Ciudadanos basó su campaña electoral del 10-N en prometer que esta vez no bloquearían sino que facilitarían la gobernabilidad apoyando la opción de gobierno que saliera de las urnas. Sin embargo, por ahora rechazan apoyar la investidura, ni siquiera de manera indirecta con la abstención, de la única opción de gobierno que hay sobre la mesa.
Su portavoz en el Congreso, Inés Arrimadas, ha reconocido haber recibido una llamada del gobierno para hablar de la investidura, aunque siguen sin moverse del no, porque dicen que la apuesta del gobierno es “clarísima” y pasa por recabar el “apoyo de ERC”. “Con ERC llevan mucho tiempo negociando. A nosotros nos dejan un poco para el final”, apostilla Arrimadas en su entrevista de La Cope.
Mientras, desde el PSOE, el secretario de organización y ministro José Luis Ábalos, asegura que el PSOE no tira la toalla con Ciudadanos, “seguiremos apelando a que hagan posible la gobernabilidad y cumplan su compromiso electoral de no bloquear”.
La dirección de Ciudadanos, ya sin Albert Rivera, dimitido como presidente de su partido y de la política tras el hundimiento del 10-N, tiene ante sí dos opciones.
O permitir la investidura, con un sí explícito o mediante la abstención; sacando enseñanzas de cómo han sacrificado a Ciudadanos para hacer crecer a la derecha, cuando tenía en sus manos jugar un papel central en la formación de gobiernos de progreso.
O incumplir su promesa electoral y alinearse con PP y Vox, representantes de la opción más favorable a un “gobierno de los recortes” y antagónicos con sus principios de regeneración democrática. Y seguir recorriendo un camino por el que les han empujado al borde del abismo. Un camino que ya hemos conocido con otras fuerzas como UpyD.
Ciudadanos tiene ante sí una nueva oportunidad inmejorable para desmarcarse de la toxicidad de quienes quieren seguir creciendo a costa suya, y sentar las bases para recuperar otro camino, el de su propia recomposición y recuperación.
De lo que decidan ahora no solo depende en gran medida el gobierno de progreso, que salga y con qué apoyos sale; sino su propio destino.
En sus manos está que se cumplan dos de los elementos más representativos de su campaña, evitar el bloqueo y una nueva repetición de elecciones; y convertir en irrelevante a ERC y por lo tanto el apoyo independentista a la investidura. No pueden engañarse los actuales dirigentes de Ciudadanos, ellos pueden impedirlo y si no lo hacen serán responsables de su decisión.