protesta contra un posible veto presidencial a un proyecto de ley aprobado por el Congreso para aumentar las jubilaciones en Buenos Aires, Argentina, el miércoles 28 de agosto de 2024.

Siendo todas estas las «trampas» del informe de la Indec, otros datos que ofrece ya echan por tierra cualquier desvergonzada visión triunfalista del gobierno ultra de Milei.

Incluso aunque fuera verdad que la pobreza en Argentina está descendiendo, uno de cada dos niños menores de 14 años son pobres y el 11,5% en ese grupo de la población ni siquiera cubre sus necesidades diarias de alimentación. El segundo grupo de mayor vulnerabilidad es el de los jóvenes: el 44,9% de los argentinos entre 15 y 29 años es pobre y el 10,6% es indigente.

Y hay ciudades del país donde la pobreza está tan extendida que es la condición en la que sobrevive la mayoría de sus habitantes: en Resistencia (norte) la tasa de pobreza alcanza al 60,8% y en Concordia (noreste), al 57,1%.

Así que estos días, la expresión más usada entre la ciudadanía argentina al escuchar al gobierno sacar pecho del descenso de la pobreza es: «¡pelotudeces!».

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Cuando la pobreza SI bajó en Argentina

Los últimos gobiernos en que objetivamente bajaron los índices de pobreza fueron los de Néstor y Cristina Kirchner. Durante el primero, la cantidad de familias pobres disminuyó del 62 por ciento en 2003 a 37 por ciento en 2007. En el segundo mandato kirchnerista, la pobreza cayó del 37 al 28% y luego, durante el segundo mandato, volvió a subir al 30%.

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