EEUU y Francia no hablarán con Hamás si no deja las armas

Clinton se lo deja claro a Hamás

Tras las declaraciones de Tony Blair -reconvertido ahora en voz de la lí­nea oficial de la Casa Blanca en su calidad de representante del Cuarteto de Oriente Medio, formado por los EEUU, la ONU, la UE y Rusia- en las que abogaba por incorporar a Hamás a las negociaciones de paz, ahora la máxima responsable de la diplomacia norteamericana, Hillary Clinton ha matizado y ha declarado que EEUU no dialogará con Hamás mientras que los islamistas no acepten el proceso de paz palestino-israelí­.

Estas declaraciones se roducen en el marco de la visita a Washington del ministro francés de Asuntos Exteriores, Bernard Kouchner, en la que los dos responsables de exteriores trataron "varios asuntos muy, muy difíciles y desafiantes que afronta la comunidad internacional", en palabras del portavoz adjunto del Departamento de Estado, Robert Wood. Además de Gaza, la incorporación de Francia a la estructura militar de la OTAN, el envío de tropas francesas a Afganistán o los intereses comunes en el conflicto de Darfur fueron objeto de discusión. Por Washington han ido desfilando varios ministros de exteriores europeos en los últimos días: Kouchner ha sido el tercero en ir a presentar sus respetos, tras la visita el lunes del británico David Miliband, y posteriormente con el alemán, Frank-Walter Steinmeier.Al acabar la reunión en el Departamento de Estado, Clinton y Kouchner dieron una rueda de prensa donde dejaron claras las condiciones para reconocer a Hamás –ahora mismo considerado oficialmente un grupo terrorista por EEUU y la UE- como interlocutor válido. Kouchner explicó que Francia podrá hablar con Hamás cuando éstos "acepten el proceso de paz y la firma de la Organización para la Liberación Palestina (OLP) en los documentos palestino-israelíes y principalmente la iniciativa árabe". Y Clinton dejó claro que "no negociaremos de ninguna manera con Hamás ni les reconoceremos hasta que no renuncien a la violencia, reconozcan a Israel y accedan a acatar los acuerdos previos entre la OLP y las autoridades palestinas".La OLP fue creada en 1964 bajo los auspicios del presidente egipcio Nasser, por la unión de distintos grupos palestinos –desde los nacionalistas de Al Fatah a otros de tendencia izquierdista y marxista-leninista como el Frente Popular para la Liberación de Palestina y su escisión, el Frente Democrático-. Durante décadas la OLP –liderada por la figura de Yasser Arafat- fue considerada a todos los efectos el gobierno en el exilio del pueblo palestino. Pero si bien la OLP nació con el objetivo de la destrucción del Estado de Israel y la recuperación de toda Palestina, su posición fue variando hasta defender un Estado Palestino y otro hebreo. En 1993, en el marco de los acuerdos de Oslo, Arafat reconoció la existencia del Estado de Israel y viceversa. Esto provocó que algunos grupos palestinos, entre ellos hamás o la Yihad Islámica, no llegaran nunca a integrarse nunca en la OLP. Tras los sucesos de junio de 2007, en los que Hamás expulsó a la Autoridad Nacional Palestina de Al Fatah de Gaza, las relaciones Hamás-OLP están totalmente rotas.Si bien la política exterior norteamericana busca –en la actual situación- imponer un gobierno de unidad nacional Fatah-Hamás en Gaza, como medio de recuperar influencia y capacidad de intervención en la franja, EEUU no se olvida de los intereses fundamentales de su gendarme en la región, Israel. Pero Hamás, que ha salido reforzada políticamente -tras la criminal ofensiva contra Gaza que el gobierno Olmert dijo dirigir contra la misma- no parece de entrada muy dispuesta a aceptar las condiciones del Departamento de Estado. La exigencia del presidente de la ANP, Mahmoud Abbas, de que Hamás aceptara el magisterio de la OLP, fue contestada por Hamás en términos muy duros.Las negociaciones interpalestinas parecen seguir el mismo “tira y afloja” que caracteriza a los acercamientos entre EEUU e Irán, donde se alternan las palabras de ofrecimiento y receptividad con las muestras de firmeza, mostrando los límites rígidos que Washington no quiere sobrepasar. Los avances que se ciertamente producen –tanto en el terreno Fatah-Hamás como en el Washington-Teherán- parecen estar todavía en medio de una incierta zozobra que amenaza con que todo se eche a perder. Una tarea dura para la “diplomacia inteligente” de Clinton

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