Monopolización de la Información

Cómo gustéis…

El grado de concentración monopolista en los medios es ya un escándalo en España, y si sintetizamos en pocas palabras la resultante de las últimas reformas legislativas, sin duda éstas son las que parecen escuchar los grandes grupos mediáticos: ¡Gozad todo lo que gustéis…!.

Como en el eílogo de Rosalina en la comedia shakespeariana “As you like it”, el Gobierno parece dispuesto a satisfacer a mandíbula partida las necesidades de los principales centros de poder. Una maraña de enredos e intereses cruzados cuya resultante es el mayor grado de concentración monopolista en los medios de comunicación de la historia de España.Intereses que tienen nombres y apellidos, que son viejos conocidos y que, al mismo tiempo, conjugan sus propios fines con la dependencia de un triunvirato: la banca “nacional”, la banca extranjera y las burguesías locales. Tal y como ha ocurrido en los últimos treinta años, el Gobierno actúa como maestro de ceremonias de los objetivos monopolistas. Las últimas medidas legales convierten al actual ejecutivo en el “matador” que remata con estocada la independencia y la pluralidad.El cortejo de la amantisEn este caso, a diferencia del clásico de Shakespeare, el cortejo ha sido mortal. Algo así como el de la amantis que acaba devorando al macho.A finales de los ochenta, con la puesta en marcha de las televisiones privadas, se formaron los primeros grandes grupos mediáticos. En este proceso intervinieron de forma decisiva las más importantes entidades bancarias del país. Como afirma Enrique Bustamante, el catedrático miembro del Consejo de Sabios de RTVE: "abandonan su anterior papel de financieros de las multimedia para ser accionistas, para volver a ejercer de actores, influyendo directamente en la opinión, ahora en términos de mercado. Aceptan la realidad del capitalismo moderno donde el negocio está unido a la influencia política, y la influencia se garantiza a través del negocio y no separadamente, como en la época franquista". Algo así como lo que ha sido denunciado en numerosas ocasiones ante el Tribunal de Cuentas en relación a la financiación de los partidos políticos. Relación evidentemente determinante en la que manda la banca.En el trascurso de las legislaturas y los cambios de gobierno, la correlación de fuerzas van cambiando. En la primera etapa socialista dos grupos – Once (Telecinco, Onda Cero, El Independiente) y Prisa -, junto a RTVE y con el consentimiento “rebelde” de Zeta, ejercen su preponderancia en los medios. Esto cambia con la llegada del gobierno de Aznar y la “guerra de dossieres” que lo permitió. El grupo Once es desmantelado y se gesta la alianza RTVE-Telefónica que incluye a Antena 3 TV. Prisa encuentra trabas a cada paso y el grupo de la familia Polanco recibe golpes en el terreno digital y radiofónico. Con la vuelta del PSOE al gobierno el giro es, de nuevo, drástico, no solo para los medios afines a los intereses representados políticamente por el PP, sino en detrimento de la hegemonía de Prisa en el ámbito “socialista”. Público o La Sexta surgen como de la nada disfrutando de privilegios incomprensibles si atendemos al volumen de su capital.Pero si dirigimos nuestra atención al último proceso de fusión – Antena 3 y La Sexta, Telecinco y Cuatro – encontraremos los actores a los que hace mención Enrique Bustamante. Además de la presencia en la operación del Banco Santander como accionista en Antena 3, éste es uno de los principales acreedores del Grupo Prisa, participando en su momento en la concesión del crédito necesario para la adquisición de Sogecable. De hecho es ante Emilio Botín (presidente del Banco Santander), ante quien debe responder la familia Polanco del préstamo aplazado hasta marzo del 2010 de 1.950 millones de euros que estrangula al gigante mediático. Por si esto fuera poco recientemente Juan Abelló, presidente de Sacyr y ex-consejero del Santander, adquirió el 20% de las acciones de Mediapro, pasando a ser el tercer accionista del grupo.Por su parte el BBVA participa también del accionariado de Antena 3 y Onda Cero a través de acuerdos anteriores con Telefónica, y además pasa ahora a ser uno de los principales avalistas de la fusión de Telecinco y Cuatro. En cuanto a la banca internacional, el J.P. Morgan (banco norteamericano que se encuentra entre los mayores del mundo), ha sido la parte asesora de Telecinco, y Mediobanca (banco italiano que es además accionista mayoritario de Media Group, propietario a su vez de los periódicos El Mundo, Marca o Expansión) ha avalado al Grupo Prisa. La banca de inversiones norteamericana Morgan Stanley ha hecho lo propio con Antena 3, y el Citigroup (el otro buque insignia de EEUU en las finanzas mundiales) con Mediapro. Ésta es realmente la hembra de la amantis, la que devora la independencia sometiendo la información a sus intereses, en última instancia. La banca es quien tiene en sus manos los medios, quienes deciden si estrangulan o proporcionan respiración asistida en medio de la crisis. Son quienes deciden qué se dice, cuándo se dice y para qué en los medios de comunicación en España. Información soy Yo No es pues éste un fenómeno nuevo. En 1998 el Dr. José Luis Sánchez Noriega, de la Universidad Pontificia de Salamanca, caracterizaba así el espectro mediático español: “La televisión es líder en la información directa y, por tanto, resulta el medio más poderoso en orden a establecer una determinada opinión pública […] la agenda de los telediarios viene determinada por los periódicos de referencia y […] estos nutren a los líderes de opinión de los distintos grupos sociales y colectivos. […] En el panorama de los grandes grupos se han constituido, a raíz de la privatización de los diarios estatales en la década pasada, grupos regionales significativos como Correo y Prensa Ibérica. […] En el sector de la ficción audiovisual (televisión y cine) hay una dependencia de productos extranjeros que llega a la colonización (el cine el norteamericano es el 80%) lo que resulta relevante a la hora de establecer modelos de comportamiento, elementos de cultura cotidiana, individualismo político, etc.[…] La radio resulta excesivamente dependiente de presentadores concretos y peca de exceso de opinión hasta el punto de que se ha convertido, en buena medida, en un medio de agitación partidista. […] No existe prensa diaria alternativa fuera de las opciones mayoritarias liberal-conservadora y socialdemócrata. […] los intentos de medios pequeños por salir del ámbito reducido -y "marginal"- o están condenados al fracaso o se realizan a costa de perder la identidad alternativa”.Actualmente el Grupo Planeta, Mediaset, Prisa y Mediapro acaparan el 65% de la audiencia televisiva, y el 75% de la radiofónica junto con Vocento. Si a este conglomerado añadimos a Telefónica, tenemos representados el conjunto de medios de información y cultura dominantes en España. Radio, televisión e Internet, dónde la presencia de grupos extranjeros como Ono – capital norteamericano – y Vodafone – capital francés – completa el 90% del tráfico en la red y el 100% de las infraestructuras. Hablar de ellos es lo mismo que hablar de información y opinión en España; una misma cosa.Operación Arco IrisPara comprender la nueva ley de medios debemos remontarnos al trabajo de ingeniería y diseño que desde el Estado se ha operado en los últimos treinta años. Si en los porcentajes arriba señalados queda excluída RTVE, ahora habremos de incluirlos dando la perspectiva real de los medios en España a través de la concesión de licencias radiofónicas.Con la llegada al gobierno andaluz del PSOE, en 1982, se inició una carrera de concesiones en tres etapas que tuvo como resultado el reparto de 130 nuevas licencias. Así pues, los grupos privados acumularon 123 a las 39 que ya explotaban. Sólo tres emisoras mantuvieron su carácter local e independiente.En el caso de Cataluña las concesiones fueron inicialmente a grupos y empresas locales, en un 95% ligadas a la familia Godó y a otros sectores de poder entorno a CiU. Actualmente el 62% de licencias pertenecen a cadenas nacionales y el resto al entramado autonómico.En el País Vasco el 55% de las concesiones pertenecían al grupo Vocento ligado a familias tradicionalmente vinculadas a la industria y la banca, y con una influencia determinante en el PNV. Actualmente solo un 11% son consideradas “independientes”. El 50% están ligadas a cadenas nacionales – incluído el 10% de Vocento – y el 40% a la iglesia vasca o grupos representados en el PNV. La misma relación se reproduce en Galicia con la familia Fernández-LaTorre como los Godó de Cataluña.Articulando la satisfacción de las exigencias de los grupos de poder regionales, el PSOE enmarcó este proceso en la llamada “Operación Arco Iris”, encabezada por un cuadro del Partido Socialista Asturiano, Blas Herrero, posteriormente dueño de Kiss fm, con el objetivo de formar un grupo de información fiel a los intereses que representaba… y representa.Siguiendo esta cadena, el Dr. Luis Arboledas, de la Universidad de Granada, concluye en un artículo publicado el año pasado:“El favoritismo de los partidos gobernantes hacia determinadas empresas responde a las vinculaciones existentes entre aquéllos y éstas; se trata de unas relaciones de tipo clientelar en las que las concesiones radiofónicas se pueden concebir como una recompensa de los gobiernos por el apoyo que prestan los grupos de comunicación afines. Los partidos de ámbito estatal han favorecido a las cadenas o grupos nacionales y los partidos nacionalistas han beneficiado a particulares o empresas autóctonas. […] Desde sus respectivos gobiernos, el PNV y CiU, como partidos nacionalistas, han beneficiado especialmente a empresas radiofónicas con capital autóctono […] No existe casi radio independiente local en estas cuatro comunidades autónomas.”Después de eliminar la publicidad en RTVE en favor de las privadas, el Gobierno se dispone a perseguir a 3.000 emisoras privadas a petición de CC, ERC, CiU y PNV.La re-contrarreforma Para hacer posible la reciente doble fusión con el correspondiente apadrinamiento bancario – en su sentido más mafioso -, el Gobierno ha aprobado una ley que deja al descubierto su naturaleza:En primer lugar permite que haya participaciones accionariales cruzadas en las empresas de televisión por ondas terrestres hertzianas. Una misma persona o entidad podrá tener participaciones cruzadas significativas (mayor del 5 por 100) en más de una compañía, siempre y cuando la audiencia media acumulada de los operadores en los que está presente no supere el 27 por 100 de la audiencia total. Asimismo, se permitirá la fusión de dos operadores del sector de la televisión si no superan el límite del 27 por 100 de la audiencia, siempre que “se garantice la existencia como mínimo de tres operadores privados de ámbito estatal”. Monopolización planificada, en definitiva.Y en segundo lugar el Estado no podrá adjudicar a los operadores públicos más del 25 por 100 del espacio radioeléctrico. El 75% como mínimo se reserva para los operadores privados… sin que haya máximos.Una ley que beneficia a los grandes grupos mediáticos a los que el Gobierno entrega todo el mercado publicitario, cinematográfico y deportivo, bombardeando, al mismo tiempo, RTVE, haciéndola dependiente del canon que deben pagar las privadas para financiarla.Así lo corrobora el Dr. Ramón Zallo, de la Universidad del País Vasco, en un artículo publicado en las últimas semanas: “una invitación a que se construya con los años un oligopolio a tres prestadores de televisión a escala estatal […] se amplía hasta 15 años el período de concesión de una licencia (hasta ahora era de 10 años) y se establecen las sucesivas renovaciones automáticas de las licencias por el mismo plazo de tiempo si se cumplen determinadas condiciones. Es decir, casi a perpetuidad.” Fragmento de una carta difundida en Internet por un grupo de trabajadores de RTVE“Desde hace algún tiempo, la mayor parte de los programas de RTVE están en manos de productoras aunque se le venden al público como programas de producción propia de RTVE cuando en realidad no hay trabajadores de la casa implicados en ellos. Esto se ha hecho extensivo ahora a la mayor parte de las retransmisiones deportivas y a las de la Lotería Nacional, adjudicadas a la empresa Mediapro, una de las principales accionistas de La Sexta a través del grupo Imagina. El argumento esgrimido desde la dirección de la empresa es que el personal propio resulta más caro que la subcontratación a una productora para hacer el mismo trabajo (¿qué ocurre en realidad?) se deja a los trabajadores parados asignándoles únicamente unas pocas horas de programas a la semana y entonces se dividen sus sueldos mensuales por el número de horas de programa que han hecho durante el mes – no por el número de horas de jornada laboral completa -. El resultado son unas cantidades desorbitadas por hora de trabajo. […] Con la llegada hace tres años del expresidente de la Corporación RTVE Luis Fernández, se introdujo también un equipo de nuevos directivos que se trajeron de otras televisiones y productoras –hasta un total de 97- y se apartó a los profesionales que llevaban toda la vida en la empresa de los mismos puestos de dirección. Incluso se crearon puestos de dirección que no existían previamente.”

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