La visita ocurre tras la peor ola de violencia en muchos meses.

Clinton en Irak por sorpresa

La situación en Irak parecí­a evolucionar hacia una paulatina extinción del incendio. La estrategia norteamericana de generar de forma industrial batallones cipayos del ejército y la policí­a iraquí­ estaban ayudando de forma efectiva a las fuerzas de ocupación norteamericanas a controlar la insurgencia, y a que el número de atentados disminuyera. Pero la última ola de violencia -la más grave en muchos meses- , que causado 150 muertos, amenaza con que las arenas movedizas se coman de nuevo todo el terreno drenado al cenagal. Coincidiendo con esta coyuntura, la Secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, ha visitado por sorpresa el paí­s árabe.

La caacidad de las fuerzas de seguridad iraquíes ha quedado en entredicho después de que el viernes pasado murieran 60 personas y 125 resultaran heridas en un terrible atentado a las puertas de laKadhimiya, uno de los principales santuarios chiíes de Bagdad, en el que dos mujeres suicida detonaron bolsas repletas de explosivos. Sólo en dos días un centenar y medio de personas han sido masacradas en varios atentados. El brutal rebrote de la violencia sectaria ha creado pesimistas expectativas de lo que puede pasar en Irak cuando se retiren las tropas norteamericanas.Por eso, la secretaria de Estado ha hecho especial hincapié en que a pesar de todo Irak está “en el camino correcto”, y ha arremetido contra las declaraciones del líder supremo de la revolución iraní, el ayatolá Jamenei. El líder máximo de la confesión chíi ha acusado a Washington de estar detrás de la ola de atentados contra lugares santos, ya que la mayoría de los fallecidos en los atentados eran peregrinos iraníes y Teherán ha decidido cerrar temporalmente sus fronteras con Irak. "Las manos y la mentes malvadas que han creado este terrorismo ciego e incontrolable en Irak deben saber que este fuego se les volverá en contra", dijo el ayatolá.Las contradictorias relaciones entre Washington y Teherán atraviesan ahora un momento tenso, y Clinton ha calificado de “decepcionantes” las declaraciones de Jamenei. La situación diplomática –que ha cambiado de tono tras la llegada de Obama a la Casa Blanca- ha experimentado una trayectoria zigzageante, con momentos álgidos –como la reciente asistencia de Irán a la conferencia sobre Afganistán, a la que acudió invitado por EEUU- y momentos tensos como el actual. La persistencia de Irán en su programa nuclear o la denuncia radical de Israel en el foro de la ONU contra el racismo también han contribuido a azuzar el ambiente. Obama y Clinton han lanzado la consigna de que hay que seguir conversando pero “sin hacerse ilusiones”.Sin embargo, aunque para Washington es imprescindible impedir que el programa nuclear iraní se dote de un arma atómica o que la seguridad del gendarme israelí se vea comprometida, también es de suma importancia lograr la cooperación de Teherán –o cuanto menos su neutralidad o pasividad- para acometer la retirada iraquí y el refuerzo afgano sin más sobresaltos.

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