Nos bombardean con la idea de que el origen de todos los males de España está en que, durante los años de «bonanza económica», todos «vivimos por encima de nuestras posibilidades». Nos cuentan que, mientras nos transformábamos en un «monocultivo del ladrillo», nuestro crecimiento era financiado con el dinero que nos prestaba Alemania, Francia o EEUU. Y concluyen que ahora, después de haber disfrutado de «su dinero», tenemos una deuda descomunal que Berlín, París o Washington exigen que les devolvamos. Un círculo vicioso que no nos deja otra alternativa que aplicar draconianos recortes para «purgar los excesos del pasado». ¿Pero esto es lo que realmente ha pasado en España? ¿O es una ofensiva de confusión y mentiras para que «traguemos» con un gigantesco atraco? ¿Cómo hemos llegado, de verdad, hasta aquí?
Nosotros no debemos nada“Todos hemos participado de la fiesta”, “todos nos hemos endeudado”, y ahora “toca repartir entre todos los sacrificios” para poder devolver el dinero.
Este es el mantra que nos repiten: “la banca alemana nos tuvo que prestar dinero para poder financiar tu hipoteca”… “Tú te beneficiaste de la orgía de la deuda”, y ahora “debes sufrir las consecuencias”. «Si los trabajadores españoles percibiéramos la misma proporción de la riqueza que los europeos, cobraríamos de media 1.050 euros más cada mes»
¡Es mentira!
Las casi 18 millones de familias españolas han acumulado una deuda total de 861.438 millones de euros. Mientras que sólo 50 bancos españoles deben al capital extranjero casi un billón de euros.
La deuda de las familias –que no alcanza, de media, los 90.000 euros- no es ningún problema para la economía española. De hecho, solo el 0,5% de las familias dejan de pagar sus créditos.
Lo que sí es “inasumible” es que un pequeño puñado de bancos y monopolios hayan acumulado con el exterior una deuda gigantesca.
¿Acaso los bancos españoles estaban obligados a hacerlo para poder luego poder concederte a ti tu hipoteca?Nada de eso. El saldo de los depósitos que las familias españolas tienen depositados en los bancos supera el billón de euros. Es decir, con el dinero que ya tenían, los bancos españoles podían haber concedido todos los créditos a las familias, y todavía les sobrarían casi 200.000 millones.
Si han pedido gigantescos préstamos a los bancos extranjeros es para financiar una expansión internacional que sí estaba “muy por encima de sus posibilidades”, y de la que solo ellos se han beneficiado.
Ahora, la banca española tiene que devolver a los bancos extranjeros 200.000 millones en los próximos dos años. Y nos dicen que “todos tenemos que pagar la deuda” a través de recortes y ajustes.
¡La deuda es suya!Quien tiene que devolver el dinero son ellos. A los bancos extranjeros… y al conjunto de la sociedad española.
Hemos vivido “por debajo de nuestras posibilidades”
Una primera mirada a la evolución de la distribución de la riqueza en España desmonta de un plumazo la cantinela de que “todos hemos vivido por encima de nuestras posibilidades”.
En 1980, la participación de los salarios en el PIB se elevaba al 67%. Ahora ya ha descendido hasta el 46%. Por el contrario, la participación de las rentas del capital en la apropiación de la riqueza ha subido desde el 31,5% al 46,2%.
¿Quién se ha “corrido la fiesta” durante todos estos años?
Nos repite que “tenemos que igualarnos con Europa”. Muy bien. Pero que sea en todo. Por ejemplo en la participación de los salarios en el PIB. La media de la UE está en el 65%, mientras en España ya ha bajado hasta el 46%.
Son 19 puntos de diferencia. En 1980 estábamos alrededor de la media de la UE. En estos 40 años nos han impuesto un gigantesco atraco.
Si los trabajadores españoles percibiéramos la misma proporción de la riqueza que los europeos, cobraríamos de media 1.050 euros más cada mes.
¿Y todavía se atreven a echarnos en cara que “hemos vivido por encima de nuestras posibilidades?
¡Si nos han robado más de 1.000 euros cada mes! Deberíamos de haberlos cobrado si se hubiera mantenido la distribución de la riqueza vigente en la transición. Pero ahora, en lugar de estar en las nóminas de los trabajadores, están en las cuentas de resultados de bancos y monopolios.
Ellos, la oligarquía española, son los que “han vivido por encima de sus posibilidades”. A nosotros, al 90% de la población, se nos ha condenado a vivir “por debajo de nuestras posibilidades”. A vivir en unas condiciones muy por debajo de lo que la creación de riqueza en España nos podía permitir.
Lo que nosotros hemos perdido, se lo han llevado ellos. ¿Y encima ahora nosotros tenemos que pagar sus deudas?
¿Qué tenemos que “devolverles la deuda”? ¡Pero si ya lo hemos hecho!
Nos repiten que “estamos obligados a devolver a Alemania, Francia y EEUU la deuda que tenemos con ellos”. Y que para ello es necesario hacer recortes. «La deuda pública es un gigantesco mecanismo de extorsión y saqueo»
Niego la mayor. Ya les hemos devuelto toda la deuda, y además varias veces.
¿Cómo es posible, dirán ustedes, si ahora debemos más que hace diez años?
Imagínense una relación donde alguien les presta diez euros, usted le devuelve 30 –tres veces lo que le había prestado-… Pero, inexplicablemente, no solo no ha saldado su deuda… sino que le debe el doble.
Estaríamos hablando de un usurero que debería estar en la cárcel. Bueno, pues esto es literalmente la deuda pública bajo el capitalismo financiero.
En el año 2.000, la deuda pública española total se elevaba a 305.000 millones de euros. En los siguientes diez años, España pagó a los bancos propietarios de la deuda más de 1 billón de euros. Tres veces más de lo que les debía. Y sin embargo, en el año 2.010 la deuda pública había subido a 552.000 millones.
Tras haberles pagado 1 billón de euros, el PIB completo de uno de esos diez años, les debemos el doble que antes de pagar.
Un presidente hispanoamericano dijo que en la deuda externa “cuanto más pagas, más debes”.
Así es, y lo hemos demostrado. Ocurre con los países del Tercer Mundo, y ocurre con España. Entre los sectores más conscientes y adelantados avanza la idea de que la deuda externa es “ilegítima”, y debemos cuestionar su devolución.
Efectivamente, hace casi un siglo, Lenin ya estableció que “el capital financiero, concentrado en un puño y que goza del monopolio efectivo, obtiene un beneficio enorme, que se acrece sin cesar, los empréstitos del Estado [operaciones de deuda pública] consolidando la dominación de la oligarquía financiera, imponiendo a toda la sociedad los tributos en provecho de los monopolistas. (…) El capitalismo, que inició su desarrollo con el pequeño capital usurario, llega al final de este desarrollo con un capital usurario gigantesco. (…) En el interior del país no hay ningún ‘negocio’ que dé, ni aproximadamente, un beneficio tan elevado como el servir de intermediario para la emisión de los empréstitos extranjeros”.
Sólo desde aquí podemos comprender los números de la deuda española que nadie puede explicarnos. La acumulación de deuda, que ahora Washington y Berlín nos exigen “devolver”, no es el resultado de que los españoles hayamos “vivido por encima de nuestras posibilidades”. Es la expresión más acabada del grado de saqueo financiero al que estas grandes potencias nos someten, y que les permite apropiarse de una parte sustancial de la riqueza nacional.
¿Qué tenemos que “devolverles su dinero”? ¡Pero si ya lo hemos hecho! ¡Lo que tenemos que acabar es con el saqueo de nuestras riquezas que hoy significa la deuda pública!