Farmacéuticas, el negocio de la muerte

Cobayismo, delito de lesa humanidad

Aunque el acuerdo entre la multinacional y las familias no evitarí­a que un tribunal de EE UU juzgue el caso, el problema de la impunidad de las farmacéuticas en el Tercer Mundo, que unos consideran especulaciones y muchos una atrocidad, quedará velado con la «bula» económica mientras no se equiparen las prácticas de «cobayismo» a las de terrorismo o genocidio y no emerjan a la luz pública las que se llevan a cabo en paí­ses del Primer y Segundo Mundo.

El mayor de los gigantes farmacéuticos, la norteamericana Pfizer, agará 55 millones y afrontará un juicio en EEUU por la muerte de 11 niños africanos en 1996, a los que usó como cobayas humanas. Uno de los médicos que participó en el experimento que Pfizer realizó en Nigeria en 1996 coincidiendo con la epidemia de meningitis para la cual había desarrollado un nuevo antibiótico, Trovan (trovafloxacino),denunció los hechos a la dirección de la empresa. Fue despedido, pero eso no evitó que llegaran a los tribunales. Pfizer envió un equipo de médicos al corazón de una epidemia de meningitis que mató a 11.000 personas. Los médicos de la corporación se situaron junto a un centro de Médicos sin Fonteras pero, a diferencia de ellos, trataron a los niños con fármacos experimentales, sin efectividad ni seguridad demostrada. 200 niños fueron captados. Once murieron y muchos sufrieron efectos secundarios muy graves. Pfizer levantó su centro de operaciones dos semanas después y se fueron tal como habían llegado, sin dar explicación ninguna sobre su experimentación. Pfizer se ha defendido desde el momento de la demanda diciendo que el estudio llevado a cabo en Kano (Nigeria), hace trece años con Trovan era seguro y cumplía con los estándares éticos internacionales. El gobierno Nigeriano desmintió la versión de la multinacional tras convocar un panel de expertos. La demanda del gobierno nigeriano contra Pfizer en mayo de 2007 es una acontecimiento sin precedentes, en cuando a un país en vías de desarrollo abre un proceso criminal contra una faramacéutica. También lo llevó a la vía civil para reclamar más de dos mil millones de dólares en indemnización. De estos la farmacéutica está dispuesta a pagar 55 a los familiares. El “cobayismo” debería ser un delito de lesa humanidad.

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