El asesinato del abogado y la derecha

Colom: «el caso Rosenberg me fortaleció»

El presidente de Guatemala, Álvaro Colom, manifestó que la difí­cil situación por la que atravesó su gobierno tras las acusaciones que hiciera el abogado Rodrigo Rosemberg en un video póstumo, en el que inculpaba al mandatario centroamericano por su muerte, lo fortaleció. En entrevista con el periódico mexicano La Jornada, Colom reiteró este sábado que «si fuera un presidente débil hubiera caí­do. El mismo lunes», en un momento en que se produjeron manifestaciones en favor y en contra del Jefe de Estado, que salieron a las calles para apoyarlo o pedir su renuncia.

El residente, ante la pregunta de quiénes son los sediciosos en su paí­s, respondió: «es difí­cil decirlo. Pero el video lo produjeron los golpistas y vamos a averiguar quiénes son. Ya los traidores de ellos empiezan a hablar, se empiezan a echar la culpa unos a otros». En opinión de Colom, esta difí­cil situación polí­tica tiene que resultar «en que nunca más la mentira y la injuria vuelvan a poner en peligro la democracia. La ley tiene que ser implacable contra quienes la orquestaron. No contra los inocentes que reaccionaron ante la tragedia de un asesinato, sino quienes detrás de una tragedia se aprovecharon y quisieron dar un golpe».»Estas semanas conocí­ quiénes son mis amigos, quiénes son demócratas y quiénes no lo son. En esto no va a funcionar mi hí­gado, sino la inteligencia», sentenció. «Mi equipo me critica porque lo digo en público. Pero yo lo siento y creo que es así­. Se aprovecharon (…) de Rosenberg, que fue un inocente, para quitar a un Presidente que les estorba para sus negocios sucios».Colom aseguró que desde agosto del año pasado, hay mafias confabuladas en su paí­s con intenciones de sacarlo del poder, ya que en este mes el Ejecutivo cambió tres cupulas militares, destituyendo a 17 comisarios de la Policí­a Nacional Civil (PNC) de un total de 47. «Fueron dados de baja mil 403 miembros. Todos éstos debieron haber estado en el parque protestando contra mí­, junto a muchos inocentes que, estoy claro, estaban en su derecho de expresar sus reclamos. Es una reacción porque hemos desconectado a todas las mafias de la seguridad. Y eso les da intranquilidad porque pierden dinero.Colom afirmó además que esta depuración de los cuerpos policiales era una asignatura pendiente desde que terminó la guerra, en 1996. «Nadie se atrevió a hacerlo. El ex presidente Álvaro Arzú (actual alcalde de la capital), que firmó la paz, sí­ logró bajar la delincuencia». También se refirió a las acciones del ex presidente Oscar Berger, quien redujo el ejército a cantidades irrisorias, especialmente en áreas donde opera el narcotráfico. Y estamos pagando las consecuencias. Manifestó que en este momento, su gobierno enfrenta una «tranquilidad tensa», debido a que afloraron los problemas reales del paí­s; los pobres, los ricos, la historia, el racismo real que existe. «Pero yo no me voy a ir antes del 14 de enero de 2014. Le guste a quien le guste y le moleste a quien le moleste. Pero de que transformo al paí­s (…) lo transformo», enfatizó.Por otro lado, el presidente guatemalteco anunció que en su paí­s se viene una verdadera reforma fiscal, pues considera que su paí­s «es débil institucionalmente» porque tiene un 9 por ciento de recaudación fiscal. «Yo voy a elevar el cobro de impuestos hasta llegar a 18 por ciento. Lo voy a hacer y le va a doler a mucha gente. Esta crisis va a provocar una verdadera reforma fiscal», reiteró.Añadió: «que los que tengan más paguen mas. El ex presidente Vinicio Cerezo supo lo que significa intentar meter la reforma fiscal en Guatemala. Casi cae. Pero no cayó. Y Colom no va a caer. Y va a meter la reforma fiscal». Aunque el presidente admitió que antes no tení­a una correlación de fuerzas favorable en el Congreso, defendió que «esta crisis me la dio». Aclaró que «si hay crisis en el sistema de partidos, fue trabajo de los golpistas. Y sólo repito lo que dije desde el principio. Si me lo piden mis amigos, renuncio, pero si me lo piden mis enemigos, entonces no. Porque quienes exigen mi renuncia son un montón de candidatos perdedores».Están tras los hilos de esta funesta campaña, que cuenta con el apoyo de los principales medios de comunicación en manos de los sectores oligárquicos, hay que buscarlos detrás del Partido Patriota (PP); de militares retirados organizados en AVEMILGUA, vinculados al proyecto de reforma constitucional Pro Reforma, quienes a toda costa quieren evitar que las investigaciones en los archivos de la Policí­a Nacional y del Ejército los involucren en violaciones a los derechos humanos durante la guerra civil; de sectores de la burguesí­a que con el gobierno de Colom se han visto marginados de los negocios que se manejan desde el Estado y otros que se oponen recalcitrantemente al establecimiento de nuevos impuestos (el CACIF, organización de la cúpula empresarial, que anunció su participación en la marcha derechista del 17).Todos estos actores movilizan a sectores de la sociedad urbana, generalmente empresarios, comerciantes altos funcionarios, profesionales liberales, estudiantes de universidades privadas ligadas a la iglesia, de una ascendencia no mestiza ni indí­gena, que están sufriendo también esta ola de violencia. La consigna de la derecha es culpar de la violencia que vive el paí­s ligada a las Maras y al narcotráfico, al gobierno de Colom intentado establecer ví­nculos del gobierno con la corrupción ligada a los negocios ilí­citos.Por un lado, la Guatemala de los no indí­genas, la clase dominante y los clasemedieros de la ciudad capital, que por unos dí­as vivieron la ilusión de que podrí­an bajar del poder a Alvaro Colom. El presidente les incomoda por populista, porque ellos no lo eligieron, porque insiste en romper reglas de oro de la clase empresarial al querer cobrarles impuestos.En el interior del paí­s, sin embargo, la lectura fue otra. La población más ligada a la raí­z indí­gena, distante de la influencia de las poderosas cúpulas empresariales y beneficiada por los programas sociales de la señora Colom, simplemente entendió que «los de la capital» pretendí­an quebrar Banrural, el único banco en el que los sectores productivos ajenos a las cúpulas empresariales han logrado tener un asiento en la junta directiva. «Salió a la superficie lo más profundo de nuestro racismo, las taras de nuestra sociedad», asegura Claudia Samayoa, investigadora de la Unidad de Protección de Defensores de Derechos Humanos.El movimiento que se ha generado entorno ha este caso, ha seguido las pautas, de otros movimientos generados desde la oposición en otros paí­ses como Venezuela y Bolivia. Los implicados en la grabación y la difusión del video son los mismos que en los años ochenta instigaron una insurrección militar contra el presidente Vinicio Cerezo.De repente con bastante financiación y difusión en la prensa controlada por la oposición, se construye un movimiento de denuncia y movilización, curiosamente los que se manifiestan son los sectores empresariales convocando a las calles a estudiantes de universidades privadas. Hasta se descuelga la noticia que las movilizaciones han tenido respuesta masiva en una convocatoria de blogs de Internet. En un paí­s con niveles de pobreza tan acuciantes, no es difí­cil comprender quien tiene acceso a Internet. Lo que no han podido borrar es la contestación de apoyo popular de las clases más desfavorecidas que por fin tienen un gobierno que se preocupa por sus necesidades.

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