Little Secret Film

Cine desnudo

El pasado 1 de febrero se puso en marcha en la red Little Secret Film. Una alternativa independiente que promete abrir camino

“Se hace camino al andar”, y los profesionales del cine empiezan a trotar a buen ritmo. Dentro de una amplia corriente de opinión, Little Secret Film se propone desnudar el cine, presentarse ante los espectadores así, como George Méliès lo trajo al mundo. En su página web se recoge el decálogo que define la naturaleza del proyecto y las características de las películas que forman parte de él. Un llamamiento a toda la comunidad cinematográfica a soltar los fardos más pesados y pensar el cine de otra manera. Sus promotores dicen que es “un acto de amor”… y de inteligente estrategia. No nace “contra”, sino “por”.

Pablo Maqueda director de cine y guionista, es uno de los profesionales que ha contribuido a poner en marcha Little Secret Film.

¿Por qué tomáis la decisión de lanzar Little Secret Film?

La decisión nace de la pasión por el cine, como un acto de amor al séptimo arte, lo que nos hace levantarnos y trabajar cada día. Fruto de muchas reflexiones, que luego fueron plasmadas en el decálogo, como el secretismo de un rodaje sin ningún tipo de comunicación a prensa, que forma parte de la magia del cine, de ir a una sala sin saber absolutamente nada, en un tiempo en el se sabe demasiado de cualquier estreno cinematográfico, incluso se paga por ver una película antes de su estreno.

Nace de la necesidad de aunar un movimiento en España similar al cine low-cost norteamericano, que fue un retorno al cine más simple, más básico, sin grandes presupuestos pero con grandes historias y emociones detrás de las películas, como hacía John Cassavetes. Esto es lo que ha traído la generación de cineastas que estrenan sus películas en Internet, que graban con pocos medios. Ha dado un escaparate que permite un modelo de producción mucho más centrado en Internet, como Little Secret Film.

Estamos muy contentos con la respuesta de público, retuiteando y reproduciendo la idea en prensa, y también de la industria, con tantos profesionales que se han sumado a la iniciativa, tanto realizando sus películas como colaborando en otras como equipo técnico y artístico.

En el aspecto de la financiación, que es una de las principales dificultades en la producción cinematográfica, ¿se trata de demostrar que se puede hacer buen cine desde la más absoluta independencia económica?

Por supuesto. Primero dejar claro que Little Secret Film no aboga por la cultura libre y el todo gratis, porque todos nosotros, los profesionales que han apoyado la idea, trabajamos en la industria del cine en todas sus vertientes, desde la producción a la distribución y el marketing. Es el modo en el que abogamos por un modelo de negocio para la industria cinematográfica.«Se puede hacer buen cine con pocos medios»

Si que es verdad que la financiación no está pasando por su mejor momento. La etapa de desarrollo de un largometraje es de tres a cinco años, por preventas, compras internacionales, cadenas de televisión, financiación por patrocinio, subvenciones… Little Secret Film lo que pretende es ser una bocanada de aire fresco para decir que se puede hacer buen cine y emocionar al espectador con pocos medios, un buen equipo de profesionales y un casting que emocione. Es la razón por la que existe el punto del decálogo que habla de diálogos sin guión, para retomar la magia del hiperrealismo ante la cámara, desde unas dinámicas estrictas que marca el realizador, pero que haya una historia que emocione al espectador mediante muy poco.

En el aspecto creativo, ¿qué papel juegan las condiciones de igualdad que exige el manifiesto?, ¿y la improvisación?

Little Secret Film no pretender condicionar a ningún realizador temáticamente, porque como veréis mañana (viernes 1 de febrero) en el estreno colectivo online, entre los quince largometrajes hay una gran variedad creativa de géneros, desde la comedia desenfadada, al thriller, al terror o al documental musical. Sí que es cierto que es un modelo de producción muy arriesgado, porque rodar un largometraje en 24 horas es una apuesta muy arriesgada. Lo que se vea en pantalla depende de la pericia y la profesionalidad del equipo que hay detrás.

Pero es cierto que ir tan libremente al rodaje depende de la preparación. Mi largometraje se basa en una historia sobre la generación videoblogger, las mujeres con blogs, una fábula que parte del vídeo más visto en youtube, y para llegar a donde llegamos la película se rodó en estudio, con un plan de rodaje de 21 horas, y los ensayos con Rocío León, que es la protagonista e interpreta multitud de papeles en la película, duraron dos meses muy intensos. El día de rodaje no hubo nada abierto a la improvisación que pudiera salir mal. La única improvisación era la de ella ante la cámara, lo demás estaba perfectamente milimetrado y el equipo sabía todo lo que iba a ver. La ayudante de dirección marcó un plan de rodaje que se respetó al máximo, comenzamos a las 19h y acabamos a las 16h, 21 horas ininterrumpidas.

Depende del equipo de profesionales que haya detrás. Un director de fotografía que ilumine rápidamente, un equipo de producción que sea capaz de ponerse contra las cuerdas… por eso es una propuesta arriesgada que quizás depende del tipo de proyecto. Hay proyectos más ficticios que buscan un look más cinematográfico, más cercano al 35mm que en un rodaje tan cercano a las 24 horas pueda verse coartado, porque no puedes tirar tantos planos. Pero depende de la magia de lo que se vea. Little Secret Film ofrece un modelo de producción en el que el espectador va a ver cine en estado puro y un equipo tenso para que la película salga en ese timing.

¿Es internet un camino realmente con capacidad de romper el dogal de las majors norteamericanas y grandes productoras?

Sí. Internet lo bueno y malo que tiene es que es un campo virgen en el que se puede experimentar con mucha libertad, se puede fallar con mucha rapidez pero también se puede generar proyectos de innovación y sorprender a los espectadores. Y lo más importante, aunar una comunidad de fans que en el futuro puedan soportar tu obra económicamente. Lo que es evidente es que estamos en un proceso de cambio, en el que el espectador se está adaptando a plataformas como Filmin, que cada vez ganan más adeptos. Al espectador le encanta consumir cine en Internet. Pero poco a poco tenemos que conseguir que el cine en Internet pueda monetizarse, haya un modelo de negocio más afín a los tiempos que corren, y pueda configurarse una respuesta a las majors, no desde la rivalidad, sino como plataforma alternativa para distribuir y consumir cine, que es lo que quiere el espectador.

El circuito de salas es muy importante. No creo que ningún realizador niegue en su vida el circuito de salas por mucho que abrace la red en sus primeros trabajos. Pero es cierto que hoy en día ambos campos pueden convivir muy bien porque son paralelos, ambos ofrecen lo mismo, uno digital y el otro basado en la experiencia de reunirse en una sala de cine junto con otros espectadores y disfrutar de una pantalla grande.«El que el espectador va a ver cine en estado puro»

¿Por qué distribuirlas gratuitamente y no buscar fórmulas de crowdfounding?

El futuro de la financiación cinematográfica en Internet, que no se basa en las ventas de cine tradicionales, se está experimentando, y el crowdfounding es un sistema muy importante basado en una distribución mucho más popular, pero también es muy arriesgado porque el realizador o el productor tiene que tener una comunidad de fans que soporte esa obra. En ocasiones si no tienes esa comunidad preparada para llamar a su puerta y pedirle dinero, se puede convertir en una especie de mendicidad del siglo XXI. Las propuestas que han triunfado son las de productores más mediáticos con una gran comunidad de seguidores, que no han tenido la necesidad de pedir dinero durante tres meses, simplemente han puesto en sus manos una gran idea y la comunidad la ha soportado. Yo no veo el crowdfounding tan importante, más bien creo que el futuro de la financiación está en el patrocinio tradicional de marcas, que es algo que en base al presupuesto de cada producto se puede soportar con un patrocinio tradicional sin pervertir la obra. Las marcas y los realizadores buscan lo mismo, que es generar un impacto llegando al espectador. El realizador tiene la materia prima y la marca la financiación. Aunar ambas posiciones desde una perspectiva atractiva al espectador es el reto de la financiación en Internet.

¿Qué dificultades os estáis encontrando o prevés que os podéis encontrar?

No hemos observado grandes críticas desde la industria o desde los espectadores. Little Secret Film no nace como un festival, ni como un estreno colectivo, de hecho en la web se deja muy claro. Es un modelo de producción muy vivo que anima a la comunidad de realizadores y amantes del cine a llevar adelante su proyecto, por eso el manifiesto está en varios idiomas, para que la idea pueda internacionalizarse. Ponernos a pensar en cómo reaccionará la industria si la idea se convierte en algo mucho más mediático es algo que no nos preocupa ahora, porque debemos centrarnos en trabajar por comunicar la propuesta de manera efectiva y llegar a los espectadores. Little Secret Film no plantea rentabilidad económica, sino de disfrute, de llegar a cuantos más espectadores mejor, que disfruten las películas y que sientan tanto el amor por el cine como nosotros.

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