Educación

Ciénaga educativa

«La primaria se estanca». Así­ se titulaba un artí­culo publicado en El Paí­s hace una semana, en referencia a la última evaluación realizada en Educación Primaria. En él se argumenta que pese a que la situación ha mejorado en algunos aspectos, «los alumnos no son peores que los de ayer, como se empeñan en repetir algunos», inmediatamente recoge la opinión del profesor de sociologí­a de la educación de la UCM, Rafael Feito, para afirmar que «el sistema es bueno en enseñar a memorizar y repetir, algo que quizás estaba muy bien hace tiempo, pero que ya no sirve para el mundo actual». El gasto por alumno de Primaria ha pasado de 2.978€ en 2000 a 4.224€ en 2005, por lo tanto, la preocupación está desplazada a «la aplicación elaborada de lo que se aprende». ¡Y dale!

Los alumnos de Primaria se manejan con textos informativos, ero no con los literarios, distinguen la estructura morfológica, pero no comprenden su significado, conocen los conceptos matemáticos, pero no manejan los procedimientos – la resolución de problemas -. La excepción está en conocimiento del medio: puntúan alto en aplicación y análisis pero no en conocimiento y comprensión. La curva de resultados quedaría en una especie de “estancamiento” general, con mejoría en matemáticas y conocimiento del medio. En esto de la educación pasa como con el dicho popular “señala la luna con el dedo, que el tonto mirará el dedo”, claro, aquí tonto, lo que se dice tonto, que vale lo mismo que decir inocente, no hay nadie. Y menos si se utilizan palabras tales como “estancamiento” cuando se señala una ciénaga. Y no es que no se haya denunciado hasta la saciedad por parte de centenares de profesionales – siendo respaldada la denuncia por miles -, que el actual sistema educativo es una especie de Pepe Gotera y Otilio planificado; como una cuadrilla de mudanzas criminal que vienen a traerte unos muebles a casa; cuando se van no han quedado sanos ni los que habían. Como dice Ricardo Moreno en su libro “Panfleto Antipedagógico”: “Las cosas que hay en una habitación son algo distinto del orden en el cual están colocadas, cierto, pero sería absurdo proponerse ordenar las cosas de una habitación donde no hay cosas que ordenar” ¿Por qué entonces se saca la conclusión contraria y se persiste en la dinámica de “enseñar a filosofar” y no “enseñar filosofía”? El dato más significativo es el del conocimiento del medio, donde la relación es inversa, ¿por qué? Es de suponer que esta materia es en la que se imparten conocimientos y se educa en procedimientos mucho más cercanos a la realidad que en el resto, que en lengua o matemáticas, por hablar de las generalistas. Es decir, aquella que tiene una relación más directa con el conocimiento objetivo de la realidad. En ella los resultados dicen que no se comprenden los conceptos, pero que sí se sabe aplicarlos… 246 puntos en conocimiento y comprensión, frente a 256 en aplicación y análisis. ¿Alguien se imagina a un médico que no conoce una enfermedad, ni comprende cómo actúa, siendo eficaz en curarla?Por último el artículo ofrece la conclusión de que las expectativas escolares de los alumnos determinan sus resultados; aquellos que aspiran a estudios universitarios obtienen mejores que los que solo aspiran a los obligatorios. Y aunque contempla la influencia de los resultados escolares mismos y del “contexto socioeconómico y cultural”, considera que ya se dan las claves de cómo amortiguar eso. El problema, por lo tanto, es la “cultura de las altas expectativas”. Como si lo que un profesor a la familia esperara de su hijo debiera entenderse como un microcosmos al margen de la realidad social del país y de las expectativas que tienen para el conjunto, y cada una de las partes, quienes diseñan los planes educativos. De eso no se habla.

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